Inconclusos

5 | No debimos reírnos de su dibujo.

Jamie

Los mismos chicos que ayer compartían la estación de policía con nosotros yacían de pie, mirándonos. Era lógico volver a verlos, por alguna razón ayer ellos testificaron. ¿De dónde conocieron a Regi? No siento haberlos visto antes.

—Eh... hola —vaya, hasta pensé que no hablaban. El chico pelirrojo de lindas facciones se aclaró la garganta y desvió la mirada.

Ciara, Asher y yo nos vimos los rostros. La atmósfera en el lugar se había vuelto incómoda y silenciosa, eso es lo que pasa cuando te quedas a solas con un par de desconocidos.

Dirigí mi mirada a ambos; el chico está usando una camisa azul de manga larga junto con unos casuales pantalones de mezclilla; una hoja de papel yace entre sus manos y la menea entre sus dedos. La chica, portando una blusa roja con estampado de manzanas, estaba recargada en la pared con los brazos cruzados. Al notar mi mirada, me miró de abajo a arriba y siguió inexpresiva.

—Okaay —murmuré alzando una ceja. Mejor ignoro eso.

—¡Chicos! Qué bueno que vienen —el Capitán McCall reapareció y se dirigió al par de raritos—. Esperen. ¿Por qué vienen?

Fruncí el ceño. ¿Él no sabe por qué están aquí?

—Usted nos mandó un mensaje —se excusó el chico.

—¿Mensaje? Yo no les envié ningún mensaje.

—¿No fue usted? —insistió, empiezo a creer que la chica es muda.

—No, Daniel —el capitán le tentó el hombro amigablemente, algo pensativo.

—Fui yo.

Todos, incluyéndome, giramos los rostros hacia el dueño de esa voz. Nada más ni nada menos que un adolescente de cabello oscuro y lentes, con una laptop en manos que nos miraba a todos con una sonrisa de superioridad.

—¿Tyler? Te he dicho que no andes picando mis cosas —el Capitán resopló en dirección al chico, quien puso los ojos en blanco ante su reclamo.

Estoy muy confundida.

—¿Quién es él? —se atrevió a preguntar el pelirrojo cuyo nombre ahora sé que es "Daniel".

—Mi sobrino, mi maleducado sobrino —le arrebató la laptop de las manos mientras decía eso.

—¡Hey! Tú me dijiste que los trajera —se excusó él, acomodándose los lentes.

—¡Pero avísales, por lo menos!

—¡Les avisé! Tú no podrías haberles enviado un SMS —se cruzó de brazos.

—¿Un qué?

—¡Exacto!

Un ruido extraño brotó de la garganta de Asher, el muy menso se estaba aguantando las carcajadas. Tuve que evitar eso, dándole un codazo como el de ayer.

—¡Respeta! —siseé en voz baja mientras él soltaba un quejido a mis espaldas.

—Como sea —el oficial parpadeó repetidas veces, cambiando de tema—. Dani, Penny; ellos son Ciara, Asher y Jamie —nos señaló a cada uno—. Chicos, ellos son Dani y Penny.

—¡Ho-hola! —mi amiga dió un paso al frente y extendió su mano hacia Dani—. Soy Ci-Ciara.

Hablaba casi sin aire y los ojos le brillaban mientras lo miraba. Alcé una ceja y sonreí, creo que la perdimos.

—Hola, bonita. Soy Dani —estrechó su mano con voz coqueta y yo no podía estar más sorprendida. Todos nos quedamos viendo, hasta el Capitán.

—¿Qué son de Regi? —preguntó sin filtro el descarado de Asher, interrumpiendo completamente su momento. Casi le doy otro golpe, lo juro.

—Íbamos en su escuela, estuvimos en su fiesta —explicó Dani, aún sin soltar la mano de Ciara. Al principio lo único que me interesó fue lo último, pero al analizar lo que dijo, me alteré.

—¿Estuvieron en su fiesta? —repetí, asombrada. ¿Por qué no los recuerdo ni un poco?

—¿Ustedes estuvieron en su fiesta? —refutó él, frunciendo levemente el entrecejo en mi dirección. Bueno, tampoco nos recuerda. Al parecer es mutuo.

—Sí, duh —siguió Asher, obvio—. Por eso vinimos a testificar.

—Todos vinieron a lo mismo, de hecho —acompletó el Capitán—. ¿Trajeron lo que les pedí, chicos? —Dani asintió, entregándole la hoja de papel que llevaba sosteniendo desde hace rato. Él la tomó y asintió levemente—. Nada mal para un chiquillo de siete años.

Asher y yo nos vimos mutuamente con extrañeza.

—¿Qué hay en ese papel? —se animó a cuestionar.

—Oh, bueno, Penny y Dani tuvieron la suerte de ver al asesino —explicó el Capitán.

¿Suerte? ¡Yo más bien digo que desgracia!

—¿Tomaron una foto? —inquerí, lo bastante curiosa como para querer arrebatársela de las manos.

—Mejor aún, ¡un dibujo! —exclamó Dani con orgullo. Mi expresión de emoción cambió drásticamente por una de confusión.

—¿Un dibujo?

—Sí, miren —el Capitán nos mostró la otra cara de la dichosa hoja de papel. Efectivamente, ahí había sólo un dibujo de un auto rojo y un tipo con lentes oscuros parado al lado. Tenía razón, nada mal. Pero eso no quitaba el hecho de que estuviera hecho con crayones y que el tipo estuviera bastante desproporcionado.

Mi mejor amigo y yo intercambiamos miradas una vez más para, luego de vernos las caras y sonreír, romper a reír al unísono sin poder contenernos ya.

Ciara sólo nos miró, atónita. Casi como si nos temiera por cómo nos reímos.

—¿Su... Su única pista es...— decía Asher casi sin respirar—... Un dibujo con crayones?

De nuevo rompimos a reír, casi me privaba, así que presioné mi abdomen antes de que doliera como el horror.

—¡No se rían! —dicho y hecho, dejamos de reír de un momento al otro al escuchar una voz nueva. Era nada más ni nada menos que la chica pelinegra a un costado de Dani. ¿Cómo se llamaba? ¿Mandy? ¿Remy? Ay, no me acuerdo—. ¿O acaso ustedes tienen algo mejor que sus dichosas testificaciones?

—Vaya, ¡Sí hablas! —agregó el sobrino del Capitán, integrándose de nuevo a la conversación y ganándose una mala mirada de parte de la chica.

—Compórtense, chicos —nos dijo la autoridad, Asher y yo aún calmábamos nuestras respiraciones.

Ay no, ¡ahora yo también soy la infantil!

Nada más infantil que su grandiosa pista.

Casi me refuerzo de la risa de nuevo por mi chiste mental, sin embargo, me contuve y aclaré mi garganta.




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