Inevitable

Capítulo 9

—Un hermano —repitió Katherine—. Solo eso, un hermano. Preferiría que trajeras al ex prometido.

—Calma, aún no he terminado de contarte todo. —Damon sonrió. Por supuesto, Klaus no era el único que había mandado a averiguar sobre los orígenes de Caroline. 

Esa mañana Kath y Damon paseaban cerca al lago, también habían ido Stefan y Elena. Como tenían que mantener las apariencias no podían salir solos juntos, así que propusieron una salida amistosa entre hermanos. Claro que al principio Elena estuvo desconfiada, considerando que los había visto juntos en una situación bastante irregular, pero ya Katherine se había encargado de convencerla, o mejor dicho obligarla a no decir ni una palabra sobre lo que vio. 

Finalmente Elena aceptó solo porque Stefan iría. Kath solo hizo un gesto de molestia al ver los ojos ilusionados de Elena al pensar que estaría en compañía del hermano de Damon. En fin, ese era su problema. Podría estar muy enamorada pero al final se casaría con cualquiera menos ese chico, de eso se iba a encargar ella. Stefan y Elena se habían adelantado en la caminata y fue entonces que aprovecharon para conversar.

—Bien, cuéntamelo todo.

—Le escribí a un conocido que estuvo en el regimiento de Kol. Verás, cuando se trata de chisme ni los hombres nos resistimos —bromeó, pero Katherine se veía impaciente—. La muy zorrilla dio el apellido de su madre, no con el que está registrada. Ella pertenece a la familia De Martel.

—¿Ricos? ¿Pobres?

—Una familia de suficientes recursos y poder, será imposible usar el argumento de que Caroline es una oportunista.

—Rayos, eso no está nada bien. Pero bueno, cuéntame sobre ese hermano.

Aquel viejo amigo al que Damon le había escrito no se contuvo nada en cuanto a chisme. Damon repitió con lujo de detalles la historia que el tipo contaba. Conforme iba avanzando en su narración Katherine sonreía y abría la boca sorprendida de a ratos. Cosas como el comentado incesto del que se hablaba en la sociedad de Washington, de lo posesivo que era ese Tristán con sus dos hermanas y como casi mata a Kol.

—¿Qué te parece?

—¿Por qué rayos no está ese tipo acá? Hay que avisarle de inmediato que su hermana anda viuda y libre, verás como se la lleva a rastras.

—Ese es justo el problema. Tristán y Aurora De Martel no están en el país, partieron a Europa hace un mes, me parece que a Londres. El tal Tristán estaba buscando a un posible marido para su hermana.

—Oye, eso no tiene sentido. Si es tan posesivo y posiblemente incestuoso, ¿por qué le buscaría un marido a la hermana?

—Eso del incesto me parece más un chisme malintencionado, nunca hubo pruebas. Pero de que es posesivo, lo es. Y ese marido que está buscando es un tal Joshua Rozna.

—¿Y? Eso no me dice nada.

—Un conocido lord sobre el que cayó sospecha de sodomía. Es una fachada Kath, Tristán de Martel está buscando un marido fachada para su hermana, lo mismo hizo con Caroline. No quiere que nadie las toque. —Kath lanzó una carcajada pero supo controlarse de inmediato llevándose el abanico a la altura de los labios.

—En serio no puedo creerlo, esa historia parece una novela de esas rosas que venden a escondidas. Es demasiado, ya ni sé que pensar. Ahora lo único que interesa es ver una forma de contactar con ese Tristán.

—Lo cual es bastante difícil. Dicen Londres, pero otros han mencionado París. Por ahora Tristán de Martel es inalcanzable.

—¿Qué sugieres entonces?

—Bueno, ya tienes bastante para hacer quedar a esa Caroline como la putilla que es. Incestuosa, se casó con Kol para huir de su hermano, mentirosa. Quien sabe y ese hijo no vaya a ser fruto de sus perversiones con el hermano.

—¿Sabes, Damon? Se te ocurren unas historias que están de miedo —dijo sonriente—. Pero no te preocupes, usaré todos esos argumentos contra la mujercita.

—Excelente. Y por cierto, ¿cómo vas con lo otro?

—Es un poco complicado. Klaus se ha estado aislando mucho estos días, es casi imposible quedarse con él a solas, no ha salido de esa maldita mansión. Pero de eso ni te preocupes, de él yo me encargo y pronto.

—Muy pronto diría yo, y vas a tener que poner mucho esfuerzo. Mira —señaló discretamente al frente. Katherine miró la escena sorprendida un instante y luego frunció el ceño molesta. 

Klaus iba del brazo con esa maldita de Caroline, y lo peor no era eso, sino que lucían muy animados. Conversando tranquilamente, perdidos en su mundo, como si solo existieran ellos dos. "Se gustan", pensó molesta. "Kol no tiene ni un mes de muerto y esta puta ya se lanzó al ataque". Pero no lo iba a permitir, ella era Katherine Petrova, nadie se iba a interponer en su camino, menos esa rubia insípida.

—¿Cómo está mi escote? —Damon miró de reojo con discreción. La pareja estaba cada vez más cerca, Stefan y Elena se habían adelantado y ya estaban por saludar.

—Preciso. —Fue su única palabra. Katherine asintió y aceleró el paso para ir a darles el encuentro. Esa rubia iba a saber quién era.

Klaus y Caroline apenas habían visto a los Salvatore y las Petrova, en realidad los vieron tan pronto como tuvieron a Stefan y Elena al frente. Habían estado muy entretenidos conversando, tanto que apenas se dieron cuenta de la gente alrededor. Durante el camino en el coche habían conversado un poco más sobre los libros que cada uno andaba leyendo y los personajes hasta que al fin llegaron. 




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