Inevitable

Capítulo 15

Había tenido una tarde ocupada y apenas comió algo. Por un lado hasta podía decir que fue una suerte que Caroline y Rebekah se fueran a ese almuerzo, así podía avanzar con los trámites sin incomodarlas. Bueno, incomodar a Caroline, sabía que ese tema no le agradaba del todo y que no le gustaba hablarlo. Pero Klaus sabía que era necesario normalizar toda la situación, era cierto que Caroline estaba bajo su protección pero tenía todo el derecho de manejar su herencia y la de su hijo como mejor le pareciera.

Esa tarde había llegado el abogado de la familia Mikaelson en New Orleans, quien además se había estado encargado de varios temas legales en su ausencia. Una vez las chicas se fueron pasó a la casa de huéspedes donde se iba a quedar el hombre para conversar al respecto. Le dio varios papeles por firmar, principalmente contratos entre otros. Tocaron claro el asunto de la lectura de testamento de Kol. 

Aunque el último que hizo no había estado a cargo del abogado de la familia, Kol se había encargado de hacerlo firmar por varios abogados y dejar claro que aquello era auténtico. El hombre, que era de su confianza, se había encargado de ubicar a esas personas y confirmar que se trataba de abogados reales y que aquello no era un fraude. Klaus no desconfiaba ni del buen juicio de Kol ni de su cuñada, solo quería que todo sea lo más legal posible para que luego nadie se atreva a apelar ese testamento.

Y ya tenían fecha para la lectura del testamento, se celebraría en dos días en una sala especial de la alcaldía de Mystic Falls. Iría por las chicas y les contaría sobre aquella novedad, solo esperaba a Caroline no le incomode la situación. En realidad todo ese cuidado que estaba teniendo era por ella, para no incomodarla, para que esté segura, para que siempre esté bien. Caroline merecía tener todo en paz después de haber pasado esa experiencia terrible que era perder a su amado. Una vez terminó de resolver todos sus pendientes salió de inmediato a casa de Pearl. No le gustaba estar solo en casa. No le gustaba estar sin ella.

Tenía que admitirlo, aunque quizá no estaba bien sentir eso. Caroline se había hecho un espacio especial en casa, en la familia, en su vida. Le gustaba escuchar sus pasos acercándose apresurados a su estudio para contarle lo impactada que estaba por alguna escena de El Conde, o para reflexionar sobre ella. 

Le gustaba escuchar su voz firme y amable con los sirvientes, como de pronto había pasado de estar oculta en sus habitaciones hasta al fin hacerse cargo de todo como la señora que era. Le gustaba su compañía en las comidas, durante la hora del té. Le gustaba hasta despedirse de ella por las noches antes de ir a dormir. No olvidaba que fue ella quien le dio consuelo aquella noche de lágrimas y lluvia, no olvidaba como la abrazó y como ella lo confortó. 

Cuando pensaba en eso sentía que se estremecía. La única mujer en la que siempre confió fue Rebekah, y de pronto llegaba esta hermosa y frágil mujer a hacerse un espacio en su vida. No, frágil no. La había visto en sus peores momentos, después de una perdida así cualquiera tiene un momento de debilidad. Pero ella era fuerte, hermosa, decidida. 

Ya no se preguntaba como había sido Caroline antes de la tragedia, creía saberlo porque de a ratos esa mujer se dejaba ver. Sonriente, alegre, muy inteligente, con una conversación muy interesante. De a ratos le recordaba a esa Elizabeth del libro "Orgullo y Prejuicio", era como si la presencia de esa maravillosa mujer lo cambiara todo. Y claro, hasta a él lo estaba cambiando. ¿Cuándo en la vida Klaus Mikaelson se iba a poner a leer libros de romance? Solo ella pudo conseguirlo.

Ni siquiera esperó que pasaran las tres horas que prometió, fue a recogerlas y esperaba que la hayan pasado muy bien, ellas se merecían una distracción. Supo pronto qué acertada había sido su decisión de pasar antes a recogerlas apenas vio a Katherine. Lo que menos quería era que Caroline volviera a alterarse por un encuentro con ella, y la verdad Klaus hasta ahora no sabía qué pensar de Kath. Primero intentaba seducirlo, luego provocaba a su cuñada e insultaba a su hermano. 

No entendía qué problema tenía esa mujer, por qué de pronto actuaba de esa manera tan desconcertante. Y tampoco quería saberlo, no estaba interesado en seguir teniendo una amistad con Katherine. No si eso incomodaba a Caroline.

Saludó a la dueña de la casa y algunos invitados, las dos Mikaelson salieron de inmediato de la casa, como si hubieran estado ya preparadas para huir. El camino en el carruaje fue silencioso, así que decidió por soltarles la novedad de una vez para que dejen de pensar en Katherine. A Rebekah pareció no importarle mucho, después de todo ella era heredera de su propia fortuna que él de momento administraba. 

Caroline, a pesar de su incomodidad inicial, sí parecía interesada. Considerando que según Lucien ese tal Tristán De Martel la desheredó por casarse con Kol, si ese testamento no era favorable para ella entonces estaría prácticamente en la miseria. "No tienes que preocuparte, aunque Kol no te haya dejado un solo centavo yo nunca voy a desampararte. Siempre te protegeré", se dijo mientras la miraba en silencio. Por alguna razón esa tarde le parecía más hermosa que nunca.

Él jamás había negado que Caroline era una mujer hermosa, ni siquiera los primeros días de conocerla cuando reinaba el dolor en la mansión. "Ya basta, deja de mirarla. Es la mujer de tu hermano, no puedes seguir con esto", pensó apartando la mirada. Aunque en realidad ya no era la mujer de Kol sentía que era una total falta de respeto mirar a Caroline de esa manera o pensar siquiera en ella de otra forma que no sea como su cuñada. Más que impropio era, como ya se había dicho, una terrible falta de respeto para Kol que mirara a Caroline de otra forma.




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