John levantó la espada roja con bordes dorados y la miró. En la hoja había distintos patrones negros que se asemejaban a múltiples llamas, la empuñadura era negra con piedras rojas engarzadas.
El otro John guardó el yunque en el interior de su delantal y miró a John empuñando la espada.
—Le daría una calificación de 8 sobre 10, pero como la he hecho con prisa, solo le daré un 6 sobre 10.
John miró a su reflejo y mantuvo la espada en su mano.
—¿Cómo salgo de aquí?
—Eso es algo complejo. Pero supongo que puedo romper las reglas una última vez.
El otro John tocó la frente de John con su dedo índice, haciendo que se desmayara, después rasgó el espacio frente a él formando una grieta que atravesó.
El otro John apareció frente al cuerpo sin vida de John, lo miró por unos momentos y suspiró. Sacó del bolsillo en su delantal una daga con una gema roja incrustada en la empuñadura y se cortó la palma de la mano, la sangre comenzó a gotear en la boca de John. Después de varios segundos, cerró los ojos y escribió una nota.
Cuando terminó de escribir, miró una de las pantallas y se rascó la nuca.
—No me gusta que me vigilen, sal antes de que pierda la paciencia.
La habitación era completamente oscura con la única luz proveniente de las pantallas. Sin embargo, detrás de las pantallas, una minúscula esfera negra flotó hasta estar frente al otro John.
—Hola Adam, diría que estoy encantado de verte pero me estaría mintiendo a mí mismo.
La esfera negra se rompió, y de sus pedazos empezó a formarse un agujero negro del que salió Omega.
—¿Quién eres? ¿Por qué eres igual que John? No puedes ser un Eliminador, no hablarías... ¿Eres un brujo animal?
El otro John resopló y lo miró con incredulidad.
—¿No se te ocurre nada? ¿O es que Ouroboros te ha sorbido el seso con tanto viaje entre universos?
Omega sacó de su rostro a Muramasa y la apuntó al otro John mientras se daba cuenta de algo.
—Eres una paradoja. Eso quiere decir que... ¿has usado el vacío?
El otro John suspiró al cerrar los ojos mientras que Omega, al levantar a Muramasa, su brazo quedó congelado.
La puerta de la habitación comenzó a abrirse, al escuchar el sonido de las bisagras, el otro John agarró a Omega del cuello y ambos desaparecieron con una leve brisa de aire que impactó en la cara de Mike que, con extrañeza, miró la habitación antes de volver a cerrarla.
A varios miles de kilómetros, el otro John lanzó a Omega al suelo.
—Te has vuelto idiota completamente Adam, antes te valía una respiración para saber quién se acercaba.
Omega empezó a mirar al otro John de otra manera, y recordó algo que enterró en el pasado cuando renunció a su libertad a cambio del poder.
—Eres el original.
El otro John ni siquiera puso a Omega en sus ojos, simplemente se estiraba entre bostezos. Al terminar, en su mano apareció una flauta travesera hecha de hielo.
—Esta flauta reúne el maná de elemento hielo y atrae monstruos del mismo elemento. Por lo que Fenrir debería presentarse... creo... espero...
Omega guardó la Muramasa e intentó huir, pero al igual que cuando intentó matar al otro John, todo su cuerpo se congeló.
—Deberías recordar que logré asimilar un elemento espacial, por lo que bloquear todo el espacio en tu cuerpo es sencillo incluso aunque tengas ese agujero negro en la cara.
El otro John tocó la flauta, pero al no saber como tocarla, solo se limitó a tocar la misma nota durante varios segundos.
En la lejanía, en una ciudad de Asia siendo destruida por miles de criaturas negras comandadas por Fenrir, dejaron de masacrar a las personas y miraron al cielo, incluso Fenrir miró al cielo y escuchó un sonido molesto e irritante.
Al cabo de unos segundos, Fenrir miró a su derecha y su rostro se descompuso, tornándose lentamente en una cara llena de ira y odio. Con un movimiento simple de su mano, todas las criaturas volvieron a su propia sombra antes de que su cuerpo se congelara y se rompiera en miles de minúsculos cristales siendo mecidos por el viento.
El otro John siguió tocando la misma nota durante un tiempo indeterminado, tanto, que la noche se convirtió en día. Al sentir el clima cada vez mas frío, el otro John dejó de tocar y guardó la flauta en el interior de su delantal. Con una sonrisa, miró a todas partes, intentando averiguar donde se encontraba su invitado.
—¿No vas a salir? Sé que estás aquí chucho, vamos a tener una charla ociosa.
El otro John hablaba con una sonrisa y un tono afable, pero Omega lo conocía desde hace varios millones de años, por lo que entendió qué tipo de "charla ociosa" tendría.
Al frente de Omega vio como un pequeño tornado de cristales tomaban la forma de Fenrir, cuando miró al otro John, su sonrisa no era tan amigable como antes, su sonrisa mostraba la ira que intentaba contener.
—Bien... ahora estamos los tres... el chucho de hielo, el imbécil que renunció a la humanidad y... un idiota que no supo defender nada.
Cuando terminó de tomar forma, Fenrir miró al otro John impresionado, ya que no pensaba que podría sobrevivir con el corazón congelado.
<¿Cómo has sobrevivido? Se supone que n...>
Antes de que pudiera terminar de hablar, el otro John apareció frente a él y le golpeó en el estómago, haciéndole sentir náuseas y encogiéndose hasta que se arrodilló. De las comisuras de sus labios brotaba un leve hilo de sangre.
—Ahora voy contigo chucho, antes tengo que hablar con mi viejo conocido, Adam.
Fenrir, al escuchar esas palabras, se abalanzó sobre el otro John, pero antes de saber qué ocurrió, aterrizó en una vivienda derruida con un intenso dolor en su brazo izquierdo. Al mirar al otro John, vio una barra roja con letras doradas en sus extremos.
El otro John, por su parte, se acercó a Omega y lo levantó por el cuello con su brazo restante.
—Antes de decir cualquier cosa, quiero que sepas que eres la persona a la que le tengo más ganas, sino fuera porque tienes que hacer un par de cosas por el bien del flujo temporal me tomaría la libertad de aplastar esa cabeza tuya un par de miles de veces.
Por cada palabra que decía, los ojos del otro John se volvían de un rojo cada vez mas profundo.
Sin aguantar más su ira, el otro John impactó a Omega en el suelo, formando grietas a su alrededor. Al hacerlo, el otro John se relajó, y sus ojos, anteriormente rojos, se volvieron de un color verde claro antes de pasar a un verde oscuro.
—Pero supongo que me daré por satisfecho con esto.
Omega estaba libre tanto del agarre del otro John como de su bloqueo espacial, pero aún así no se atrevía a moverse. Eso se debía a que tenía miedo, puede que Fenrir no supiera quién era este John, pero Omega sí lo sabía, y también sabía que era extremadamente peligroso si llegaba a enfadarse.
—Habiéndome desahogado un poco, Adam, quiero que sepas que me voy a quedar en éste universo por un tiempo.
El corazón de Omega se hundió, sintió que no le quedaba mucho tiempo de vida si el John original se quedaba. Pero lo siguiente que dijo lo dejó mas impactado.
—Sé lo que debe ocurrir en éste universo, pero no entiendo una cosa. ¿Por qué siento que Guilea está viva?