Inevitable

Capítulo 58

Durante el camino a New Orleans estuvo pensando en todo lo que haría paso a paso para solucionar los problemas que quedaron pendientes, así cuando Caroline volviera estaría todo listo para anunciar su compromiso y tener la vida que planearon. 

Lo primero sería solucionar el tema de Lucien, con su muerte en medio de un intento de asesinato a las hermanas De Martell iba a quedar confirmado que él fue el asesino serial. Además, antes de morir Tristán le dijo a Enzo que él lo supo todo ese tiempo. Puede que le haya creído, puede que no, pero ya la duda estaba echada. Además Tristán amenazó diciendo que si él moría las pruebas serían reveladas, y sin un Lucien vivo que declare a su favor esas pruebas podrían hundirlo.

Luego estaba el tema del matrimonio con Katherine. No comentó eso con Caroline, no quería ponerla peor de lo que ya estaba con toda esa situación de sentirse una asesina, solucionaría el asunto y se lo contaría cuando una vez más sea un hombre soltero. Total, jamás la había tocado ni pensaba hacerlo. Armó esa boda en la iglesia con un actor que contrató en secreto, el tipo hizo bien su papel de sacerdote, logró engañar a todos. 

El tema legal ya se solucionaría, no creía que Kath hiciera tanto problema. O puede que si, esa era una interesada, no le convenía separarse de él. Quizá quiera una compensación, o parte de sus bienes. En fin, eso también tendría que tratarlo con calma.

Regresar a su ciudad después de tanta tensión en Washington fue todo un alivio, daba una sensación de normalidad. Lo que en verdad quería era tomarse un baño, dormir mucho y despertar como nuevo, estaba ansioso por llegar a casa. Mientras se iba acercando a la mansión, vio a Elijah en la puerta, detrás de él iban las tres Petrova. Ni bien él y Rebekah se vieron, corrieron al encuentro del otro y se estrecharon en un fuerte abrazo. Ella no pudo evitar llorar, él le acariciaba los cabellos y le besaba la frente repetidas veces. 

Durante esos días vivieron con la angustia, esperando que la noticia sea real y no una trampa, que Klaus logre traer a su hermana a salvo. Luego, Rebekah abrazó a las tres hermanas Petrova, quienes aparentaban estar felices de su retorno. De ellas podría creerle a Elena, quizá a Tatia. Y la hermana a la que no le creía nada eso de estar afligida era justo con quien se había casado, qué desgracia la suya.

Estuvieron en la sala buen rato, hasta Henry y algunas personas de la servidumbre no se contuvieron y abrazaron emocionados a Rebekah. Hubo un brindis por su retorno, no podían negar la felicidad. Después de comer algo y conversar acerca de lo sucedido, su hermana se retiró a descansar y las Petrova hicieron lo mismo. Klaus estaba de salida, cuando su hermano lo detuvo y dijo que tenían que hablar de un tema delicado en el despacho. Suponía que era sobre la muerte de Lucien, no se le ocurría otra cosa. Le hubiera gustado dejar ese tema para después, pero Elijah insistía en la urgencia.

—He querido decírtelo desde que llegaste, pero con todo esto de la celebración por el retorno de Rebekah preferí esperar a que estuviéramos a solas. Igual ella se va a enterar, en realidad todo New Orleans ya lo sabe, es cuestión de tiempo.

—¿De qué cosa estás hablando?

—Tu buen amigo Lucien murió, bueno, eso ya lo sabes. Pero antes de irse dejó un interesante regalo.— Elijah abrió un cajón y le entregó un periódico con fecha de hace tres días. En la portada aparecía la foto de Lucien y también la suya. Algo que lo enojó más fue que había una foto de un evento social donde estaban todos los Mikaelson hace poco, pero la habían recortado hasta colocar solo a él y a Caroline. El titular decía: EL ASESINO SE CONFIESA. GRAN ESCÁNDALO EN LA FAMILIA REAL DE NEW ORLEANS. Klaus entrecerró los ojos y trató de serenarse, sentía que sus manos temblaban, eso no podía estar pasando.

—¿Qué rayos significa esto?

—Lucien mandó una carta a todos los periódicos que ellos se han encargado de reproducir con lujo de detalles. Deberías leerla.—Claro que lo iba a hacer, pero tenía temor. ¿Qué había hecho ese desgraciado? Murió, pero se encargó de armar todo un escándalo como despedida al parecer. No esperó más, abrió el periódico y se preparó para leer las últimas palabras de quien fuera su amigo hasta hace pocas semanas.

 

Estimados habitantes de New Orleans y público en general,

Si esta carta ha llegado a los periódicos es porque estoy muerto. Así lo dispuse antes de partir a mi última misión. No sé si cumpliré mi objetivo, eso tampoco es algo muy importante. He aceptado mi destino hace mucho, y como un gran hombre dijo hace cientos de años en la antigua Roma, quién ha sabido vivir debe saber también morir. Yo elegí morir haciendo lo que más he disfrutado toda mi vida, y eso es asesinar.

Por si no me conoces, o quizá no me recuerdas (lo entiendo, la memoria es traicionera), soy el asesino serial de New Orleans, o como me conocieron un tiempo "El asesino de la sonrisa", o "El monstruo de la sonrisa" (ese ese mi favorito). Como ya no tiene caso ocultar mi identidad, diré que soy Lucien Castle, el asesino real. No es una broma, y podrán constatarlo después. 

Luego de mi último asesinato por placer en un pueblo de Virginia, un soldado de plomo que responde al nombre de Teniente Lorenzo McMichaels decidió encontrar al asesino, y pues ya tiene todas las pruebas en mi contra. Lástima, pequeño amigo, que no hayas logrado atraparme. Pero hiciste bien, chico. Si, fui yo, tienes toda la razón.




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