Infinidad Parte 2 — Oscuridad Sin Límites

Capítulo 4

John y Mike estaban frente una casa arruinada. La pintura se caía de la pared, los barrotes de las ventanas estaban oxidadas y el jardín delantero estaba cubierto de malas hierbas, parecía una casa abandonada. Esa era la casa de Isabel.
 —¿Estás seguro que esa vidente vive aquí Mike?
Mike tenía la cara roja, había estado riéndose desde que John dijo haber soñado con esa mujer la noche anterior, y cuando John propuso faltar al instituto e ir a la casa de la vidente volvió a reírse durante toda la mañana.
 —Sí, aquí vive la... mujer... con... la... que... soñaste pfff.
John estaba a punto de hablar cuando la puerta se abrió. Un aire gélido brotaba del interior haciendo temblar a ambos del frío repentino.
John se acercó a la puerta un paso, luego dos... hasta que llegó al umbral. No podía ver nada en el interior, estaba completamente oscuro, pero si que podía oler la fragancia de un aroma familiar, algo que ya había olido antes y recordaba perfectamente, el aroma le recordaba a la sangre.
 —¿Vienes Mike?
Las caras de Mike y John estaban serias, aunque Mike estaba detrás de John, se preparaba para atacar si fuera necesario.
Mike posó su mano sobre el hombro de John y le contestó.
 —¿Qué clase de amigo sería si te dejo sólo en este momento? Vamos a entrar ya.
Al terminar de hablar, John y Mike caminaron poco a poco hacia el interior. Cuando ambos atravesaron la puerta, se cerró con un golpe que los sobresaltó.
John estaba temblando y sus manos empezaron a sudar, mientras que Mike agarraba el hombro de John cada vez con más fuerza y formaba un puño con su mano libre.
 —T-tendríamos q-que habernos traído una linterna o algo.
Una luz empezó a acercarse a ellos.
 —Quédate detrás.
Mike empujó a John y lo obligó a ponerse detrás suya mientras que él levantaba los brazos y los mantenía delante de él en un ángulo recto.
Cuando la luz se acercó a ellos lo suficiente, vieron la figura de una persona encapuchada bajo una túnica roja. La luz provenía de una vela en la mano de esa persona.
 —Vosotros sois Mike y John, ¿no? Seguidme por favor, la entrada no es un buen sitio para leer las cartas.
John reconoció la túnica, era la misma que llevaba Isabel en su sueño, pero la voz era distinta, parecía que era mucho más joven.
Mike miró a John, esperando que él hablara por los dos, ya que había sido decisión de John ir a aquél sitio.
 —Si, ehh, nosotros la seguiremos, vaya delante por favor.
La persona encapuchada miró a John antes de darse la vuelta y caminar.
 —Me gusta esa respuesta, espero que no cambies John.
Mike y John caminaban detrás de la supuesta Isabel, habían caminado por varios minutos en línea recta, pero en el exterior la casa no parecía que era tan grande.
 —Disculpe Isabel, ¿falta mucho para llegar dónde vas a leer las cartas?
"Isabel" se detuvo ante la pregunta de John, se giró y estiró la mano que sostenía la vela, iluminando un candelabro en la pared.
 —Ya hemos llegado, tomad asiento en la mesa, mientras enciendo los demás candelabros pensad las preguntas, porque sólo os responderé a una... aunque siendo tú... te responderé a tres.
John y Mike se sentaron en las sillas que estaban en el medio de la habitación. En la mesa frente a ellos se encontraban cosas tanto inusuales como grotescas. Había puros, hierbas del campo, flores, cartas de tarot, polvo negro, el cráneo de un animal, ajos, un espejo y un cuenco con sangre.
 —Oye John, mira el suelo.
Mike señaló con su dedo el suelo alrededor de ellos, la mesa y las sillas estaban en el interior de un círculo hecho con polvo rojo, en el centro del círculo estaba la mesa, y debajo de ella había una estrella de seis puntas hecha con el mismo polvo.
 —Al menos hay que admitir que el número de ser una bruja lo domina bastante bien. ¿No crees John?
 —Para tu información, Mike, yo no soy una bruja como Isabel, soy una especie de "vidente". Yo sólo puedo ver el futuro, a diferencia de mi abuela que es capaz de usar la magia de forma completa.
La persona encapuchada que ellos creían que era Isabel estaba detrás de ellos, aunque la habitación estaba iluminada, seguían sin poder ver el rostro de la persona que les estaba hablando.
 —¿Has decidido ya las preguntas John?
John sintió como si su corazón se hubiera saltado un latido, parecía que cada vez que esa persona se dirigía a él se pusiera nervioso. Él ya sabía qué le iba a preguntar, le iba a preguntar sobre el tatuaje en su cara, su recuperación milagrosa y la pared de sangre en la zona de reconstrucción.
 —¿Qué es este tatuaje?
La persona encapuchada estiró su mano y tocó la cara de John antes de cruzarse de brazos.
 —Es un signo de protección espiritual, ese tatuaje te protegerá de peligros y evitará que la oscuridad se acerque a ti. Lo ha creado alguien con mucho poder mágico, por lo que la protección se extiende a los que están cerca de ti. Lo malo es que es de un sólo uso, después de que se use desaparecerá.
John se tocó la cara sin poder creer completamente sus palabras.
 —¿Como me curé tan rápidamente?
La persona encapuchada se quedó en silencio.
 —No puedo responderte esa pregunta, ya que hay cosas que es mejor no saber.
Tanto John como Mike estaban perplejos, no habían esperado que se negara a responder.
 —Entonces, ¿la pared cubierta de sangre del edificio que están construyendo?
La persona encapuchada cogió las cartas de tarot y empezó a barajarlas.
 —Un pobre hombre borracho, se encontró con un hombre-lobo durante las horas de oscuridad y murió. Isabel hizo lo que pudo, pero ya es muy vieja para poder luchar. ¿Alguna pregunta más?
Las caras de John y Mike mostraban su confusión.
 —Isabel es una Protectora. En algunas leyendas de la edad media se les conoce como magos, druidas o chamanes, ella no es la única que existe pero contactar con uno puede llevar varios meses, a veces incluso años ya que nunca se quedan en el mismo sitio por más de un mes. Un Protector, es como su nombre indica, protege a las personas de las olas de oscuridad.
John estaba cada vez más confuso, ¿quién era en realidad Isabel? ¿y quién era la persona frente a él?
 —Corta la baraja en dos y elige uno.
John obedeció y le entregó la baraja. La persona encapuchada colocó todas las cartas en la mesa boca abajo.
 —Ahora elige tres.
John escogió las cartas y las mantuvo boca abajo.




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