Inevitable

Capítulo 32

—¿Quién es Caroline? —la pregunta lo tomó por sorpresa un instante. Lucien dejó la copa a un lado y carraspeó la garganta intentando asimilar que de alguna forma Genevieve sabía de la existencia de la cuñada de Klaus.

—¿Cómo dices?

—¿Acaso no fui clara? ¿Conoces a una tal Caroline?

—Si —contestó tranquilo, aunque no lograba entender como es que Genie sabía de ella. 

Había ido esa noche a ver a la mujer y le sorprendió saber que Klaus no estaba ahí. Él ya tenía unas cuantas copas encima, imaginó que Klaus se hizo el digno delante de la familia pero que ya luego iría a encontrarse con la amante. Pero no, nada de eso, Genevieve estaba en el piso sola y bastante descontenta. Él trató de explicarle que los Mikaelson estaban en una situación difícil y quizá debía de ser eso, pero la chica seguía molesta. Y de pronto esa pregunta, no entendía nada.

—¿Y bien? —dijo ansiosa.

—Sí la conozco, es Caroline Mikaelson. Es su cuñada, la viuda de Kol.

—¿Klaus se está acostando con su cuñada? —Casi se atora con el vino al escuchar esa insinuación. No podía estar hablando en serio, aquello era imposible.

—Eso no puede ser, la cuñada está embarazada y en un estado muy avanzado. No, conozco a Klaus, y aunque es dado a las perversiones, eso de seducir a su cuñada embarazada sería demasiado incluso para él.

—Claro...—La novedad de que hablaban de una mujer embarazada pareció tranquilizar a Genevieve. Ella también se sirvió un poco de vino, ahora lo que Lucien quería saber era cómo la amante sabía de la cuñada—. Pero eso no explica porque decía tanto su nombre mientras tenía sexo conmigo. —Vaya, así que era eso.

—Puede ser otra Caroline...

—No lo creo, apuesto a que Klaus anda teniendo fantasías con la cuñada. Como está embarazada no puede tocarla. ¿Es hermosa? —Lucien asintió. Las preguntas de Genevieve llegaban demasiado rápido y él aún no terminaba de asimilar toda esa historia. Klaus y su cuñada. Vaya, quién lo diría—. Entonces es eso. La desea, pero... —bufó molesta. La chica había hecho conclusiones demasiado pronto, aunque eso podría ser verdad. Caroline era una mujer joven y hermosa, apostaba que si no fuera por ese vientre Klaus no hubiera dudado en meterla a su cama en la primera semana.

—Debes tranquilizarte, querida. Puede que quizá nuestro amigo Klaus tenga fantasías secretas con la cuñada, pero eso no significa nada. Al menos nada que deba afectarnos.

—Claro que no, a ti no te afecta en absoluto. Eres su amigo, su compinche, administrador, socio... lo que sea. En cambio a mí la existencia de otra mujer me deja en una situación bastante vulnerable.

—Por favor, Klaus puede ser muchas cosas pero no caería tan bajo como para acostarse con la esposa de su hermano.

—Muerto, su hermano muerto. La mujercita es viuda, Klaus es apuesto. Ahora está embarazada, pero en cuanto tenga a ese bebé...— Genevieve si lucía bastante preocupada. Y tal como había dicho, eso no era algo que le afectara. Klaus podía hacer lo que quisiera con su vida, la verdad ni siquiera debería estar ahí compartiendo confidencias con su amante y escuchando sus conjeturas.

—Genie, me sorprende de tu parte —le contestó muy tranquilo—, creí que te habías dedicado todo este tiempo a dejarnos claro que eras una mujerzuela que disfrutaba del sexo y del dinero con mi buen amigo Klaus, nada más. Él lo sabe, yo lo sé, tú lo sabes. ¿A qué vienen todos estos reclamos? ¿Temes el fin de tu reinado? Cálmate, eso no es para nada necesario.

—¿Por qué dices eso? —Estaba molesta, se notaba en su voz y en sus gestos. Debía de estar haciendo un gran esfuerzo por no agarrarlos a cachetadas después de que le haya dicho "mujerzuela"

—Pues simple, Klaus es Klaus. Tiene un compromiso con Tatia Petrova y te mantiene a ti, se casará con ella algún día y aún te tendrá a ti. Pude que sí, se encapriche con la cuñada, que se acuesten a escondidas de la familia buen tiempo. Si, eso es perfectamente posible. Pero de eso no va a pasar. Tatia será la esposa, tú la amante oficial, tan simple como eso.

—¿Y dónde queda la tal Caroline?

—Como una amante ocasional y deliciosa a la que meterá en su cama de vez en cuando, una diversión que algún día dejará de ser entretenida. La gente no cambia de la noche a la mañana, menos depravados como Klaus.

—No lo sé, Lucien. Está diferente, ¿no crees? Desde que se le murió el hermano ya no es el mismo.

—Es muy reciente, nada más. —Aunque Lucien estaba dudando de sus propias palabras. También había notado a Klaus un poco cambiado. O mucho debería decir. Ya no hacía esas bromas que estaba acostumbrado a escuchar, había rechazado su invitación para beber ese día, no estaba ahí con Genevieve cuando en New Orleans no había día que dejara pasar sin escabullirse al piso que tenía su amante. La muerte de Kol había cambiado muchas cosas y eso lo preocupaba un poco.

—Eso espero. Quizá debería volver a New Orleans, no he venido de tan lejos para sentirme rechazada. Durante todos estos meses no dio noticias y ahora que estoy aquí no quiere saber nada de mí.

—Hablaré con él, todo tiene solución, querida. —Genevieve no quiso decir nada más, siguió bebiendo su vino en total silencio. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.