Inevitable

Capítulo 48

Aurora no lograba sentirse cómoda en la mansión Mikaelson, no después de lo que vio y escuchó. Esa tarde a la hora del almuerzo no lograba ver a Klaus y Caroline a los ojos, solo los imaginaba teniendo sexo. Peor aún, notaba en ellos las miradas, los roces indiscretos, las indirectas. Se puso a pensar en situaciones similares entre ambos días antes, recordaba momentos en que ambos desaparecían juntos, ¿será que en esos cortos instantes aprovechaban para estar juntos? Era probable, y no sabía cómo sentirse.

Conocía bien a Caroline, sabía que no era ninguna libertina. Si estaba haciendo eso con su cuñado era porque lo amaba, ¿pero él la amaba a ella? Puede que si, Klaus siempre estaba preocupado por su hermana, eso era algo que se notaba. Estaba haciendo de todo para alejar a Tristán de Caroline, vivía pendiente de ella, cuidaba y quería al pequeño Kol, su hermana y él parecían llevarse de maravilla. Puede que en ese tiempo se hayan enamorado y decidieran llevar un romance a escondidas por respeto a la memoria de Kol. Ella no era nadie para juzgarlos, pero aún así era incómodo verlos juntos después de lo que vio. Y sabiendo que eso se iba a volver a repetir al menor descuido.

Por eso aquella tarde decidió salir de la mansión e ir a visitar a Aiden y Josh. Se suponía que Joshua seguía siendo su esposo, no importaba que el matrimonio no se consumara. Además se sentía en deuda con ellos, los pobres se metieron en tremendo lío por protegerla, por poco los matan, es más, aún tenían la sentencia de muerte sobre ellos. Si Tristán los encontraba no tendría piedad. Se alegró mucho de encontrarlos, pensó que no iban a estar. Y ellos también la recibieron bastante animados.

—¿Cómo te trata la familia adoptiva? ¿Todo bien? —preguntó Josh con una sonrisa.

—¿Te sientes cómoda con ellos? —agregó Aiden.

—Descuiden, está todo bien. Ellos son amables, aunque cómoda del todo no estoy. Esa no es mi casa, apenas los conozco. Son buenas personas, pero... no lo sé. Simplemente no es mi hogar.

—Lo entiendo —dijo Josh posando una mano sobre la suya—. Esta ciudad es grande, extraña, bulliciosa. Tampoco nos agrada mucho, pero todo va a estar bien.

—¿Cómo están tan seguros?

—Conversamos con el cuñado de tu hermana, Klaus —dijo Aiden—. Está haciendo todo por detener a Tristán, apenas se atreva a entrar a esta ciudad y estará frito. Va a pagar por todos sus pecados, escribe eso y ponle un sello si quieres, puedes jurarlo. Tú y Caroline ya no van a tener que preocuparse por nada nunca más.— Aurora suspiró y sonrió. Ojalá sea cierto lo que Aiden decía, ojalá no vuelva a verlo jamás.

—Eso espero, ya he tenido suficiente de él. No puedo tolerar vivir con miedo más, estoy harta.

—Tranquila —le dijo sonriente su esposo—, todo va a estar bien, ¿cómo? No lo preguntes, pero prefiero ser optimista. Igual nosotros no vamos a quedarnos aquí mucho tiempo.

—¿Cómo? ¿Se van ya?

—¿Conoces a ese tal Lucien? —ella asintió. Ese idiota que se le insinuaba tan descaradamente. No lo soportaba, acababa de huir del acoso de Tristán para enfrentarse a otro. Solo que a este no le tenía miedo—. Bueno, él vino a hablar en nombre de Klaus, nos ayudarán a salir de la ciudad con todo resguardo.

—¿Ah si? ¿Cómo es eso?

—Tomaremos unas vacaciones a América del Sur —dijo Aiden, parecía hasta animado—. Es un lugar espectacular, muchos países, repúblicas nacientes. Y muchas oportunidades de negocios. Nosotros tenemos capital, así que creemos que será provechoso. Luego volveremos a Europa, quien sabe.

—Suena interesante.— La verdad si. Aurora había leído mucho sobre las antiguas civilizaciones de América del Sur, eso era fascinante. Los Mayas, Aztecas, Incas... Dios, tantos pueblos maravillosos. ¿Cuántos descubrimientos se podría hacer ahí? ¿Cuántas cosas por aprender? Era como un mundo de sueños—. Y me parece excelente idea.— Porque no creía que su hermano fuera capaz de llegar hasta ahí.

—Pues si —continuó Joshua—, Klaus está arreglando todo para irnos pronto. Tendremos escolta, nadie nos hará daño, todo será muy seguro.

—Ya veo, entonces está decidido.

—La verdad al principio parecía que nos estuviera echando —bromeó Josh—, pero luego lo pensamos bien y aceptamos la oferta.

—Me alegro, ustedes merecen volver a vivir en paz.— Los quedó mirando en silencio. Estaban animados, sonreían. Recordó cuando los conoció hace varios años en Washington, igual de sonrientes, felices por la vida sin imaginar el problema en que se habían metido al hacer tratos con su hermano.

Ellos la salvaron de Tristán aún a costa de su vida, se arriesgaron, dieron todo por ella. Jamás había tenido amigos de verdad, y ellos lo eran. No quería culpar ni a Enzo, ni Kol, y menos a Caroline; pero ellos se fueron. La abandonaron con Tristán. En cambio Josh y Aiden siempre estuvieron a su lado, y siempre tuvieron una sonrisa para ella en los momentos más difíciles. Tomó a decisión en unos segundos y no había marcha atrás.

—Quiero ir con ustedes.

 

****************

 

—¡Klaus! —gritó Caroline. Sabía que iba a armar un escándalo, sabía que era imprudente, pero aún así no pudo contenerse. Entró molesta al comedor, en la mesa estaba la familia Mikaelson, hasta Lucien. Su fuerte grito fue una sorpresa para todos, él incluso levantó la mirada contrariado, peor al ver su rostro rabioso—. ¿Quién te ha dicho que tienes derecho a decidir el destino de mi hermana?




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