Inferorum

Capitulo 1.

Frijoles.  

Dos latas de frijoles era lo que quedaba en el fondo de la mochila. Había pasado dos semanas desde que nos fuimos del bunker, había recogido algunos alimentos todavía no abiertos y en buen estado que había encontrado, sin embargo, no habían alcanzado, mis provisiones se estaban acabando y todavía faltaba una semana para que las del próximo mes llegaran.  

Abrí la lata con una mueca de dolor, nunca creí que me dolería comer o más bien compartir mi comida. 

Vacié la mitad del contenido en un vaso de plástico y lo otro se lo di a Carla. Comenzamos a comer en silencio tan solo con el sonido de la lluvia acida cayendo a nuestro alrededor, gracias a Dios o a lo que sea, había encontrado refugio antes de que comenzara a caer a contaros el ácido del cielo. La cueva a pesar de que no era para nada agradable nos mantenía a salvo de la lluvia. 

—¿Recuerdas cómo era tu vida antes de que todo empezara? — la pregunta rondo por el aire unos segundos, tal vez minutos. 

Hablar de mi vida pasada, de mi familia no era un tema fácil para mí, no cuando vi todo por lo que pasaron para mantenernos a salvo y aun así no fue suficiente, no cuando aún tengo grabadas sus lágrimas y expresiones de sufrimiento como si todo hubiera ocurrido ayer y menos cuando ni siquiera pude cumplir la única promesa que les hice.   

—¿A qué viene tu pregunta? —Mi voz sonó aguda, más de lo que hubiera querido. 

—Oh, bueno, solo supongo que debes tener algún motivo para seguir, para no darte por vencida, —Sus ojos me miran con una admiración que no entiendo y un brillo resalta en ellos —¿Tienes pensado reencontrarte con alguien que conociste antes de que todo comenzara? 

—Todos los de mi pasado están muertos, —mentí —Y me di por vencida hace mucho tiempo, solo sigo de pie para que ellos no ganen, lo merecen menos que nosotros.  

Carla me miro con indecisión, su cabello castaño oscuro, totalmente asqueroso, como seguramente luciría el mío, ondeo por el viento que entraba a la cueva en grandes mechones grasosos. 

—Fuiste más agradable cuando me salvaste —confiesa. 

—Lo tuve que ser justamente para salvarte. —confieso. 

Su mirada se dirige a otro lado, incomoda y me sentí… mal, después de todo era una niña, tal vez todavía no comprendía todo lo que estaba sucediendo, y recordé la vida del pasado, recordé mi vida a su edad, cuando mi única preocupación era que mi papá me comprara la nueva colección de Barbie o que le gustase al chico lindo del que todas las niñas hablaban. 

—Lo siento Clara, la lluvia acida me pone de mal humor. —Intente arreglar mi error con una excusa mediocre. 

—Entiendo… 

 El silencio volvió a reinar como en casi todas las ocasiones en la que hablábamos. Terminamos de comer solo con miradas esquivas entre las dos. 

La comunicación no es algo que se me da muy bien, no siempre fue así, supongo que son las consecuencias de permanecer mucho tiempo sin compañía. 

 — Recoge todo y duerme, mañana si la lluvia ya paro, nos vamos a otra zona. 

—¿A dónde? —Pregunto guardando las velas y el pedazo de tela que ocupo para sentarse, era algo... mhm peculiar.  

—A donde nos lleve el camino, no lo se. 

Extendí el pedazo de plástico para poder descansar un poco antes de que tuviera que ocupar mi turno de vigila. Lo bueno de tener a Carla conmigo es que ya no tendría que dormir con un ojo abierto, escuche un murmullo, sin embargo, no le tome importancia. 

☠️ 

Llevamos caminando dos horas, me gustaría decir que en el camino había encontrado algún animal, sea desde una rana a un ciervo, pero pareciera que todas las especies por haber en la tierra se hubieran extinguido.  

—¿Cuánto falta? —los pasos pesados de Carla se sienten atrás de mí, cada vez más lentos y menos agiles.  

—No sé, pronto pararemos a descansar y luego seguiremos. 

—Menos mal, ya me duelen mucho los pies, las piernas, los brazos, el estómago, la... 

—Entendí. 

Seguimos caminando por la tierra todavía húmeda y rajada, hasta que encontramos un árbol caído, comienzo a caminar hacia allí y le hago señas para que me siga, parecía desolado, retiro la pesada mochila de mi espalda y saco la última lata de frijoles que me quedaba, entre todo el plástico, hierro, armas y una botella de agua, a esta ultima la saco también.  

—¿Que comeremos luego?  

—Luego lo veremos.  

—¿No te da miedo no tener que comer? —La miro irritada, responder a una pregunta a estas alturas era un privilegio para ella. 

—Entre menos lo pienso menos lo padezco.  

—Uhm, ¿segura que todavía existen animales? 

—Come y calla. 

—Bueno. 

Tengo que encontrar algún refugio pronto, en unas horas oscurecerá y los Notts saldrían a cazar, mientras decidía que ruta tomar, viendo el mapa de hace dos años atrás, por lo cual su información no era tan precisa como me gustaría ya que los cambios en la zona eran constantes, recuerdo que los primeros meses y años dentro de las provisiones venia una imagen satelital de la zona, bueno eso a hora cambio, si tenías un mapa viejo, bien por ti, es la única guía con la que contaras. 

Una ruta, la del sur, anteriormente fue poblada, talvez todavía haya una casa en pie, y con suerte la alacena de la misma tendría algo que ofrecernos. La otra, en cambio era solamente kilómetros de campo limpios, sin ningún arbusto y ningún escondite, donde justamente los Notts no pensarían en cruzarse, en esta teníamos menos posibilidades de encontrar comida, pero pasaríamos una noche segura, lejos de los Notts y talvez cerca de otros grupos de espectadores que nos verían como posible amenace y acabarían con nosotros.   

Algo me decidía, un presentimiento demasiado fuerte, que en la poblada habría caos, pero en la deshabilitada me esperaba algo mucho peor. 

—Opto por la poblada. —Habla Carla y por primera vez en lo que llevamos juntas, su opinión no me pareció sobrante. 




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