Inevitable

Capítulo 18

Aquella mañana Elena se sentía muy feliz. Jeremy había invitado a Anna a dar un paseo por el lago. Ella no aceptó ir sola, dijo que iría siempre y cuando Elena la acompañe. Y todo fue perfecto, porque Jeremy llevó a Stefan, así que ahí estaban en una salida de cuatro. Anna y Jeremy se habían adelantado, parecían muy entretenidos en su conversación. Y ella aún más, caminando al lado de Stefan quien la llevaba del brazo.

—No eres muy conversadora, ¿verdad? —dijo él con gracia. 

La miró de lado con una sonrisa y ella enrojeció de inmediato. No es que no fuera muy conversadora, lo era y bastante. Solo que él la dejaba sin palabras, su compañía la ponía algo nerviosa.

—No sé qué decir, quizá debería usted hacerme las preguntas, Stefan.

—Oh... quizá es esto, yo soy un pésimo conversador. Pero dime, Elena, ¿cómo ha estado tu semana?

—Bastante tranquila.

—¿En serio? Solo intento tener una conversación entretenida, ¿no hay ninguna novedad? —bromeó. A ella se le escapó una risita. 

En realidad no habían muchas novedades. Era una chica tranquila que no hacía nada fuera de lo común salvo leer, bordar un poco de vez en cuando, cocinar algún postre y dar paseos. No era una mujer entretenida, no tenía ese don para encantar a la gente con sus palabras como Katherine. No era tampoco como Tatia, tan educada ella, la única que estaba recibiendo una educación finísima en Londres. Se consideraba bastante insignificante en realidad.

—No soy una dama entretenida me temo.

—Nada de eso, eres encantadora —escucharlo decir aquello la hizo sonrojarse. 

Sabía que no era su intención, sabía que quizá Stefan ni siquiera sentía un poco de lo que le pasaba cuando lo veía, que ignoraba sus sentimientos. 

Pero la verdad era que siempre le había gustado Stefan, desde que eran niños entregados a los juegos inocentes. Con el pasar de los años y al verlo convertirse en un hombre tan noble y apuesto fue reconociendo que tenía sentimientos por él. Y ojalá él pudiera verlos, ojalá él se diera cuenta que ya no era esa niña, sino toda una mujer que también era capaz de amar. 

No tenía esa habilidad de sus hermanas de coquetear como si nada, ella sentía que no había nacido para aquello. ¿Pero acaso iba simplemente esperar que Stefan se dé cuenta? Algo tenía que hacer, si él no la quería al menos dejarle claro que ella sí, luego que pase lo que tenga que pasar. 

—¿Lo crees?

—Siempre lo has sido —contestó él muy tranquilo. Le sonreía de una manera encantadora. Como siempre, como le gustaba.

—Chicos —no se había dado cuenta en qué momento Anna y Jeremy se acercaron a ellos, parecía que el paseo estaba por acabar—, debo regresar ya a casa, ¿nos acompañan?

—Por supuesto —le dijo Stefan—, sería perfecto que para la próxima vengan también Matt y Rebekah, creo que se llevaron muy bien en el almuerzo.

—¡Eso sería excelente! —dijo Elena sin querer. 

En realidad esa había sido su intención, juntar a esos dos. Conocía del terrible plan de Damon y también conocía a Matt, era un buen chico. Él podía ser un buen amigo de Rebekah y alejarla de Damon.

—Oh... pero no creo que eso sea posible hasta dentro de unos días —les dijo Anna—.  Hay algunos problemas en la mansión Mikaelson.

—¿Problemas? —preguntó ella. Y como bien conocía Anna, y su nula capacidad de guardar secretos, esperó paciente por las novedades.

—No vayan a estar contando por ahí, ¿sí? Sean discretos. Pero hace unos días la señora Caroline tuvo una amenaza de aborto.

—¡Qué terrible! —exclamó Stefan—. Pobre mujer, tan buena que se ve.

—Ha perdido a Kol y encima eso, inocente —agregó Jeremy. Pero Elena palideció. 

"Las yerbas, Kath encontró la forma de darle las yerbas", pensó nerviosa. Había creído que con eso de la prohibición de acercarse a la mansión Mikaelson que le dio Klaus ya le sería imposible darle las yerbas esas, pero Kath era muy astuta, debió imaginarlo.

—¿Estás bien, Elena? —le preguntó Stefan al notar su reacción.

—Si... no bueno... solo no imaginaba algo así, pobre de ella. Espero esté bien. Creo que iré a hacerle una visita hoy por la tarde.

—Quizá es lo mejor —comentó Annabelle. 

De inmediato cambiaron de tema, pero ella no se quitaba aquello de la cabeza. Si ya había conseguido darle esas yerbas sin duda lo seguiría haciendo, tenía que encontrar una forma de detener todo aquello. Siempre tenía la opción de confesar la verdad, pero ella le seguía perteneciendo a su familia. Estaba bajo su cargo, y si su madre o hermana se enteraban que fue ella quien arruinó todo el futuro de las Petrova, su vida iba a ser un infierno. Si iba a actuar tenía que ser muy discreta.

Después del almuerzo pidió permiso para ir a visitar a los Mikaelson. Le hizo creer a su madre que iba a ver si Caroline finalmente había abortado o no, y tuvo claro que aguantar las risas y celebraciones de su madre quien dijo que aquello sería excelente. Fue bastante hipócrita de su parte intentar sonreír mientras Isobel celebraba que un bebé haya podido morir. 




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