Capítulo 7

Narra Alai.

Me detuve en la puerta de su habitación. Respiré profundo varias veces y cerré los ojos para calmarme. Benja estaba detrás de mi, con sus manos sobre mis hombros, entré y sentí como el mundo se me caía encima al verle en aquella habitación pequeña, fría y conectado al respirador. 
Se veía muy pálido, tenía su pelito despeinado y parecía dormido. Me acerqué hasta la cama y agarré su mano. Estaba tibia. 
Empecé a llorar sin poder parar, sentía que me faltaba el aire y que me estaba muriendo. Benja, me agarró de la cintura para llevarme hasta la ventana, la abrió y me acerqué para poder respirar.

—Tranquila La, seguime a mi —. Me sujetó las manos y durante unos minutos, sólo me centré en seguir su respiración . —¿Mejor? 
—Si... —Suspiré aliviada y me di la vuelta para mirar hacia la cama —. No puedo creer que esté ahí... Tengo miedo —Lo abracé y volví a llorar. 
—Va a estar bien, tenés que ser fuerte y trasmitirle tu buena energía.

Lo solté y me volví a acercar a Lucas.

—Mi amor… —Le dije al oído y acaricié su pelo —Te quiero muchísimo. Por favor… Tenés que despertar. Volvé conmigo... Te juro que no me vuelvo a enojar por nada, que dejamos todos lo problemas en el pasado... Por favor... Despertate.

Le di un beso en la mejilla y Benja puso su mano en mi hombro. 

—Se ve tan tranquilo, como sino tuviera ni la más mínima idea de lo que está ocurriendo —. Dije mientras no le quitaba la mirada de encima, deseado ver algún gesto.  
—Mejor sino se entera de nada, sería desesperante estar escuchando lo que ocurre a su alrededor y no poder expresarse. 
—A lo mejor nos escucha… A lo mejor sabe que estamos acá, con él... ¿Deberíamos decirle que le pasó? —Me giré para mirarlo —A lo mejor no tiene ni idea de que está pasando.

Golpearon la puerta y se asomó un policía.

—Perdón, traigo las pertenencias de Lucas Leiva. 
—Ya voy yo, quédate contándole que pasó, que seguro que quiere escucharte a vos.

Benjamin salió a hablar con él y yo me quedé en silencio unos segundos. Pensando en las palabras que tenía que usar para contarle todo.

Narra Benjamín.

Entre las pertenencias de Lucas estaba el anillo de compromiso, enseguida me lo guardé para que Alai no lo viera. Creía que sería mejor que no lo sepa y así cuando él despertara, podría pedírselo como había planeado. Me quedé mirándola desde la puerta. Le hablaba muy animada, se reía mientras le contaba que había dormido en mi casa y me había ganado a la play. Estaba seguro de que si él podía escuchar algo, no querría otro sonido que no fuera aquella risa. Decidí dejarla sola y me senté fuera. Eugenia ya le había contado a los chicos, así que mi celular explotaba con sus mensajes, ya que no querían hablarle a Alai.

—Podés entrar —. Me dijo desde la puerta, tenía los ojos hinchados de tanto llorar —. Seguro que también necesitaba escucharte a vos, voy a buscar un café ¿Te traigo uno? —Asentí y ella se fue.

Entré a la habitación, acerqué la silla hasta la cama y me senté.

—Alai quiere que te hable... No sé que espera que te diga, pero tranquilo que voy a estar con ella en todo momento y cuando te despiertes pienso ser el padrino de esa boda... No sabe nada, te voy a guardar el secreto —. Trague saliva —Te quiero, hermano. No duermas mucho tiempo... Tenés mucho que hacer.

Alai llegó y me pasó el café, se sentó en el otro sillón y se puso a mirar por la ventana.

—Las cosas fueron tan para el orto este año... No sé como no cortamos —. Sopló hacia el vaso y después dio un sorbo —. Pensaba que esa infidelidad era lo peor que me podía pasar... Pero no tenía ni idea de lo que era sufrir. Ahora pienso que fui una estúpida... Tendría que haber olvidado ese error y ser feliz, evitar sentir esos sentimientos horribles. 
—Lo que pasó fue un error, Lucas se arrepintió muchísimo... pero una cosa no quita la otra. No podés pretender dejar de sentirte insegura porque esté en coma... No funciona así la vida. 
—Se arrepintió después de acostarse con otra y encima me lo ocultó durante un mes —. Me fulminó con la mirada. 
—Pero te lo contó... No sabía como hacerlo, tenía miedo de perderte e hizo lo que pudo. No es una mala persona solo fue... un boludo. 
—Perdió una parte de mi cuando me traicionó. Una parte que no pudo recuperar... Y aunque intentamos todo, a veces era tan difícil. Odio la persona en la que me convertí a raíz de eso. 
—Los errores tienen consecuencias. 
—¿Vos pensás que tendríamos que haber cortado? 
—Yo no me meto.
—Bueno, sé que lo pensás, me lo dijo Eugenia. Ella también lo pensaba, decía que nunca iba a poder volver a confiar, que algo se había roto... Y que siempre iba a estar pensando cosas malas. Tenía razón... Le espiaba el celular y no le dejaba ir solo ni al baño... Que horror —La vi secarse las lágrimas —. Habíamos tenido una relación tan linda, fueron unos años perfectos y cuando pasó eso puse en duda todo. Creí que me había engañado más veces, que se yo... Me partió el corazón. Lucas es ese chico que mirás a los ojos y ves incapaz de hacerte daño... Era perfecto para mi, por eso me dolió tanto su traición... y ahora lo veo en esa cama y siento que perdimos el tiempo, siento que desearía poder tener una máquina para volver al pasado y evitar los acontecimientos de aquella noche... 
—El error está ahí y no se puede esfumar, lo que importan son las decisiones que tomaste después de aquello. Hay que ser muy fuerte para luchar por amor, no todo el mundo tiene esa capacidad. Ustedes parecía que lo habían logrado... Al menos la mayoría del tiempo. 
—Iba por días... Pero de repente venía a mi cabeza esa otra mina y me enojaba, empezaba a tratarlo mal y él me ignoraba porque sabía que era por eso, y me ponía peor. No había nada que pudiera hacer para que me calme pero yo quería que él quiera hacer algo, aunque sabía que no servía de nada. 
—Las putas relaciones... —Susurré y ella sonrió —Por eso no quiero tener novia. Es tan complicado lo que dijiste que creo que ni lo entiendo. 
—Es difícil... 
—¿A que viene todo esto? 
—No lo sé, mi cabeza da muchas vueltas. Pienso un poco en todo. 
—Deberías pensar en el presente y en el futuro, lo que pasó ya no se puede cambiar.