Damian Anderson
Por primera vez teníamos la mañana tranquila, sin ir al hospital, quedarnos en casa por dos horas o tres.
Nos encontrabamos en mi departamento, Susan seguía dormida y yo estaba abrazandola, era una de las sensaciones que nunca me había tomado el tiempo de gozar, debí dormir otras dos horas, pero no importó, porque estaba ella y no me sentía solo.
- Dam, ya es tarde -dijo Susan mientras se volteaba y volvía a acurrucarese para abrazarla.-
- Lo se, pero hay que quedarnos así todo el día, no siempre tenemos oportunidad.
- Deberíamos aprovechar para tener todo el sexo que quisieramos, pero estamos dormidos -susurro apunto de volver a dormir.-
- Tenemos una vida entera para tener sexo, pero pocas veces podremos pasar el día sin hacer nada.
- Mucha razón.
Ella se quedó en silencio mientras yo seguía pensando en todo lo que mi mente se imaginaba cada que Susan evitaba la plática de su vida antes de venirse al hospital.
Lauren insistía en que parará de presionarla, si ella quería me contaría todo, pero si ella se negaba no podía obligarla.
- Hay que comer -dijo abriendo los ojos,- ¿Estas despiertó?
- Si, es que me cansé de estar dormido -ella sonrió,- Pero tu puedes seguir dormida que no me despegaré de ti.
- Me agrada, pero tampoco podemos quedarnos sin comer, ¿Quedo de lo que comimos ayer? -dijo mientras se levantaba.-
- Si, lo deje dentro del refrigerador -dije ahora levantandome.-
Caminamos hasta la cocina y sacamos la lasaña y la ensalada de manzana que quedaba.
- Ayer traje rollitos de pollo -dijo Susan aún buscando.-
- Fueron pechugas de pollo rellenas no rollitos -le recordé.-
- Increíble, ahora serás chef, lo encontre.
Al terminar llevamos los platos a la sala, eran pocas las veces que comía aquí, pero desde que Susan esta aquí he comenzado a comprar más cosas para comer, aunque a veces ella prepara y lo trae.
- ¿Entonces crees que Lauren este embarazada? -pregunté.-
- No lo se, es que la vez pasada comenzó a sentirse atraída por todo tipo de comidas, después vomitó como tres veces, si te preguntas como lo se, paso en el quirófano, luego cuando estabamos con un paciente ella corrió al baño y cuando estabamos en cafetería busco un bote y paso.
- Tal vez le esta preparando una sorpresa a Sebastia.
- ¿Ellos estan casados?
- Solo por el civil, no querían estar en una iglesia llena de personas -Susana sintió,- Por eso creo que harán una cena y nos dirá que esta embarazada y nosotros fingiremos que fue una sorpresa.
- Lauren será una gran madre, se preocupa mucho cuando atiende a los niños.
- ¿Y tú?
- Yo no sería una buena madre -dijo mientras le daba un sorbo a su vaso con agua,- No niego que quiero tener hijos, pero cuando oigo a las mujeres gritar en el parto cambió de opinión -sonreí.-
- Todos dicen que es un regalo de la vida y no lo niego -dije,- Pero solo es un regalo de la vida cuando ves a los padres felices, diciendo que harán cuando lleguen y como festejaran, sin embargo, cuando se trata de un bebé que no fue planeado es todo lo contrario.
- Papá deseaba tener una hija -miré a Susan,- Pero mamá no y cuando se embarazó, mi papá insistió que lo tuviera.
- ¿Hablas de ti?
- No, antes de mi quedó embarazada, pero mi madre no quería tenerlo y siguió haciendo las cosas normal, hasta que tuvo un aborto, por suerte no paso lo mismo conmigo, estuve en riesgo, pero papá esta vez la convenció y fue como nací.
- ¿Por qué no hablas de tu mamá?
- No tengo los mejores recuerdos de ella -asentí,- Era difícil, dura, nunca demostraba que me quería, aunque yo siempre la buscaba -dijo y respiró intentando controlar las lágrimas que se aproximaban a salir,- Ella solo me cargo dos veces según papá, pero desde ahí jamas recibí un abrazó de mi mamá y mi papá me enseñó todo lo contrario, el me abrazaba y me quería mucho, pero no llenaba el espacio que me hacia falta.
- ¿Te dejó con tu papá?
- No -me miró,- Sigue siendo difícil-
No volví a insistir,- Estoy haciendo una mejora en una de mis técnicas para la cirugía -dije.-
- ¿ Y cómo vas?
- Creo que pronto la acabaré, si eso pasa te llamaré para que seas la primera en aprenderlo -ella asintió,- Claro, si quieres esa especialidad.
- Aún estoy pensando, quiero estar en neuro, pero también Lauren hace hasta lo imposible para que me quedé con ella.
- Bueno, es tu decisión, pero recuerda que yo soy tu novio -ella comenzó a reír.-
- ¿Estás trando de que me quedé en neuro?
- Puede ser, serías una gran cirujana y puedo enseñarte lo que se, no me importaría si llegas a ser mejor que yo.