Inevitable

Capítulo 24

No estaba muy concentrada esa tarde, sentía que el bordado no le estaba quedando nada bien. Aún así Elena continuó con su labor, en algo tenía que distraerse después de todo. 

Habían sido días tranquilos considerando la llegada de Elijah y los intentos de su madre y hermana de envenenarlo en contra de Caroline. Esperaba que él no se dejara manipular, confiaba en que Elijah era un hombre inteligente y que no iba a creer en esas patrañas. 

Solo que habían cosas que no le cuadraban. Por ejemplo, entendía que Elijah muy aparte de cualquier cosa que le hayan dicho tuviera cierta desconfianza con Caroline, pues apenas la conocía. Quién le preocupaba era Rebekah.

Tenía entendido que ellas dos se estaban llevando muy bien, casi como hermanas. Elena la había visto con frecuencia pues hablaban mucho sobre enfermería y otros asuntos de salud con el médico del pueblo. Rebekah seguía entusiasmada con la idea de abrir el hospital que Kol deseó, y el médico le aconsejaba, ella también. Había estudiado enfermería durante la guerra, así que se prestó sus libros a Rebekah y le explicaba lo que no entendía. 

Y durante esas tardes de estudio Rebekah le había preguntado con frecuencia su opinión sobre Caroline. Ella no había mentido, le dijo que parecía una buena persona, que le agradaba, que se veía honesta y sincera. Pero era tanta su insistencia que Elena hasta empezó a desconfiar de por qué tantas preguntas.

—¿Es que acaso sabes algo que yo no sepa? —preguntó al fin. Rebekah miró de nuevo al libro, no quería contestar en ese momento al parecer.

—Sé muchas cosas que quizá no deba contar —le dijo despacio sin mirarla—. Apenas se lo he confiado a Elijah, pero no lo sé. Tengo miedo que Caroline no sea la buena mujer que creo es, tengo miedo que sea una farsante.

—¿Por qué pensarías algo así? ¿Qué es lo que ha dicho?

—Tiene secretos.

—Todos tenemos secretos. ¿Y cómo es que sabes tú los sabes?

—Los averigüé sin querer, no es que haya querido hurgar en su vida ni nada de eso.

—Claro...—No entendía de qué podía estar hablando Rebekah. No había escuchado que Kath hablara sobre secretos de Caroline con Damon. Le quedaba claro que si Rebekah estaba desconfiando de su cuñada era por eso justamente, no porque Kath estuviera envenenándola. O eso creía—. Bekah, a veces tenemos secretos que nos avergüenzan. Quizá es eso, quizá es un pasado que ella quiere dejar atrás y no quiere que ustedes sepan por temor a que la rechacen.

—¿Lo crees así?

—Es solo una opinión. Yo creo que es una buena mujer que ha pasado por cosas duras, ustedes son ahora lo único que tiene. Quizá no deberías ser tan desconfiada.

—Siento que estoy haciendo mal, no lo sé. Esto es tan confuso. Quizá si tú supieras...

—Oh no. Bekah, no me interesa saber los secretos de Caroline, de verdad. Pero, ¿sabes una cosa? Creo que es peor que hayas averiguado sus secretos y no se lo digas. Quizá ella debería saberlo, quizá te dé una explicación.

—También lo he pensado.

—Entonces piénsalo bien. Ahora dejemos esto. —Elena cerró el libro. Ya estaba anocheciendo y habían leído bastante—. Hoy es el anuncio sobre la fiesta del pueblo en la alcaldía.

—¿En serio? ¿Ya tendremos día oficial?

—Si, las cabezas de las familias van a juntarse y firmar el acta oficial pronto. Habrá una fiesta. He escuchado que la llamarán "El día de los fundadores".

—Eso suena bien, no sé si Klaus estará enterado. Él debería estar ahí.

—Seguro que si, ¿qué tal si vamos? Es solo un anuncio, no una fiesta. Eso respeta el luto. Y si Klaus no está seguro que tú puedes representar a la familia Mikaelson por esta ocasión.

—Vamos, pero solo un momento. Si sacan champagne, vino o similar me retiro. El luto, ya sabes.

—Por supuesto, no te vamos a forzar a nada.

Las dos se pusieron de pie, poco se había hablado de la fiesta que habría por el aniversario oficial del pueblo, pero se sabía que después de esa reunión las cosas se iban a empezar a preparar en serio. Le hacía hasta ilusión pensar en una fiesta, hace mucho que no iba a una. Era como si el fantasma de la guerra aún no se les fuera de encima.

 

*****************

 

Quizá no debió ir, no era como si él fuera una persona importante. Pero mamá ya no podía salir de casa y él era el único representante de la familia Donovan. Hace un tiempo fueron importantes, su padre fue uno de los que llegó primero al pueblo hace ya muchos años siendo solo un niño. Había muerto en la guerra, por lo que también se le consideraba una especie de héroe en Mystic Falls. 

La verdad Matt solo había ido porque Stefan y Jeremy insistieron. Ambos querían ver a sus damas después de todo. Stefan que quería ver a Elena aunque siempre lo negara, y Jeremy que andaba más cerca que nunca de Annabelle. ¿Y él? Oh no, eso era una locura.

Estaban sirviendo unos bocadillos y algo de ponche, la gente conversaba entre sí. Todas las cabezas de las familias estaban presentes, pues claro, todos tenían derecho a ir si querían. Se sentía bastante fuera de lugar ahí. Matt se había puesto uno de sus mejores trajes que en realidad no lucía muy bien. Su familia no estaba para costear eso, no de momento. La pensión del ejército de su padre no alcanzaba para mucho, había que arreglárselas lo mejor posible. 




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