Susan Evans
Después de lo que ocurrió, Mary había decidido cerrar por un tiempo el restaurante y tuve que adelantar mi mudanza dos días antes, Damian me ayudo al traspaso de los pocos muebles que habían en el cuarto.
- ¿Qué te parece? -dije al llevar a mi nuevo departamento.-
- ¿Segura que no quieres que te compre uno? -lo miré,- Ya entendía, no puedes comprar el amor de una persona, es mejor demostrarlo.
- Me alegra saber que lo recuerdes -dije mientras me dirigía a la cocina,- ¿Si te gusta?
- Para mi no creo que sea el mejor, pero tu pareces emocionada, aunque esta más lejos del hospital.
- Solo son quince minutos caminando, puedo con eso, mi padre esta emocionado de estar aquí -dije y puse la maleta en el piso,- La de ahí será mi habitación y mi padre ocupará la del otro extremo.
- ¿Y se escucha mucho lo que haces en tu habitación? -preguntó Damian,- Hay que provar, quedáte en tu habitación -el salió,- ¿Me escuchas?
- Si, es muy claro -dije sonriendo.-
- Alce la voz más de lo normal y se escuchó, hay que tener cuidado cuando venga a visitarte.
- No tendremos cuidado, porque no haremos nada aquí, ya habíamos hablado de eso.
- Bueno, te recuerdo que me dejaste sin hacerlo por casi tres semanas y ayer apenas tuvimos oportunidad de hacerlo, ¿Quieres estrenar tu habitación? -susurro cerca de mi.-
- Me gustaría, pero en un rato viene la dueña del departamento y no quiero que cambie de opinión.
- Esta bien, ¿Hoy te quedarás en mi departamento?
- Si, faltan dos días para que llegue mi padre, hoy me quedaré contigo y mañana regreso -el asintió,- ¡Oh no!, es el hospital, nos quieren.
- Pero dijiste que entrarías el Lunes.
- Bueno, no quiero que me despidan así que le pedí a la doctora Jill que me metiera a su servicio, además ya me recuperé.
Aunque tomó un poco de tiempo convencer a Damian, el accedió y nos dirigimos al hospital, al llegar entre junto a Damian.
- Damian -dijo Sebastia y luego me miró,- Susan, ¿Has regresado para que te chequen?
- No, regrese a trabajar.
- Bien, pues hubo un incendio en los edicificios del hotel Villa, hubo aproximadamente quince heridos -dijo mientras los dos lo seguíamos,- Susan ve con la doctora Jill, ella tiene pacientes con quemaduras de primer y segundo grado, Damian os llego un paciente con quemaduras de tercer grado.
Damian me miró,- Esperaré hasta que termines, si terminas antes no te vayas -asentí y me aleje de el.-
- Doctora Jill estoy aquí.
- Perfecto Evans, atiende al paciente de la camilla dos.
Me dirigí a la camilla dos,- Soy la doctora Evans -me acerqué,- Su nombre es... Edward Willson, perfecto, dejeme ver las heridas.
Sus manos estaban con quemaduras.
- Doctora, trajeron a mi esposa, es Lily, ¿Sabe donde esta?
- No, pero terminando con usted la iré a buscar -el asintió,- Antes de empezar lo checare, inhalar el humo del incendió pudo causarle algún otro daño, ¿Tiene alguna molestía en los ojos?, puede ser ardor, tal vez los siente llorosos.
- Siento un poco de ardor, pero no tanto, no estuve expuesto como mi esposa.
- Tranquilo, solo dejeme checarlo.
Tarde una hora y media en curar sus quemaduras en las manos y en los brazos.
- Listo, lo mejor será que se quedé aquí, a menos hasta que el ardor de las quemaduras comience a disminuir y dependerá de cuánto mejore.
- Por favor no olvide a mi esposa, es Lily Willson, ella cambió su apellido cuando nos casamos.
- Bien, la buscaré, pero no se mueva de aquí.
Me alejé de su camilla.
- Doctora Jill, ¿Sabe algo acerca de Lily Willson?, es que mi paciente...
- Tenemos muchos pacientes que se estan atendiendo y no tengo tiempo para ponerme a buscar, ahora ve con la docto Heigl.
Miré a lo lejos a mi paciente, el estaba aún en la camilla,- Allison, cuida al paciente de la camilla dos, tengo que ir con la doctora Heigl.
- Si, claro.
Agradecía por primera vez tener internos, me dirigí con Lauren, al llegar ella estaba atendiendo a una mujer.
- Doctora Evans, haremos una cirugía, así que la necesito en el quirófano.
- Pero yo he estado aquí desde que llegue -dijo Margaret.-
- ¿Te pregunté?, ahora hay que llevarla a quirófano.
Al dirigirnos al quirófano, comenzamos a lavarnos.
- Doctora Heigl, ¿Sabe el nombre de la paciente? -pregunté.-
- Si, es Sara... mentira Lily Willson.
- ¡No puede ser!
- ¿La conoce?
- No, solo que atendí a su esposo y me pregunto por ella -Lauren no me contensto,- ¿Esta enojada conmigo?