Infierno

Decepciones

Casi habían llegado cuando Camila quedó profundamente dormida con su cabeza recargada en el hombro de Adam. El chico prácticamente contenía la respiración, no quería hacer un movimiento que pudiese despertar a Camila. Nunca se había sentido de esa forma, protector, pero sabía que tenía que actuar con rapidez para evitar que descubrieran la verdad sobre Camila. El auto se detuvo frente al edificio más grande de toda la ciudad de Nueva York.

El chofer descendió del auto y abrió la puerta del lado de Adam, él trató de moverse con cuidado y al salir completamente del auto, se inclinó para sostener a Camila y llevarla dentro. La chica no era precisamente una pluma pero tampoco pesaba exagerado, Adam la llevaba en sus brazos como si fuese una damisela en apuros… aunque en realidad, así era.

Entraron al elevador y el chofer presionó una combinación de números que abrieron un compartimiento que contenía otro botón, que Adam pidió que presionara. Ese botón los llevaría al departamento del chico. En cuestión de segundos ya estaban en el pasillo frente a la puerta del departamento, el chofer abrió la puerta y después Adam le dio permiso de retirarse.

Adam se adentró al departamento con Camila en sus brazos, la llevó con mucha precaución a la habitación de invitados y la dejó sobre la cama; le quitó los zapatos y esa chaqueta que sería incómoda para dormir, después la arropó y salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él.

Adam suspiró; sintió algo en el pecho, pero ese algo era diferente, era una sensación cálida… como tranquilidad, como felicidad, como cariño. Adam se estaba encariñando con Camila, más bien, se estaba empezando a enamorar.

***

Si existía algo que Adam amara más que la lectura, era la música y tenía una sala de música al lado de la biblioteca, donde un hermoso piano de cola ocupaba el centro de la habitación pero también había guitarras (eléctrica, clásica, etc...), un bajo, una batería, un Chelo, un violin, un arpa, panaderos de diferentes tamaños y formas, y palos de lluvia.

Adam entró y tomó la guitarra clásica y un cuadernillo de canciones. Se dirigió a la sala y comenzó a tocar una de sus canciones favoritas. Estaba sumergido en la música, en cómo sus dedos se movían de arriba a bajo en distintos ritmos pero en la misma sintonía, que ni siquiera noto cuando Camila bajaba por las escaleras y se detenía detrás de él hasta que al finalizar la canción escucho los aplausos a su espalda. Se giró sorprendido, y vio a Camila de pie frente a él, con el cabello un poco enmarañado, aún así le parecía hermosa. La chica sonreía, caminó hasta sentarse en el sofá frente a Adam, y el chico le devolvió la sonrisa.

一¿Te gustó?一 preguntó de pronto Adam, tímido.

一Claro, no sabía que tocabas一 contestó Camila aún con la sonrisa en el rostro.

一Bueno, es que aún nos estamos conociendo…

Adam se vio interrumpido por tres golpes en la puerta, una pausa y luego dos más. Era Frank, él siempre tocaba de esa forma. Adam miró a Camila y le hizo señas para que lo siguiera, la llevó a su habitación y le indicó que se metiera al armario, le mostró una puerta secreta y le dijo que lo esperará ahí.

Después Adam bajó a abrir, y se encontró con Frank, e iba acompañado por dos chicas, una morena y otra rubia de metro ochenta cada una, ambas usaban un vestido que apenas les llegaba a la mitad del muslo, uno azul con lentejuelas y el otro negro hecho de una tela parecida al terciopelo. Lucían una figura provocativa y reían tontamente de las cosas que Frank les susurraba al oído a cada una mientras las abrazaba de la cintura. Adam tenía la ceja arqueada cuando Frank se dio cuenta que la puerta ya estaba abierta. Le sonrió de forma cómplice a Adam pero Adam tenía el rostro serio y los brazos cruzados lo que hizo que Frank sonriera  con más intensidad.

一Oh, vamos, Adam. Te deshiciste de la chica, y tardaste un poco lo que significa que fue algo complicado así que te traje un poco de diversión a tu puerta一 Frank se acercó a Adam y le pasó un brazo por los hombros一. Mira ella es Natasha一, señaló a la morena que agitó la mano de forma coqueta, luego posó la mano en la cintura y le guiñó el ojo, a lo que Adam sólo frunció el ceño一 y ella es Samantha一, la rubia le guiñó el ojo y le mandó un beso一. Ambas son modelos rusas, me las encontré afuera del bar “Manhattan” y les hice la propuesta para que vinieran conmigo a tu departamento, les ofrecí acción y alcohol así que…一 Frank se giró y entró al departamento sin pedirle permiso a Adam一, entren chicas.

Adam fue detrás de el chico. Frank parecía un joven de veintiún años pero tenía ciento cuarenta y dos años. Cuando Adam lo conoció, Frank se volvió lo más cercano a una figura paternal, le enseñó a pelear, manejo de armas y a controlar a los demonios de forma que no lo viesen como un bocadillo sino como un líder y todo lo que logró fue gracias a él. Pero Frank tenía un ego muy grande y le gustaba divertirse de maneras que Adam odiaba, sin embargo había en ocasiones que sucumbia a las ideas de diversión de Frank por petición de él. Si Adam ya no era Virgen era por Frank, si había estado a punto de ser devorado por una manada de Tigres, fue por Frank, y aunque odiara admitirlo, Frank se había vuelto en lo único que tenía, hasta la llegada de Camila.

Adam se sintió culpable por no decirle nada a Frank que decidió darle la satisfacción de aceptar la “diversión“ que Frank le ofrecía, así que dejó que las chicas entrarán. Y por unas horas se dejó llevar, bailó con la rubia y se besó en un par de ocasiones con la morena mientras Frank iba y venía con bebidas y vasos vacíos, la música sonaba a todo volumen y la temperatura subía y subía. Luego Frank se sentó en el sillón y la morena se sentó sobre sus piernas, la chica le susurró algo a Frank al oído y el chico asintió; la modelo se levantó y Frank fue detrás de ella, subían las escaleras cuando Adam se percató que no estaban en el sillón, la modelo rubia besaba a Adam en el cuello y eso hizo que se olvidara   de buscar a Frank. Los labios de la chica dejaban un camino de besos desde la clavícula hasta el mentón del chico, Adam estaba perdiendo el juicio así que levantó a la chica del suelo, haciendo que la chica enrollara sus piernas en la cadera de él. Ahora era Adam quien la besaba en el cuello, la chica hizo la cabeza hacia atrás para dejarle el camino libre. El joven comenzó a caminar hasta llegar a las escaleras y subía con mucha lentitud para no dejar caer a la chica. La modelo giró el pomo de la habitación de Adam, y se adentraron en ella envueltos en un halo de lujuria que iba en ascenso. Adam dejó a la chica sobre la cama y ella comenzó a desabrochar la camisa del chico, pronto ambos estaban envueltos en las sábanas y con las pieles desnudas, con las respiraciones agitadas y con la mirada llena de lujuria. Sólo buscaban placer, mañana al despertar ella se iría y ambos seguirán con su vida.




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