Ideas Locas
Adam
Deslizo suavemente las yemas de mis dedos por las tensas cuerdas sin producir ningún solo sonido y cierro los ojos para verme sobre la tarima, con varios focos y cámaras puestos sobre el escenario donde me encuentro tocando una simple pero intensa melodía que logra conmover a toda esa gente que está allí de pie frente a nosotros disfrutando de nuestra música.
Me sentía libre mientras tocaba cada una de las cuerdas; Me sentía admirado por todas aquellas personas; Me sentía feliz de estar allí.
El escuchar a muchos gritar nuestros nombres, cantar los versos de las canciones que escribimos o incluso verlos a todos moverse como les indicábamos, mientras en sus ojos brillaban la emoción por estar allí y escucharnos, era algo que se sentía realmente increíble.
Pero lo mejor era el final, cuando le dábamos el corte a la canción y todo se quedaba en silencio unos segundos antes de que aquel recinto explotara a base de aplausos y gritos.
Sonreí como nunca antes sintiéndome después de muchos años verdaderamente feliz y más vivo que nunca.
— ¡Adam! – abro los ojos de golpe cuando aquel estruendoso grito retumbó por toda la sala.
Me incorporo con vagancia y observo con fastidio al idiota que se hace llamar mi mejor amigo.
— ¿Ya estás soñando a lo grande? – eleva y baja ambas cejas dedicándome una mirada burlesca.
— Estaba pensando, algo que a ti te cuesta bastante hacer.
— Pensar no te va a ayudar en nada, en cambio, yo hago cosas mucho más productivas. – suelto un pequeño bufido.
— Surfear y chismear con las abuelas no te da ni dinero ni fama.
— ¿Cómo qué no? – coloca sus manos en las caderas mientras empieza a mover el pie seguidamente – Soy uno de los chicos más conocidos por el sector femenino de todo West Palm Beach.
Ruedo los ojos y niego levemente con la cabeza.
Mark no tiene remedio alguno.
Es cierto que atrae a muchas chicas, según él, su acento británico es el que logra que caigan a sus pies y también es conocido entre las mujeres de mayor edad por el simple hecho de sentarse con ellas a chismorrear.
— ¿Eres tan conocido como para conseguirnos un mánager que nos lleve a lo más alto para cumplir nuestro sueño? – enarco una ceja, apartando la guitarra a un lado para poder ponerme de pie – Lamento decirte que la belleza y la nacionalidad no es suficiente.
Una pequeña mueca aparece en su semblante cuando escuchó mis palabras, pero aun así su entusiasmo volvió de golpe cuando pareció recordar algo.
— Bueno, estoy escalando poco a poco, pasé de acostarme con Natalie Evans a acostarme con Brenda Rowling. – informa como si fuese un hecho muy importante y entrecierro los ojos mirándolo sin comprender.
— ¿Quién es Brenda Rowling?
— ¿Es en serio? – me encojo de hombros y suelta un suspiro – Es la hija del recepcionista del hotel más famoso de West Palm Beach.
— ¿Y eso es importante porque…?
— Porque su padre atiende a estrellas de la televisión, es decir, que conoce a muchos peces gordos.
— ¿Y estás usando a la chica para que te presente a alguno? – me mira realmente ofendido antes de negarme.
— ¡Pues claro que no! – exclama con indignación – Soy un buen chico, con un buen corazón – dice señalándose el pecho – Además solo fue algo de una noche.
La verdad es que hacer eso sería algo muy cruel y aunque Mark sea todo un mujeriego en el fondo es un buen tío que no le haría daño ni a una mosca.
Pese a eso, su bondad no le quitaba su corto nivel de inteligencia. Y es que solo un idiota piensa que por ser mujeriego se consigue llegar a la cima de la sociedad.
Estaba a punto de intentar hacer a mi amigo ver la realidad hasta que un grito chillón retumba en toda la sala obligándome a taparme los oídos y maldecir por lo bajo, mientras Mark se llevaba una mano al corazón del susto que se llevó.
— ¡No os la vais a creer! – exclama con muchísimo entusiasmo dando saltos de emoción, literalmente.
Ambos miramos pasmados a Cami durante unos largos segundos, donde ella seguía disfrutando de lo que fuese, hasta que Mark se atrevió a preguntarle.
— ¿Qué no puedes creer?
Nuestra amiga sonríe mostrando su dentadura y se queda en silencio unos segundos dejando que la curiosidad fluya entre nosotros antes de dar su noticia.
— ¡Andrew Steele celebrará en West Palm Beach su premier! – vocifera con pura emoción, dejándome estupefacto.
— ¡¿De verdad?! – chilla Mark arrebatándole el móvil de las manos para comprobar esa información – ¡ES VERDAD!
Miré a ambos como si les hubiese salido otra cabeza, a la vez que ellos celebraban, como si estuviesen poseídos, una estúpida premier.
— Aun no entiendo a qué viene tanta emoción. – ambos detienen su festejo de golpe y se giran mirándome sorprendidos.
— Se trata de Andrew Steele – recalca cada palabra Camila como si eso fuese importante, pero al ver que la miro sin entender continúa –. El protagonista de maravillosa atrocidad.