Inevitable

Capítulo 17

La lectura del testamento de Kol fue una sorpresa que no esperaron. Aunque la parte en que dejaba más del 60% de sus bienes y fortuna a Caroline y su hijo ya la esperaban, fue otra cosa lo que los tomó de sorpresa. El 20% estaba destinado a Enzo, amigo suyo en la milicia. Eso no sorprendió mucho a Caroline, esos dos fueron inseparables y Kol estaba al tanto de la situación económica de su amigo, le parecía normal que haya hecho aquello. 

Lo que sí fue una sorpresa fue para donde estaba destinado el otro 20% que dejó en manos de Rebekah, junto con una propiedad en New Orleans, una casa bastante grande. Lo que Kol había dispuesto era que su hermana fundara una organización a favor de los veteranos de la guerra, para todo aquel que necesite atención médica constante y para sus familias. Un Hospital gratuito para los veteranos de la guerra de la secesión.

No imaginaron que Kol tuviera en mente en proyecto tan grande y noble, jamás se lo había mencionado a Caroline. Pero la idea de que su Kol haya dispuesto que una parte significativa de su fortuna fuera destinada a un hospital de ese tipo la conmovió hasta las lágrimas, ni hablar de Rebekah quien heredaría la responsabilidad de hacerse cargo de aquello. 

Su cuñada estaba bastante sorprendida, pero lo tomó hasta con alegría. Dijo que cumpliría la voluntad de Kol así no supiera nada de hospitales y menos de medicina. A Klaus también le pareció una idea noble y le dijo a Rebekah que ayudaría a buscar los contactos para poder abrir ese hospital tan pronto como sea posible, es más, le pareció que en honor a la memoria de Kol todos los Mikaelson deberían participar de ese proyecto.

Y quizá por eso Rebekah andaba algo animada, diciendo que quería ir a pasar un tiempo al hospital de Mystic Falls, estudiar enfermería y aprender sobre medicina para no estar en nada cuando le toque dirigir ese proyecto. Le alegraba, Rebekah había estado viviendo como en un limbo, apartándose de todos y sin ánimos para vivir, ahora con el hospital tenía una razón para animarse y salir adelante, había sido una buena iniciativa de Kol y una excelente oportunidad para Rebekah.

Mientras el abogado se encargaba de alistar todos los documentos para pasar a su nombre los bienes y la herencia de Kol, Klaus estaba buscando a Enzo. Le molestó un poco que fuera Damon quien tuviera la mejor manera de encontrarlo, pero lo verdaderamente importante era que él vaya a Mystic Falls por la herencia. 

Además ella quería verlo, hace más de seis meses que no sabía nada de él cuando en su momento fueron todos bastante unidos, incluso él la ayudó a escapar para poder casarse con Kol aquella noche. Enzo había sido un gran amigo y claro que quería verlo, solo esperaba que la noticia de la muerte de su amigo le haya llegado antes y no lo tome de sorpresa, sería un golpe terrible.

—Gracias, Grace —le dijo Caroline a la doncella que llevaba el té de la tarde—. Está delicioso.

—¿Desea que traiga más?

—No, muchas gracias. Quizá más tarde, tienen exquisitas yerbas acá en Mystic Falls, esta me encanta.

—Le prepararé más cuando desee, mi señora.

—Por cierto, ¿ha llegado ya el señor Klaus?

—Aún no, pediré a Henry que le avise que desea verlo, ¿está bien?

—Perfecto, puedes retirarte.

La doncella se fue y ella bebió un poco más de ese té caliente. Tenía un aroma suave que le encantaba y el sabor no estaba nada mal. Quizá ese té se volvería su antojo de embarazada, apenas llevaba unos días tomándolo y ya hasta sentía que era una adicción.

Caroline terminó el capítulo de su libro y decidió bajar a esperar a Klaus en la sala. Dejó el libro y la taza de té vacío a un lado, cuando se puso de pie sintió un ligero mareo. En fin, cuestiones de embarazada, no sería ni la primera ni última vez, ya hasta acabaría por acostumbrarse. 

Estaba ya por salir de la habitación cuando escuchó el galopar de un caballo acercándose a casa, miró por la ventana y sonrió de ver a Klaus. Estuvo fuera todo el día atendiendo unos asuntos con el abogado, y hasta lo había extrañado.

 Salió de la habitación y caminó hacia la escalera, ahí fue que lo vio. Parecía algo cansado, pero al levantar la cabeza sus miradas se cruzaron un momento. Él sonrió y ella también. Una parte de ella deseó correr escaleras abajo y darle un abrazo de bienvenida. Hace mucho que no abrazaba a nadie, y que nadie lo hacía con ella. Recordaba como aquella vez en el cementerio él la atrajo a su pecho y la envolvió con un brazo para que se desahogara. También recordó cuando la abrazó de la cintura y pegó su cabeza a su vientre mientras lloraba el día del cumpleaños de Kol.

Sin decirse nada empezó ella a caminar a su encuentro bajando despacio las escaleras. Y fue a mitad del camino cuando sintió una fuerte punzada en el vientre, tan fuerte que le ocasionó un mareo y le hizo flaquear las piernas. Caroline cogió fuerte con una mano la baranda de la escalera y sintió que su cuerpo en encorvaba un poco del dolor. Se le nubló la vista un momento, veía todo borroso. Era el mareo más fuerte que jamás había sentido.

—Caroline, ¿te encuentras bien? —le pareció que Klaus subía las escaleras a su encuentro. 

"Es solo un mareo, ya pasará, ya pasará...", se dijo mientras tomaba aire y volvía a su postura. Quiso hablar, quiso decirle que solo era un fuerte mareo, que no pasaba nada. Se atrevió a dar un paso más y entonces el dolor se hizo más fuerte. Lanzó un quejido, las rodillas se le doblaron y resbaló con el vestido. Pensó que estaba volando, pero en realidad estaba cayendo por las escaleras mientras todo a su alrededor iba desapareciendo. Negro. Ya no veía ni escuchaba nada, solo era consciente de su dolor y nada más.




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