Inexorable

CAPITULO 12

NARRA CLARISSA

Mi piel se calienta. Sus palabras hacen eco en mis oídos. Pero no voy a ceder. Le sostengo la mirada y respondo.

—¿Desde cuándo me miras como tu propiedad?

Se inclina hacia adelante haciendo que caiga sentada en el sofá, su voz baja, pero firme.

—Desde que me aseguré de que no terminaras como los demás.

Su declaración me golpea como un trueno. ¿mi madre tiene razón?

—¿Como los demás?

Su expresión no cambia.

—Como los que nunca lograron salir. Como los que no son inteligentes.

Respiro hondo, luchando contra el torbellino de emociones que sus palabras despiertan.

—No me salvaste.

Él sonríe apenas.

—Sí lo hice.

Las palabras me arden.

—No necesitaba que me salvaras.

—Claro que lo necesitabas.

Mi cuerpo se tensa, mi orgullo se enciende.

—¡no te debo nada! —. gruño.

—No me debes nada.

La manera en que lo dice me enfurece.

—No soy tu creación.

Su sonrisa desaparece.

—en eso te equivocas. Lo eres.

Me levanto de golpe, mi cuerpo incapaz de quedarse quieto con tanta tensión acumulada.

—No me digas eso. No es verdad, y esta situación no me gusta.

Se mantiene tranquilo, pero algo en su mirada es más fuerte, más intenso.

—La realidad no cambia porque la niegues. No dejas de ser quien eres porque te escondas.

—No soy un proyecto tuyo. No te pertenezco, no puedes decir que soy tuya.

Él se levanta también, su altura imponiéndose sobre la mía.

—Eres mía. Aposte por ti.

El latido de mi corazón es ensordecedor. Aprieto los labios, sintiendo el enojo latir en mi pecho como un tambor de guerra.

—No aceptaré nada más de ti.

Él frunce el ceño, su mirada oscureciéndose.

—No seas absurda.

—No soy absurda —mi voz se eleva sin que lo quiera—. ¡Prefiero dormir en la calle antes que recibir otra cosa de ti!

Sin pensar, agarro mi maleta. Mi cuerpo se mueve por puro instinto. Salgo hacia la puerta. No tengo un plan. Solo quiero alejarme. Pero entonces, todo ocurre demasiado rápido.

Un movimiento brusco. Un agarre firme en mi muñeca.

Y en cuestión de segundos, Rockefeller me tira hacia atrás, cerrando la puerta de golpe y empujándome hacia el interior del apartamento con una fuerza que no es violenta, pero tampoco dócil.

Mi espalda choca contra la pared. Su presencia llena el espacio frente a mí. Su cuerpo demasiado cerca. Su respiración demasiado firme. Su mirada demasiado intensa.

—¡Déjame ir!

No se mueve. No retrocede.

—¿Qué demonios te pasa? —. Su voz es baja, dura.

Levanto la barbilla, negándome a dejarme intimidar.

—No quiero esto. ¡no quiero malinterpretar la situación! —Él suelta el aire con frustración.

—No quieres esto porque no puedes aceptar ayuda.

Lo miro con enojo.

—No soy estúpida —. Mi enojo crece —. Esto ya no es una simple ayuda. ¡esto ya no es por la beca o por beneficencia!

Su mandíbula se tensa.

—Clarissa, ¿qué tienes en contra de la supervivencia?

El sarcasmo en su tono me irrita aún más.

—¡No se trata de sobrevivir! Se trata de mi dignidad. ¡se trata del tipo de persona que soy y quiero ser!

Él suelta una risa seca.

—Tu dignidad va a matarte.

Me enderezo, sin intención de ceder.

—No soy tu propiedad. Esto, termina hoy, no más ayuda, no más nada.

Su expresión cambia. Algo en sus ojos destella diferente. Como si mis palabras lo hubieran golpeado más fuerte de lo que esperaba.

—Eres tan dulce —. Susurra y acaricia un mecho de mi cabello haciendo que me tense —. Tan valiente, tan pura, tan inocente. Que me pregunto cuanto tiempo más tardaras en darte cuenta.

Mi respiración se corta por un instante. Él sigue mirándome. Su intensa mirada me atraviesa.

—No será hoy —. Dice alejándose —. Te quedaras aquí.

Las palabras son definitivas. No son una sugerencia. Son una decisión.

—Enviare un auto para que te lleve y traiga del instituto.

Remacho los dientes, porque es una situación de la que ya no puedo escapar.

—No te atrevas a desobedecer Clarissa —. Me mira desde arriba —. Quédate aquí, donde puedo protegerte.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.