Inevitable

Capítulo 59

Washington

—¿Segura?— Aurora asintió. Enzo ya iba de salida para llegar a la boda de Elijah y Tatia a la que fue invitado. Habían pasados dos meses desde la muerte de Tristán y las hermanas aún permanecían en la bella casona del centro propiedad de los De Martell que les pertenecía. 

—Completamente —dijo la joven tomando sus manos—, estoy bien aquí, además aún no termina el inventario. Creo que esto va a tardar al menos un mes más. Queda tranquilo, tenemos vigilancia, estaremos bien.— Si, Enzo lo sabía. Durante ese tiempo en que estuvieron viviendo en Washington nada les había pasado, había sido todo muy seguro y tranquilo. Al contrario de New Orleans. Klaus le envió una extensa carta detallándole la situación, además de un periódico donde salía la confesión de Lucien para que él mismo la leyera. Quedó sorprendido, no pensó que el hombre estuviera tan loco para hacer algo como aquello. Pero le sorprendió aún más saber de la relación que tenía con Caroline.

—Me quedaré si me lo pides.— La verdad le daba algo de culpa dejar a esas dos solas. Las había cuidado durante esos dos meses y no quería abandonarlas. Puede que no vuelva a ver a Aurora en un largo tiempo, ella ya tenía planeado irse a Brasil ni bien resuelva su problema con la herencia.

—No te preocupes por mí, estaré bien. Esto se va a resolver pronto.— Enzo asintió.

La verdad, él también tenía varios asuntos que resolver. Por ejemplo, la policía de New Orleans le había pedido que envíe las pruebas sobre Lucien, el hombre ya estaba muerto pero aún así querían asegurarse que dijo la verdad y no fue otro loco más. También tenía que hablar seriamente con Klaus. Poco a poco iba procesando la idea de un romance entre esos dos, no quería hablar de eso con Caroline, pero finalmente acabó haciéndolo. 

Ella fue sincera, le dijo que en un principio Klaus fue el hombre en quien se apoyó luego de la muerte de Kol. Poco a poco fueron conociéndose más, y ella empezó a sentir cosas por él que intentó olvidar por respeto a Kol. Pero fue inevitable, ya no pudo negarse a sus sentimientos, y admitía estar enamorada, que ambos habían planeado un futuro juntos.

Y de eso justo tenía que tratar, ¿cómo pretendía formar un matrimonio con Caroline si se había casado con Katherine? Cierto que fue por presión de Tristán, en realidad no quisieron hacerlo nunca. Le escribió a Klaus al respecto, expresando su preocupación por el futuro de Caroline, y él le respondió que la boda religiosa fue un teatro, pero que deshacer la otra boda se le estaba haciendo difícil. Legalmente estaba casado con Katherine, pero ni siquiera vivía con ella y tampoco tenía intención de hacerlo. 

Eso lo reconfortó, solo era cuestión de tiempo. Y era algo bueno para él también. Tatia se casaba con Elijah, Elena con Stefan, y Katherine no podía permanecer soltera. Él estaba dispuesto a tomarla como esposa, la quería, la amaba en realidad. Si antes no se la sacaba de la cabeza, menos después de lo que pasó entre ellos antes de la boda. Se amaban, su destino era estar juntos y se aseguraría de eso.

—Bien, pero volveré antes que viajes —le dijo Enzo—, no pensarás irte sin una despedida, ¿verdad?

—Oh no, ¿cómo crees?— Aurora sonreía. Había recuperado la alegría desde la muerte de Tristán. Hasta Caroline, a pesar de lo que tuvo que hacer, lucía más tranquila. Al fin las dos hermanas eran libres, la pesadilla acabó. Alguna vez quiso a Aurora. No la amó, lo tenía claro, pero sí la quiso lo suficiente para enfrentar a Tristán e intentar casarse con ella. Fracasó, y eso lo torturó mucho tiempo. Le alegraba saber que era feliz y tenía un brillante futuro por delante.

—Ve a esa boda y trae el ramo, nunca hemos tenido uno —bromeó la chica y él hasta rio.

—Sabes que puedes casarte conmigo.

—Tonto, ya tengo un esposo.— Uno que nunca la iba a tocar, por cierto. Pero eso a Aurora parecía no importarle, parecía de lo más feliz cuando estaba con ese par. Quizá era mejor, la chica había pasado por demasiados traumas relacionados con el sexo, puede que simplemente no quiera saber nada de eso nunca. Y estaba bien, o eso suponía. Algunos encuentran la felicidad al lado de la persona que amaban, otros en la compañía de buenos amigos. Cada quien elegía la manera de ser feliz y eso a los demás no debería importarles.

—Pues más le vale que te cuide.

—Joshua es un amor, Aiden también. Somos como los tres mosqueteros— rieron una vez más. Fue en ese momento que Caroline llegó con su hijo tomado de la mano. El pequeño Kol ya había dado sus primeros pasos, pero había que sostenerlo pues aún no tenía estabilidad. Caroline lo llevó hasta donde él, para despedirse del tío Enzo. Mientras más lo veía, más le encontraba parecido a su buen amigo Kol. "Espero que estés en paz donde sea que estés", pensaba. "Tienes un hijo hermoso y Caroline al fin es libre, estarías muy complacido".

—¿Volverás? —preguntó ella mientras el teniente cargaba al pequeño.

—Claro, prometí venir a despedirme de Aurora antes que se vaya.

—Y como van las cosas quizá sea un mes a más, quien sabe.— Enzo asintió, tiempo suficiente para volver a Washington. Y quizá para ese entonces los rumores ya se hubieran calmado. En todo New Orleans se hablaba de ella y Klaus, la noticia hasta se estaba expandiendo por todo el país. Era una combinación perfecta, la fórmula precisa de escándalo para vender que a la gente le encantaba. Un asesino serial y un romance prohibido en una familia de prestigio.




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