Inevitable

Capítulo 1

—Llegaré mañana lo más pronto posible —le dijo Klaus a Rebekah. A pesar de la conmoción por la horrible noticia él se había mantenido lo más sereno posible. Era quien se tenía que hacer cargo en ese momento, incluso de contener a su hermana. Rebekah lloró, luego leyó la carta y estuvo un buen rato más llorando. Mientras, él ordenó al mayordomo que disponga todo para salir lo más pronto posible. La lluvia ya se estaba deteniendo, pero los caminos debían estar horrendos y lo mejor era no usar carruaje, sino llevar lo básico en el caballo para así evitar contratiempos—. Me haré cargo de todo —le explicaba a su hermana—, tú queda tranquila, Henry te ayudará a hacer el equipaje, parten a Mystis Falls mañana por la mañana.

—Pero, y lo demás...

—Calma —dijo posando sus manos en sus hombros—. Henry va a ayudarte a disponer todo para ese asunto.— Hablaba del velorio y entierro. El mayordomo asintió, se lo había encargado personalmente. Su hermana estaba demasiado afectada para poder pensar con claridad.

—Bien. Nik, tenemos que decirle a Elijah.

—Escribiré una carta hoy en la posada a donde llegue para pasar la noche. Será algo breve.— De todas maneras Elijah no iba a poder llegar a tiempo para el entierro, estaría de vuelta en un mes si es que la carta llegaba rápido, quien sabe más tiempo.

—Él tiene que saberlo, tiene que estar aquí... —se estaba poniendo nerviosa otra vez, su voz sonaba entrecortada y le temblaban los labios—. No nos va a perdonar si no le avisamos, Elijah se va a poner mal, él...

—Shhhh calma, Bekah. Me estoy encargando —la abrazó, ella se abandonó un momento pero contuvo el llanto—. Elijah vendrá, le voy a avisar.

—Nik —dijo despacio—, ¿tenemos que avisar también a las Petrova?

—Si, es buena idea. Isobel te ayudará con todo allá, es mejor. —Ni siquiera se le había ocurrido pensar en las Petrova por un instante, pero la mente nerviosa de Rebekah parecía pensar en todo. 

Las Petrova. Tatia, Katherine y Elena. Trillizas. Tatia estaba comprometida con él, Katherine con Elijah, y Elena con Kol. En realidad ni siquiera se apellidaban Petrova sino Pierce, pero cuando murió el patriarca de la familia todos empezaron a llamarlas por el apellido de su madre Isobel, y ellas se presentaban así también. Tatia estaba en Londres completando su educación, Katherine vivía en New Orleans y Elena era la única que permanecía en Mystic Falls. 

Los compromisos fueron planeados desde que eran niños. El señor Mikaelson y el señor Pierce se conocieron desde hace muchos años y guardaron una profunda amistad, así que no vieron mejor forma de unir a sus familias que casando a sus hijos.

—Si, eso espero. Es una mujer muy dedicada.— Klaus asintió. Isobel era una buena mujer, cuidaba a sus hijas como una leona y las había criado sola desde hace más de diez años, incluso había sabido mantener la fortuna de los Pierce.

—Nik, hay otra cosa. En esa carta decía que nuestro hermano... bueno, que Kol se casó. Y que ahí estaban su esposa e hijo, bueno el hijo aún no nace. ¿Cómo es posible algo así?

—Ya sabes cómo es Kol, le gusta darnos sorpresas. —Ni siquiera se atrevía a pronunciar el "Era". Solo pensar que de ese momento en adelante tendría que usar "era" con su hermano le partía el corazón.

—¡Pobre mujer! —exclamó Rebekah llevándose una mano al pecho—. Debe estar sintiéndose tan sola y desamparada, rodeada de esos toscos militares. Cuídala mucho, ¿si? Tráela contigo. Después de todo es nuestra familia también, trae a nuestro sobrino en el vientre.

—Descuida. Tendré cuidado con esa mujer. —Aún le desconcertaba aquello. Kol casado y con un hijo el camino, ni siquiera lo había insinuado en sus cartas. Quizá era como decía, que quiso darles una sorpresa a su retorno. Hubiera sido una grata sorpresa claro, un bello sobrino en camino, una linda esposa y Kol más feliz que nunca. "Pero ahora esa mujer...."

Para empezar no tenía idea de quien era ella, apenas sabía que su nombre. Caroline. Y no le sonaba para nada. No había forma de saber si era una buena mujer y ese hijo fruto del amor. O quizá una chantajista que se embarazó y lo presionó para el matrimonio, ella tendría la vida asegurada viviendo a costa de la familia del difunto. Tenía tendencia a pensar siempre lo peor, se decía que así estaría preparado para las malas noticias, y si es que las cosas no resultaban tan terribles acabaría sintiéndose mejor. Le tocaba ir a por el cadáver de su hermano y tendría que llevar consigo a esa mujer y su futuro sobrino. No sabía ni siquiera que cara iba a ponerle a la mujer cuando la conociera.

 

****************

 

—Señora Mikaelson, ya está listo.

—Gracias por avisar, mayor.

—No es nada. Lamento mucho su perdida, él era un gran hombre.

—Lo sé, mayor. —Aquel que le llevó la noticia se retiró en completo silencio. 

Caroline estuvo en la tienda provisional que hace poco había ocupado con Kol. No podía quejarse, era una tienda amplia y cómoda, digna de un Teniente Coronel. Desde la muerte de Kol todos en el regimiento la habían colmado de atenciones para que no se sintiera mal, cosa completamente inútil claro. Desde la noche en que él soltó su mano y se fue para siempre no había parado de llorar.




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