Inevitable

Capítulo 39

—Fue un milagro —concluyó Elena—. No sé cómo sobrevivió a aquello. Puedo jurarlo, creí que iba a morir, perdió mucha sangre.

—Inocente de ella, eso debió haber sido muy doloroso.

—Fue terrible —aseguró.

Esa mañana Elena, Stefan, Anna y Jeremy estaban de paseo en el lago. Los Gilbert tenían una propiedad ahí con botes, así que los invitó a pasar el día. Se dividieron, no muy lejos iban Anna y Jeremy. Stefan remaba mientras ella le contaba lo que sucedió el día de la cesárea de Caroline. Había leído mucho al respecto cuando estudió enfermería, en teoría sabía cómo hacer una. Pero una cosa era tener la teoría y otra ver directamente una cesárea. 

Hubo sangre por todos lados, Caroline lloraba de dolor, aguantaba como podía. Después de cinco días de la operación se podía decir que la Mikaelson se encontraba estable. Seguía en cama, pero podía alimentar a su hijo. El resto del tiempo Rebekah y los otros hermanos se hacían cargo.

—Lo imagino, debieron estar todos muy nerviosos —le dijo Stefan, ella asintió. A ella se le escapaban las lágrimas de rato en rato. Limpiaba el sudor de Caroline, apretaba su mano y le rogó que resistiera. Cada vez que ella cerraba los ojos Elena temía que estuviera muriendo, habían sido momentos de terror ciertamente.

—Se hizo lo mejor que se pudo, ahora me siento tranquila. Ella y el pequeño estarán bien.

—¿Y en verdad va a llamarse Kol?

—Kol Nathaniel. ¿No es lindo? —Stefan asintió. Desde esa noche del desfile de antorchas se habían frecuentado más, y aunque en ese momento moría por estar entre sus brazos y sentir sus labios tenía que contenerse, en el lago cualquiera podría verlos.

—Iré a hacerles una visita estos días, espero puedan recibirme. Es el hijo de mi amigo después de todo.

—Claro que te recibirán. Caroline no creo, pero Rebekah cuida del pequeño la mayor parte del tiempo, su madre aún está débil.

—Entiendo. Iré pronto, quizá deberías ir conmigo. Estas siendo una excelente Señorita Mystic Falls, Elena. Mira que tu primera labor ha sido asistir una operación complicada. Eres una heroína.

—Yo no lo veo así —dijo con modestia—, en realidad todo fue bastante crítico.

—Pero lo hiciste, ayudaste a ese bebé a nacer. Eres mi heroína. —Ella enrojeció. Se miraron a los ojos y sonrieron. Dios, estaba muy enamorada de él en serio.

—Chicos, ¿qué tal una carrera? —El bote de Anna y Jeremy estaba más cerca. Estaban ya por llegar al otro lado del lago donde había un pequeño muelle, ahí podrían detenerse y dar una caminata, sería entretenido.

—Vamos, a la cuenta de tres —dijo Stefan animado. Los dos chicos cogieron los remos y se pusieron en posición, las damas estaban también animadas por la carrera—. Una, dos, tres...

Apenas dijo eso ambos empezaron a remar lo más rápido posible. Cada una animaba entre risas a su barquero, estaban cada vez más cerca. El bote de Stefan y Elena iba a la delantera. Pasaron cerca de unas rocas, ya casi llegaban al muelle y fue en ese momento cuando golpearon algo que se asomó por el agua. Sonó fuerte y los detuvo un instante, a causa de ese incidente fueron Anna y Jeremy quienes se proclamaron ganadores del reto. Pero Stefan lucía preocupado, habían golpeado algo y sea lo que sea estaba debajo del bote.

—¡Hey! ¿Por qué se detuvieron? —preguntó Jeremy extrañado.

—Golpeamos algo —anunció Stefan.

—Oh, ¿es grave?

—No lo creo.

—Me parece que está debajo —le dijo Elena. Stefan asintió, cogió uno de los remos y apoyándose en una roca se impulsó a un lado.

Fue entonces que surgió algo que los dejó impactados unos segundos y acabó con fuertes gritos de parte de las damas y con gestos de estupefacción por parte de los jóvenes caballeros. Lo primero que vieron surgir fueron algo parecido a algas, pero pronto se dieron cuenta que eran cabellos rojizos. Los cabellos cubrían un rostro familiar y una vez en la superficie del agua lo vieron. Estaba blanco, no pálido, era blanco de verdad. Un blanco de muerte. 

Y no solo eso, tenía las mejillas cortadas, puede que alguna vez haya corrido sangre por ahí, pero ahora solo quedaban dos marcas grotescas que se prolongaban desde los labios como una macabra sonrisa. Un cuerpo sin vida había emergido de las aguas del lago de Mystic Falls.

Ese cadáver era de Genevieve.

 

*****************

 

Los cinco días después de la cesárea habían sido complicados. Caroline perdió mucha sangre y necesitaba descanso absoluto. Con cuidado la llevaron a la mansión Mikaelson, era mejor un ambiente familiar para que se sienta más segura. Podía darle de lactar al bebé, pero nada de pararse de la cama. Necesitaban que la herida cicatrice, le quedaría una marca toda la vida pero en realidad eso le importaba muy poco. 

Lo único importante ahí era que su bebé nació y que ella estaba con vida. Se sentía morir, todo el cuerpo le dolía, en especial la zona por donde sacaron a su bebé. Débil, cansada, sin poder moverse. Solo esperaba poder volver a ser la misma pronto.




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