Uriel llegó a la ciudad, varios metros sobre ella siendo exactos. No sabía qué era lo que había hecho la otra Guilea, pero toda la ciudad estaba en ruinas y los monstruos como goblins o zombies estaban por todas partes.
Con un aleteo de sus alas llegó al lado del muro y comenzó a descender mientras miraba a todas partes. En la lejanía pudo ver a un monstruo humanoide con piel verde que se acercaba al lugar donde iba a aterrizar, llevaba un hacha que empuñaba con las dos manos y sus ropas estaban hechas de pieles de diferentes animales cosidas entre sí.
El monstruo verde se detuvo y balanceo su hacha varias veces, volviendo su hoja se color rojo que brillaba debido al resplandor del sol. Uriel no sabía qué monstruos había matado, solo podía adivinar que eran varios.
Al ver que el monstruo se daba media vuelta, Uriel suspiró y aterrizó rápidamente en el suelo, dirigiéndose a las escaleras.
Tras un par de minutos, encontró el brazalete en el suelo del último piso y lo recogió.
—¿Liliana?
Uriel preguntó y buscó por todo el pasillo al darse cuenta de que Liliana no se encontraba en el espejo. Tras unos momentos, vislumbró a Liliana sentada en el suelo y apoyándose en la pared, por lo que se acercó a ella poco a poco.
—¿Liliana por qué no nos ayudaste cuando apareció Ouroboros?
Liliana levantó la mirada y se enfrentó a los ojos de Uriel, aunque ella simplemente suspiró.
—Simplemente porque no quise... estoy cansada... tú no sabes el número de universos que he visto, cada cuál era destruido de una forma distinta... he visto a mi hermano hacer un big bang, jugar con el tiempo para que el universo muera por sí mismo, incluso obligó a Dios a que apareciera para terminar matándolo... es imposible matarlo... no se puede cambiar la historia.
Uriel levantó una ceja y negó antes de cerrar los ojos.
—¿Entonces por qué sigo viendo el mismo futuro? Un cielo rojo con un sol negro. En el universo anterior, del que yo y Lucifer provenimos no ocurrió mi visión.
Liliana suspiró y levantó su mano hacia un rayo de sol que aparecía entre las grietas de la pared.
—Porque ya está decidido... no se puede parar a mi hermano... ni el Día Oscuro... ni nada.
Uriel jugueteó con el brazalete, no entendía como Mike pudo quitárselo ya que no tenía ningún indicio de que se abriera por algún lado.
—¿Quieres apostar algo?
—No voy a ganar nada, y aunque ganara ¿de qué me serviría?
—¿Y si digo que si ganas tendrás la razón?
Liliana se quedó en silencio unos momentos y Uriel, que intentaba descubrir el funcionamiento del brazalete, sonrió levemente.
—¿Qué vamos a apostar?
—Apuesto lo que quieras y afirmo que éste universo es especial.
Liliana miró a Uriel con extrañeza, aunque la sonrisa que mostraba Uriel dejaba ver su enorme confianza.
—Éso no es una apuesta.
—Entonces, apostando lo que quieras, antes de que éste universo sea destruido, ocurrirá un milagro.
—Acepto, de todas formas es imposible que ocurra un milagro... ¿Qué gano yo y qué ganas tú?
Uriel sonrió y miró a Liliana, ella no recordó que tenía el don de presenciar el futuro y lo que éso conllevaba. Tras abrir levemente su candado de mortalidad, no solo se volvió más rápido, también su don mejoró permitiéndole tener una sensación sobre el desarrollo del mismo futuro, por lo que si guiaba bien a John y a los demás, podría ocurrir un milagro.
—Tú ganas tranquilidad, cuando nos movamos al siguiente universo te tiraré en el vacío entre universos. Si yo gano, tendrás que aceptar que se puede cambiar la historia.
Liliana suspiró y asintió, volviendo al espejo.
—De acuerdo... volvamos con los demás, teniendo en cuenta que Adam sólo necesita un arma sagrada, que hay un Eliminador, y Ouroboros está apareciendo sin que ocurra el Día Oscuro, tendremos que dividirnos...
Uriel asintió con una sonrisa pícara, ahora entendía la sensación que tenía Lucifer cuando hacía un trato que sabía que iba a ganar.
—¿Cuál sería la mejor manera para separarnos?
Liliana se quedó pensativa un tiempo, dándole tiempo a Uriel a salir del interior del muro y alzar el vuelo.
—Nos dividiremos en dos grupos. El primero sería John y Mike para que luchen contra Adam, el otro grupo seréis tú y Lucifer contra la otra Guilea.
—¿Y Pyhryus?
Liliana suspiró y contestó a Uriel sin ganas de hablar.
—Es una anomalía, siempre muere. Qué haya resucitado solo significa que morirá en poco tiempo.
Uriel se detuvo en el aire y miró a Liliana en el espejo.
—Te ofrezco una contra propuesta. Nos dividiremos en tres grupos, el primero seremos yo, Lucifer y Mike contra la otra Guilea, el segundo será John contra Adam, y el último será Pyhryus.
Liliana no comprendió a Uriel, ya que mientras decía su estrategia, la cual no tenía ningún sentido, se mantuvo sonriente.
—¿Por qué quieres desequilibrar tanto las cosas?
—¿Quién sabe...? Quizá ocurra algo interesante...
Uriel asentía interiormente, ya que esa formación la había ideado según su don, y sabía que había alguien que todavía no había aparecido.
Lo que no se imaginaba Uriel era que la otra Guilea los seguía, y Omega o como se llamaba originalmente, Adam, iba en busca de John. Y en la lejanía, sin que nadie la notara, Lucy iba a encontrarse con John.