Inevitable

Capítulo 34

Londres

A Tristán parecía no importarle mucho que haga amistad con Aiden aunque este no fuera su prometido, ni tampoco con esa muchacha americana llamada Tatia Petrova. Según se había acordado con Josh, la boda tendría que ser en unos meses en Londres. Luego regresarían a Washington todos juntos, incluyendo Aiden, a quién le buscarían una prometida que esté de acuerdo con las condiciones tal como lo estaba Aurora. 

Conseguirle una novia a Aiden no sería muy difícil, el caballero tenía una buena fortuna y se podría considerar un buen partido para cualquiera. Por su lado, Aurora intentaba no pensar en el destino que le esperaba una vez esté casada, hacía lo posible por distraerse al lado de sus nuevas amistades y de mantener las distancias con Tristán para evitar que quiera adelantar aquello de cumplir su deseo de hacerla su mujer. Era algo en vano, tarde o temprano iba a pasar y mientras la boda se acercaba sus días de libertad se iban acabando.

Pero ahí estaba ella, pasándola bien con Tatia, Josh y Aiden. Puede que Tatia sospeche algo de la naturaleza de su prometido y de Aiden, pero no comentaba nada al respecto. Al ser ambas norteamericanas congeniaban muy bien, y ella que nunca había sido de tener amigas de pronto sentía en Tatia un afecto sincero. Quizá podrían seguir siendo amigas cuando ambas regresen a su país. 

Aurora había hecho lo posible por no hablar más sobre Kol, no quería que Tatia lo mencione. Ya bastante le había costado convencer a Josh y Aiden de que guardaran el secreto, pero no tenía como contarle a Tatia la verdad, era una historia bastante delicada. Solo hubo dos personas una vez que conocieron todos sus secretos, esos fueron Enzo y Kol. Pero Kol ya estaba muerto y de Enzo no sabía nada, solo esperaba que siguiera con vida. Por más amiga que fuera Tatia sentía temor de contarle la verdad sobre su hermano.

Esa mañana estaban en el Country Club. Como siempre los hombres, entre ellos su hermano, estaban a un lado discutiendo de negocios y asuntos políticos mientras disfrutaban de sus bebidas. Tristán la vigilaba a lo lejos, aunque en realidad no había mucho que vigilar. Ella estaba sentada al lado de Tatia junto con otras damas de la sociedad londinense. La señora Donald la invitaba a tocar el piano en casa por el cumpleaños de su hija menor que cumplía trece, ella accedió encantada, pero dijo que primero lo comentaría con su hermano y prometido para saber si tenía el permiso. 

Nada fuera de lo común, en realidad hasta ya empezaba a aburrirse. Aunque ella y Caroline siempre quisieron salir más al mundo, ir a clubes, socializar y pertenecer a algún grupo sin tener que vivir siempre bajo el control de Tristán. Y cuando ya tenía esa opción se le hacía tedioso. No le simpatizaban en verdad esas damas, solo Tatia merecía su agrado.

—Ven, Aurora, vamos a dar una vuelta por el jardín. Necesito distraerme —le dijo Tatia y ella asintió. Las dos recogieron sus vestidos y sombrillas para salir a caminar no muy lejos de ahí. Quería alejarse de la vigilancia de Tristán, pero era mejor mantenerse a la vista para evitar que le haga alguna escena. Caminaron en silencio buen rato, ninguna de las dos dijo nada hasta que de pronto escuchó a Tatia suspirar hondo.

—¿Sucede algo? —Lucía preocupada, quizá algo le pasaba y necesitaba desahogarse.

—Quisiera quedarme para tu boda, pero me temo que tendré que regresar antes a casa. Mamá me envió una carta, desea que regrese a Mystic Falls a la brevedad posible.

—Oh... es una lástima, en verdad me hubiera gustado que estés en mi boda. ¿Pero qué dice tu madre? —Tatia parecía incómoda, miró hacia un lado y no respondió nada por un buen rato.

—Dice que debo regresar porque hay una mujer que intenta robarme a mi prometido.

—Entiendo. —Eso sí que era una sorpresa, Tatia no hablaba mucho de su compromiso, solo una vez lo mencionó—. ¿Es algo grave?

—¿Recuerdas que una vez hablamos de un conocido en común? Kol Mikaelson. —Aurora asintió. No le gustaba el rumbo de esa conversación, no quería hablar de Kol aunque muriera de curiosidad—. Verás, él estaba comprometido con mi hermana Elena, pero cuando en el pueblo supieron de su muerte llegó junto con el ataúd una mujer, su nueva esposa. Se llama Caroline, eso puso mamá en la carta. La cuestión es que esa nueva esposa llegó embarazada.

—¡Embarazada! —No pudo contener su sorpresa y esperó que Tatia lo tomara solo como una especie de indignación por su historia. Pero estaba emocionada, su hermana iba a tener un bebé de Kol, eso era hermoso. Triste y hermoso, ese bebé nunca conocería a su padre, debió haber sido una alegría para esos dos cuando lo supieron.

—Si, embarazada. Ella ahora está en la mansión Mikaelson allá en Mystic Falls, la familia de Kol le ha dado su respaldo.

—Ya veo, ¿pero qué tiene eso que ver con tu prometido? —Aún no podía creer que su hermana tendría un bebé, ahora sabía también que no estaba desamparada y eso de alguna forma le daba alivio.

—Pues que según mamá esa mujer es una arribista, ella es la que me quiere robar a mi prometido, Klaus Mikaelson. —Aurora frunció el ceño sin querer, eso tenía que ser una estúpida intriga malintencionada. Su hermana jamás se metería con otro hombre, acababa de enviudar, eso era imposible.

—¿Estás segura de algo así?

—Mamá siempre ha sido exagerada, no lo creo en verdad. Quizá esa mujer solo se lleva bien con Klaus y por eso mi madre anda inventando tonterías. Lo que importa es que quiere que vuelva y busquemos la forma de adelantar la boda.




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