Inefable Melodía

Capítulo 7

Sesión de fotos

Blair

Bebí tranquilamente de mi jugo de naranja mientras observaba a través de mis lentes oscuros la pantalla del móvil donde mi mejor amiga Heather me contemplaba con el ceño fruncido y su expresión de total desacuerdo.

—Por una vez estoy de acuerdo con tu abuela. ¿Acaso sabes el significado de la palabra vacaciones? Porque creo que deberías empezar a buscarlo.

—Tengo vacaciones, solo debo terminar unas sesiones de fotos y seré libre.

—Y subir historias todos los días. Es decir, que en vez de trabajar como actriz o bailarina o modelo estarás tres meses haciendo de influencer.

—No puedo desaparecer tres meses.

—Lo que no puedes es estar tres meses sin tomarte un día para ti misma.

—Ahora mismo estoy de relax...

—Hasta que Juliana aparezca para la siguiente sesión de fotos. La segunda del día – recalca –. Deberías cancelar las otras dos que quedan y antes de que me digas que no puedes te recuerdo que tú eres la que manda.

Técnicamente tiene razón, yo soy la que debe dar las órdenes y la que debe decidir cuando ir a una entrevista, cuando tener una sesión de fotos...Pero Juliana es mi mánager, ella me ayuda a que todo sea más fácil y sabe más lo que me conviene que yo misma.

Mamá siempre me lo ha dicho. Debo hacer caso y seguir los planes que Juliana haya organizado, aunque no me guste es el sacrificio que debo hacer para mantenerme en la cima y no ser una decepción para la familia.

—Juliana hace muy bien su trabajo, gracias a ella estoy donde estoy.

—Gracias a ti. Ella te ha ayudado a conseguir entrevistas y contratos, pero la gente te adora por lo bien que haces tu trabajo, Blair.

—Y lo hago bien gracias a Juliana.

—Gracias a tu empeño y esfuerzo. Debes empezar a reconocer tu mérito, no solo el de los demás – fui a responderle, pero no me lo permitió –. Ahora cuéntame sobre cómo va tu corta estancia allí.

Saqué una pequeña sonrisa.

Hace unos días que estoy en la mansión de los abuelos. Los había echado de menos. Casi había olvidado lo que era levantarse y recibir un abrazo de oso del abuelo o el tomar el sol en la piscina junto a mi abuela. Era realmente satisfactorio estar en un ambiente familiar tan cálido.

Hasta los empleados de la casa eran amables y no parecían robots que seguían órdenes como si fuese su única función en la vida. Incluso fue agradable charlar con alguien que no me miraba como si fuera lo mejor del mundo.

—No hay mucho que contar. Paso casi todo el tiempo con mis abuelos, los empleados son amables a excepción del chico gruñón que trabaja para mis abuelos.

No puedo evitar sonreír cuando recuerdo la cara que se le quedó cuando me marché de la cocina. Para ser sincera, no sabía si le había dado me gusta a alguna foto, pero supuse que alguna vez había tenido que ver mi perfil ya que sus amigos me adoran. Y no me confundí porque su rostro dejaba claro que no podía negar lo último que le dije.

—¿Un chico?

—Sí, debe rondar nuestra edad, pero tengo la sensación de que no le caigo muy bien.

Eleva una ceja y empieza a sonreír.

—¿Al fin existe alguien que no venera a la gran Blair Anderson?

—Ajá... creo que casi me mató en la cocina esta mañana y eso que intenté ser amable, pero se ve que a ese chico eso no le sirve de nada – comento recordando el encontronazo con él –. Me llamo minion el muy imbécil.

Heather sacó una carcajada y la fulminé con la mirada, aunque ella no podía percatarse por la gafas de sol que llevaba. No negaré que me sentí indignada, tengo una altura normal no soy tan bajita.

Sinceramente, no estaba acostumbrada a ese tipo de trato. Para mí es habitual salir a la calle y que todo el mundo me diga cosas buenas, me pida fotos... e incluso hasta aquellos que suben comentarios negativos a internet escondiéndose tras un perfil cuando ven cara a cara nunca se atreven a decir lo que piensan.

—Hubiese deseado ver tu cara.

—¡Heather!

—Lo siento, pero esto puede considerarse un hecho histórico en tu vida. ¿Cuánta gente te has encontrado que no te hayan alabado? De momento solo este chico.

—Bueno tampoco ha sido para tanto y yo le he ganado el asalto.

— ¡Blair! – fruncí los labios al escuchar a Juliana llamarme – ¡La sesión empieza en cinco minutos!¡Ven inmediatamente!

—Parece que te reclaman.

—¿Parece? ¿Su voz no se ha escuchado tan bien que te hace dudar? – se ríe entre dientes –. Como sea, te dejo antes de que su paciencia se agote y termine con la mía.

—Acabar con tu paciencia es imposible, ni si quiera Ambe... – se calló de golpe en cuanto vio como la sonrisa desapareció en mi semblante – Lo siento, no quería recordártelo.

Me moví en mi asiento intentando deshacerme de aquella amarga sensación que me recorrió todo el cuerpo. No logré mi objetivo, pero sí logré reaccionar y volver a dibujar una sonrisa en mi semblante como si hubiese ocurrido nada.

—No pasa nada – aseguré mirando unos segundos sobre mi hombro para ver a Juliana dándole órdenes al fotógrafo –. ¿Hablamos luego?

—No lo dudes, tienes que terminar de contarme tu encuentro con el único chico que no te ha montado un altar nada más verte.

—¡BLAIR!

Le dediqué una enorme sonrisa a Heather tras escuchar el grito de Juliana que podían haber escuchado mis abuelos desde la mansión.

—Te llamo luego.

Me mandó un beso antes de que cortase la llamada y no tardé en dirigirme a la playa.

La idea de estas vacaciones era no llamar la atención, pero para la gran sesión de fotos Juliana ha logrado que cerrasen la playa y nadie se encontrase en esta. ¿Me sorprende? No, Juliana es tan perfeccionista que no es la primera vez que despeja un lugar al completo para llevar acabo una sesión de fotos perfecta. ¿Me parece bien? Por un lado, no pues es un lugar público y todos deben tener derecho a disfrutar y quedarse hasta que quiera. Por otro lado, entiendo que lo hagan porque los fotógrafos hacen su trabajo y con un montón de personas observando y entrometiéndose solo le complicamos la tarea.




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