16. Algo que no merezco.

Evan me miraba con impaciencia, esperaba que empezara a hablar, me sentía como si estuviera en una sala de interrogatorios, pero no me habían interrogado de manera decente aún, sólo tenía una pregunta volando en el aire que no había respondido aún y que definitivamente nunca séría una pregunta digna de interrogatorios.

— Habla de una vez Abril — su voz era baja, controlada y su rostro estaba totalmente en blanco, era la mejor cara de póker que había visto en mi vida y por eso lo supe, él estaba en modo soldado y yo era el blanco al cuál disparar.

— ¡Okay! — respondí y levante las manos a modo de rendición — Hablaré, pero necesito un café o algo así.

— Podrás tomar lo que sé te de la gana cuando termines de hablar, así que deja los rodeos y empieza — suspire y asentí.

— Es que no sé por dónde empezar — él me miró de una manera tan parecida a como me miraba mi madre cuando era niña y decía "no te lo voy a repetir, Abril Leah Deveraux" así qué empecé por el principio — Llevó algunos días hablando con Marcus, me ha estado enséñando algunas cosas para ayudarte, empezando por los masajes para calmar un poco el dolor, nuestra intención era inducirte poco a poco a la terapia sin que lo notaras pero arruinaste nuestro plan, te lo agradezco.

— Entonces desde el principio todo ha sido un plan para manipularme y hacerme ir a terapia — asentí y el cerró sus ojos y pellizco el puente de su nariz con los dedos — ¿Desde cuándo estas manipulándome Abril? ¿eh? pensaste que podrías seguir engañándome con tu falso interés por ayudarme y con esa expresión de mujer que no rompe un plato ¿Lo pensaste?

Ni una sola vez gritó y eso me asustaba, era más atemorizante cuando hablaba aparentemente calmado, siempre había calma antes de una tormenta y no quería estar en medio de la tormenta, así que simplemente exploté y me convertí en parte de ella.

— ¡Mi interés no es falso! — crucé los brazos y me senté erguida, no me dejaría intimidar de él — Mi interés es genuino, mi deseo de ayudarte es real y no te atrevas a decir nuevamente lo contrario porque te sacaré los ojos ¿Entendiste?

— ¿Con que derecho vienes a amenazarme a mí? — gruño y a cambió di un grito que lo hizo saltar en su silla.

— ¡Con el maldito derecho que tiene una persona cuando la ofenden!

— ¡Desde mi punto de vista el ofendido soy yo! — el tono de su voz había subido y me tranquilizaba, era más fácil para mi hablar o bueno en este caso discutir con alguien que demostraba tener sentimientos.

— No, tu estas malinterpretando las cosas y no me has dejado terminar de hablar, así que vas a cerrar la boca ahora mismo y a escucharme o si no te juro que voy a hacer algo que odiaras — utilicé el mismo tono que él había empleado conmigo antes, serio y  frio — No te manipule en ningún momento, todo lo que he hecho hasta ahora ha sido porque quiero ayudarte, estoy aprendiendo como tratar con tu discapacidad temporal, porque eso es, una discapacidad temporal ya que tienes la opción de recuperarte y levantarte de esa silla, he hablado con Marcus sobre lo que yo puedo hacer para mejorar el estado de tus piernas y que el ingreso a terapia sea lo más agradable posible, igualmente nada de lo que yo haga puede funcionar completamente, solo sirve cómo una preparación para lo realmente importante que es la recuperación de la movilidad de tus piernas, pero para llegar a eso debes tener ayuda de un profesional y ya que casualmente ese profesional es tu hermano estábamos pensando en la mejor manera de convencerte para que aceptaras que él te tratara y en el momento que escuchaste mi conversación estábamos planteando ideas para lograrlo.

— Buscaban el modo de manipularme — resoplé y rodé los ojos.

— No Evan, no buscábamos el modo de manipularte — sentía como si hablara con un niño de cinco años — Estábamos buscando el modo de que accedieras sin tener que utilizar el juego sucio y créeme cuanto te digo que tuve muchas ideas para manipularte y aparentemente Marcus también pero no quería usar esas ideas ¿sabes por qué?

— ¿por qué? — pregunto entre dientes.

— ¡Por qué no quiero presionarte! — me levanté del sofá y cerré los ojos mientras frotaba mis cienes con los dedos — No quiero engañarte, manipularte u obligarte a asistir a terapia, quiero que lo hagas por voluntad propia, que sea tu decisión hacerlo.

Nos quedamos en silencio y yo volví a sentarme, mis manos temblaban y mi corazón palpitaba tan fuerte que sentía cómo si fuera a salirse de mi pecho.

— Lo siento — escuché que dijo suavemente y luego sentí una de sus manos tomar la mía — Todo el mundo ha intentado que haga cosas que no deseo hacer, han querido obligarme a hablar con psicólogos, que me interne en un hospital supuestamente especializado en mi tipo de lesión y traumas... Estoy cansado de que estén hablando siempre a mis espaldas, decidiendo por mí, sin preguntar si acaso quiero hacerlo.

— Nunca he tenido la intención de obligarte, he estado tentada a hacerlo, varias veces de hecho — miré sus ojos y puse la otra mano sobre la de él — Pero no lo he hecho y no lo haré, porque hay otras opciones y quería buscarlas antes de decirte algo, en serio quiero ayudarte y que aceptes ir a terapia, que quieras ir y que tengas ganas de caminar nuevamente y lo que más deseo es que tú mismo tomes la decisión de darte una oportunidad, de perdonarte.

— ¿En verdad quieres todo eso? — asentí y apreté su mano entre las mías — Estoy roto Abril, es difícil hacer lo correcto cuando estas roto porque todo parece ser demasiado, todo se ve como algo que no merezco.

— Entiendo que te sientas así, en parte lo entiendo porque no sé toda la historia, tu historia — sonreí un poco 
— Y a pesar de no conocerla puedo asegurarte que mereces esta oportunidad que la vida está dándote, sólo debes dejar de llorar cómo un bebé y superarlo.

— ¿Y cómo haré eso? — me miró y sé mordió un pedazo de su labio inferior — ¿Como voy a superarlo si cada que vez que cierro los ojos todo vuelve a mí?