Indescriptible

CAPÍTULO 8

Aria

Pasaron días desde mi indiscreto comportamiento al escuchar la conversación de ese par de hermanos. Y aún me intrigaba saber más, quería saber de dicha joven.

Por ratos observaba a cada chica que conversaba con uno de ellos. Reconozco que es algo obsesivo, pero me es inevitable.

—Aria, ¿estás lista? —Volví a la realidad con la pregunta de Cassia.

—¿Para? —Su cálida sonrisa, me enternecía y me daba la sensación de ser regañada. 

A veces me preguntaba como hacía ella para siempre tener buen humor, yo simplemente no podía. 

—Tenemos un trabajo para mañana, te dije si querías hacerlo con nosotras. Es grupal, pero tú pediste hacerlo sola.

Había olvidado por completo ese trabajo, en estos últimos días había estado haciendo todo de forma mecánica, estaba exhausta. 

—Cass… Había olvidado por completo ese trabajo. —Si fuera ella, me dejaría de hablar.

—Lo supuse. Estás distraída estos últimos días, en dos semanas acaba el bimestre. Y estoy segura de que estás entre los 3 primeros como siempre Aria. —Sonreí ante la verdad, si era cierto que estaba bien en notas. Pero eso no quitaba el hecho que las últimas semanas estaba distraída.

—Eso espero. Nos vemos Cass.

No me entusiasmaba mucho ser la número 1, en un principio lo hacía para que mi mamá se sienta orgullosa de mí. Luego por competir con Seth, era bueno para él poder superarse a sí mismo. Ahora solo lo quiero para ingresar a una buena Universidad.

Siempre tienen beneficios los del tercio superior. 

—Nos ayudas con nuestro trabajo, hoy por la tarde. Porfaaa.

Nathan apareció al final del pasillo. Él sólo me pide ayuda cuando en verdad no se le ocurre ideas creativas. 

—Aún... —Iba a decir que no, y justo aparece su cara de perrito abandonado.

—Bien, voy en la tarde. Aunque haré el mío primero. 

—Sabes que eres la mejor, verdad. —Esa frase la decía desde que teníamos 5 años. 

—Lo sé. —Una sonrisa genuina se formó en mis labios, que se evaporo cuando vi la escena en medio de la puerta de salida.

Les ha pasado que ven una escena desagradable, y cruzan los dedos por que sea solo producto de su imaginación, o tal vez consecuencia por comer tanto azúcar. Quería creer que lo que estaba viendo era eso, una alucinación. Pero no.

Todo es real.

Parece una película.

Valeria, una chica de 4to D, muy linda, por cierto. Estaba comiéndose la boca de Leonardo, incluso estaban compartiendo saliva por más minutos de los que yo hubiera besado alguna vez.

Llevaba 3 minutos parada viéndolos y aún estaban en lo suyo.

Sentí una mirada sobre mí, sin tener que buscar de donde provenía, me encontré con una mirada seria del otro hermano.

Al instante transforme mis facciones a unas más duras e indiferentes. Cómo si lo que acababa de ver me importará un carajo.

Rodé los ojos y seguí con mi camino a casa.

Llegar a casa me tomaba menos de 15 minutos, incluido una plática con cualquiera de mis amigos. El día de hoy me tomó más de 30 minutos abrir mi puerta, dejar mi mochila y prender la tv y poner True Blood.

Se preguntarán si Leonardo es el motivo de mi estupidez momentánea. Y la respuesta en NO. No directamente al menos.

Lo que me tenía así, eran mis sentimientos y mis reacciones en este momento. Nunca había sentido esta sensación de una acidez en el paladar, como si hubiera comido limón agrio. ¿Eran celos? ¿Era decepción? ¿Desilusión? ¿Qué era lo que sentía en este momento?

No tenía respuesta alguna a eso. Era nuevo para mí, Montes fue la primera persona que despertó un poco más de atracción física en mí. Y… en 3 días no experimenté lo que todas las parejas en plena pubertad experimentan en ese proceso.

Se empezó a escuchar el sonido de mi celular.

Mamá.

—Por fin doy contigo hija —soltó preocupada.

—Acabo de llegar mamá, ¿ocurrió algo?

—No, solo llegare un poco tarde. Cuídate y ten las puertas bien cerradas princesa.

—Ma, saldré a casa de Nate, tenemos un trabajo grupal. —Tarda dos minutos en darme una respuesta.

—De acuerdo, no olvides abrigarte.

Estamos en verano aún mamá.

—Claro, cuídate también.

Eran las 5 de la tarde, ya había acabado mi trabajo, ya había preparado mi merienda. Terminé todos los pendientes.

Agarré los materiales que le llevaría a Nathan, sólo podía quedarme un par de horas, tiempo que les ayudaría con las decoraciones y la organización del informe.

***

Revise mi atuendo antes de tocar el timbre, por las dudas. Igual mi outfit siempre era el mismo. Un pantalón, una camiseta y unas zapatillas.

—¡Por fin llegó nuestra salvación! —gritó Nate al recibirme.

Todos salieron como si el repartidor de pizza hubiera tocado el timbre. Abrí mis ojos cuando todos salieron. Tom, Luis, Gabriel y Mark me alzaron para llevarme adentro.

—Ya chicos, si siguen dándome vueltas voy a vomitar. —Fui bajada inmediatamente.

—De verdad necesitamos ayuda. —No era algo que no esperase.

Exagerados, aunque pensándolo bien, falta una mujer en el grupo.

—¿Con qué empezaron? —Entrecerré los ojos sabiendo la respuesta

—Mientras ellos te esperaban, yo avance con algo. —Di un respingo sutil al escuchar esa voz.

Bien, hoy no es mi día de suerte.

Al voltear encontré con los ojos cafés que se aparecen en mis sueños, con un brillo especial.

—A…h…bi…en… —¡¡Aria reacciona!!

—¿Vienes? Para ver si todo está bien.

Estaba tanteando el terreno como si esperará que en algún momento le gritaría o mandaría a quién sabe dónde.

—Claro, revisaré. Pero ahora necesito que me digan cuál es el tema que escogieron. El trabajo se basaba en elegir un tema de la Historia Peruana en la época colonial.

—Elegimos El Primer Virreinato del Perú. —¿Por qué era el único que hablaba?



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 14.05.2024

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