Prologo.

Expulsé todo el aire que contenía en mis pulmones y continúe masticando la goma de mascar que tenía en mi boca. Noah tenía su mirada clavada en mí como esperando que le dijese que estaba bromeando, pero no lo estaba, para nada. Mi decisión de romper con él estaba más que planeada, lo había pensado infinidad de veces y aunque me partiera el corazón ver aquella mirada de perro arrepentido, ya era demasiado tarde para cambiar.

—No puedes dejarme — susurró aún en shock.

—Si puedo y de hecho, estoy haciéndolo Noah, estoy terminando contigo definitivamente — solté un suspiro y guardé la goma de mascar bajó mi lengua.

—¿Pero por qué? Si todo ha marchado bien y se supone que ayer me amabas, nadie deja de amar de un día para otro Abigail — empuñó sus manos.

Me senté en las escalinatas de mi casa acomodando mi cabello en un moño desordenado. Noah no solo había estado comportándose de manera grosera, sino que había dejado el interés por la relación. Podía apostar un millón de dólares a que él estaba más que seguro que yo no sería capaz de dejarlo alguna vez, pero su imaginación perfeccionista y alocada le había fallado, porque ninguna mujer en sus cinco sentidos soporta todo lo que yo he llegado a soportar.

—No hagas esto más difícil Noah, vete por favor.

—Abigail no puedes hacer esto — insistió doblando sus rodillas para quedar a mi altura.

—Noah por favor — susurré apoyando mis codos en mis piernas para sostener mi rostro.

Él asintió tratando de asimilar lo que le estaba diciendo y se irguió de nuevo acercándose a la salida, se detuvo un momento para observarme y salió dando un portazo subiéndose a su motocicleta. Mordí mi labio inferior al escuchar como el sonido se alejaba de mi cálida morada.

Me puse de pie y acomodé mi short para subir las escaleras con prisa.

Mi abuela se encontraba sentada en la sala ventilándose con un pedazo de cartón, atenta a cualquier cosa que pudiese decirle pero en vez de comentarle lo que acababa de hacer, lo guardé para mí.

Los celos que Noah sentía se habían vuelto incontrolables, su diario vivir era celarme por absolutamente todo lo que hiciera y más si eso implicaba sacarlo a él de los planes. Salir con mis amigas era algo realmente imposible, era una constante pelea y lucha donde yo siempre terminaba perdiendo, recalcando que en medio de todas las peleas, los insultos y amenazas de su parte se habían vuelto demasiado frecuentes, y aunque quería dudar que fuese capaz de cumplir alguna, preferí acabar con todo de raíz para estar bien.

Me lancé a mi cama cansada del largo y tortuoso día, me envolví en mi cobija tomando mi teléfono del bordo de mi cama para revisar unas cuantas redes sociales. Le envíe un mensaje a Scarlett contándole lo ocurrido pero no obtuve respuesta así que decidí buscar opiniones adicionales con Chloe obteniendo una respuesta inmediata. Hablamos por un buen rato sobre Noah para luego recibir millar de felicitaciones por la decisión que había tomado.

Una oleada de mensajes ingresó el teléfono como nunca antes había ocurrido y a pesar de que estaba muy consciente de quién era exactamente, preferí confirmarlo con mis propios ojos.

Noah se había ensañado en continuar con sus amenazas, y ahora eran inclusive peor a las anteriores. Si antes me había advertido que no iba a estar con nadie que no fuera él, ahora estaba asegurándome que si no le pertenecía a él, no le pertenecería a nadie más en el mundo.

Esa noche dejé mi teléfono de lado y terminé por envolverme en mi cobija. Tenía la certeza de que Noah se volvería un verdadero dolor de cabeza y aunque era cierto que nuestra ruptura no me dolía en absoluto, si terminé llorando y no precisamente porque todo hubiera acabado, sino por el temor que alguien como él me provocaba.