Indescriptible

CAPÍTULO 16

Aria

Hoy cumplía un año más.

Un año de nuevas experiencias, nuevas lecciones, y este año era diferente. Diferente por Gregos, a él le emocionaba mi cumpleaños. Quería que fuera especial, lleno de sorpresas.

No acostumbraba a eso, en realidad, para mí era un día común.

En cambio, la mayoría de las chicas que conozco se alegraban por su “happy birthday”. Organizaban sus fiestas con varios meses de anticipación, viendo detalladamente su lista de invitados. La decoración que no podía faltar, nada infantil, ya que, podían recibir críticas para nada constructivas por parte de casi todos.

Elegían diversos piqueos y snacks, así como también las bebidas. Que, a pesar de ser menores de edad, se ingería bebidas alcohólicas. Y no podía faltar el atuendo de la festejada, resaltando sus atributos como se le apeteciera.

En mi caso, se podría decir que si había una pequeña diferencia con el resto de los días. Comía mis platillos favoritos, mientras más dulces mucho mejor. Me reunía con todos mis familiares, algunos traían regalos, otros su mera presencia.

Elegía siempre un pantalón negro con una camiseta de algún color que me gustará. Eso debido a que, cada año compraba prendas parecidas. La excepción era que, cada cumpleaños me gustaba ponerme ropa nueva.

Yo no tenía una lista detallada de invitados, usualmente era solo familia. Ni planeaba una decoración, mucho menos me tomaba el tiempo para elegir piqueos o snacks específicos. Ni que se diga de bebidas alcohólicas, eso no había ese día.

Simplemente era una comida familiar. Ese es el término adecuado para definirlo.

—Cumpleaños feliz, te deseo a ti… —Escuché la voz desde la puerta de mi habitación.

Cada año ella era la primera en saludarme, entrando con un regalo que había comprado desde unos días atrás. Amaba sentirme mimada por ella, aunque a veces su sobreprotección era un poquito sofocante. Sin embargo, cada detalle que tenía conmigo me hacía amarla mucho más de lo que ya lo hacía.

—Toma princesa. —Recibí la bolsita de regalo, seguido de un sollozo.

—Mamá no llores, me pondré a llorar contigo. —La abracé y escondí mi cabeza en su pecho.

—Es inevitable derramar algunas lágrimas. Te veo y me doy cuenta de que el tiempo ha pasado, ya no eres esa pequeña que usaba mis tacones o la que hacía berrinche por las noches. Siempre serás una bebé para mí. —Le sonreí, sabía que en estas fechas se ponía algo sentimental.

—Lo sé, y agradezco que tú seas mi mamá. Eres la mejor, ¿lo sabes?

—Obviamente, soy la mejor. —Rodé los ojos y me alejé un poco para abrir el obsequio.

—No, ábrelo en la noche.

—¿Qué hora es? —pregunté asomándome a mi mesita de noche.

—Son las 6:30am, todavía tienes tiempo para arreglarte. Por cierto, invita a Gregos a la cena familiar. —Sentía toda su atención en mí. Quería probar mi reacción.

—No creo que pueda mamá. Ya sabes, no le avise y podría interrumpir sus planes. —Traté de alejar esa idea de su cabeza mientras ella me observaba. Me sabía leer tan bien.

—Bien. Y cuando vendrá para comer juntos, sabes a lo que me refiero Aria. —Di un respingo, claro que sé qué se refiere.

—No hemos hablado de eso aún mamá. Dijiste que tenía que venir si quería salir con él, tal vez no salgamos más… —Mi sonrisa maliciosa salió a relucir.

—Hmm, lo veremos. Ya tengo que irme, no olvides cerrar todo. —Un último abrazó y salió por mi puerta.

Me ponía algo tensa hablar sobre el supuesto permiso que Gregos tiene que pedir a mi madre. Era algo que no quería, pero tenía que hacer. Eran sus reglas y por el momento no podría hacer nada al respecto. Solo esperaba que no se pusiera pesada ese día.

***

Estaba preparada mentalmente para llegar a la escuela. Suponía que me iba a esperar saludos, aunque me equivoqué. 

—Hey, llegaste temprano hoy. —Marcus despeinó mi cabello

—Si… me levanté antes hoy. —Observaba disimuladamente buscando a mi supuesto novio.

—Ya llegó la tutora —murmuró antes de alejarse.

Ese era otro tema que tenía pendiente, librarnos de las sospechas por entrar a la sala de profesores. Ese día concluimos en que averiguarían más del tema, ya que, no había pruebas contundentes que nos culpará. Afortunadamente, aún no había pruebas.

Prometí no meterme en problemas, por eso me aseguré de persuadir a Gabriel es mismo día de la charla con Santana.

Inicio del Flashback

Sabía que Gabriel podría estar en la cancha deportiva.

Él acostumbra a ir para ver jugar a los chicos del aula. Todos los días aprovechaban cada receso para una pichanguita relámpago, es ahí donde cada salón saca un equipo e incluso realizan apuestas.

Justo al inicio del receso me dirigí ahí, tenía fe que Gabriel estaba ahí. Quería pedirle, más bien de una u otra manera obligarlo a que no hablará. Él era capaz de caer en las trampas de Santana, solo por no perjudicarse él o por una buena nota.

Te dije que tal vez no estaba aquí. rodé los ojos, le dije que no era necesario que viniera.

Y yo te dije que no vinieras, puedo sola Don Juan.

Pero quiero ver en qué queda todo, para todos eres la heroína Aria. Así que quiero ayudar. Siempre conseguía algo con su cara de cordero.

Bien, pero déjame manejarlo a mí. —Asintió algo inconforme.

Busque por las gradas, y visualice a Gabriel justo al final en el quinto escalón. Comía una ¿manzana?, extraño en él ya que, siempre comía pura comida chatarra.

Me apresuré a subir las gradas, acompañada por Leonardo. Que la verdad no sé para que viniese, si se detuvo a hablar con varias chicas. Típico de él. Me acerque con sutileza a Gabriel, no quería espantarlo y supongo que ver a mi acompañante tampoco le daría confianza.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 22.05.2024

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