Infinidad Parte 2 — Oscuridad Sin Límites

Capítulo 62

Con el sonido de la melodía, John se volvió serio, ni siquiera se movía, solo caían pequeñas lágrimas que se deslizaban por las escamas en su rostro.
—Vámonos. Tenemos que ir con Lucifer y mi hermano.
Liliana sabía lo que ocurría, ya que conocía esa caja de música, pero nunca pensó que la vería en otro universo que no fuera el original, por lo que quería alejarse de esa melodía tanto como fuera posible.
—No digas tonterías, no pasa nada Liliana.
Liliana negó y miró a John fijamente antes de que comenzara a temblar.
—Mike por favor, vámonos, Uriel por favor.
Lo que Liliana vio en John fue algo que solo podría llamarse milagro, o maldición, ya que los Candados de Mortalidad plateado y dorado estaban rotos y habían sido liberados a la fuerza, mientras que el tercero, el candado negro, se estaba agrietando.
Al ver a Liliana con tanta ansiedad, Uriel sujetó la silla de ruedas y voló al lugar donde se encontraban John y Omega.

Omega caminó hacia la caja de música y la cogió en sus manos antes de intentar abrirla a la fuerza.
—¡No hagas eso Adam!
—Déjame Liliana, haré lo que me dé la gana. Para conocer a ese "demonio oscuro" se tiene que abrir, solo estoy acelerando el proceso.
Mike y Uriel se miraron y asintieron mutuamente, por lo que Uriel voló hacia Omega y golpeó su rostro con su puño derecho, mientras que su mano izquierda soltaba un saltamontes encima de la caja de música.
Mike conectó el saltamontes al portátil a través del puerto USB, y en la pantalla aparecieron imágenes de los seis lados de la caja de música, aunque el saltamontes intentó buscar por toda la caja una manera de introducirse en su interior, pero la caja era completamente compacta sin ninguna abertura.
—Liliana una pregunta, ¿éso es una caja de música, una caja sorpresa, o un maldito rompecabezas? No tiene aberturas, ¿de dónde puñetas sale esa música?
Liliana no contestó, ya que estaba atónita mirando a John, por lo que Mike suspiró y miró a Uriel intentando atrapar a Omega en una carrera de velocidad.
—Uriel trae la caja, vamos a abrirla a ver qué ocurre.
Liliana miró a Mike con el rostro pálido, haciendo que Mike se riera.
—Bien, ya me haces caso. ¿Me vas a decir qué hay en esa caja?
—Ya lo a dicho Adam... un "demonio oscuro".
Mike sintió que no era la respuesta que buscaba. La contestación de Liliana era lo mismo que venderle humo, no lo entendía, y mucho menos podía imaginar a que "demonio oscuro" se referían, ya que según lo que entendía, un demonio era el "obrero" del infierno, o al menos eso le dijo Lucifer.
—Entonces voy a cambiar la pregunta. ¿De dónde puñetas salió esa maldita caja de música?
—No lo sé. Nadie lo sabe, ni siquiera Guilea lo supo. El único que lo podría saber es...
Liliana miró al cielo con el rostro pálido y estupefacto, el panorama se estaba volviendo un desastre. Su hermano Ouroboros estaba muy cerca de ellos, la caja de música había aparecido haciendo que John alcanzara la máxima resonancia, y ahora Liliana había sentido a un verdadero monstruo.
A los pocos segundos, un meteorito cayó en medio de Uriel y Omega, haciendo que los dos pararan en seco.
—Así que tú robaste mi caja de música, ¿no Adam?
El meteorito era en realidad el otro John, que desde el sol había escuchado la melodía de la caja de música.
—Tú estorbas.
El otro John no necesitó moverse para golpear a Uriel, ya que con solo mirarlo lo empujó varios metros de distancia.
Al ver al otro John actuar de esa manera, Omega titubeó antes de girar sobre sus pasos y correr lejos lo más rápido que pudo, aunque el otro John sonrió fríamente.
—No vas a ninguna parte Adam.
El otro John metió la mano derecha en el bolsillo de su delantal y sacó de él un martillo plateado con cadenas alrededor de su mango. Mientras que su mano izquierda la puso frente a él, haciendo aparecer una grieta en el espacio por la que apareció Omega.
Sin darle a Omega la oportunidad de reaccionar, el otro John lo golpeó con el martillo, en ese momento el cuerpo de Omega comenzó a encoger siendo atrapado por la mano izquierda del otro John.
—Y ahora... mueres.
Usando su dedo gordo, el otro John rompió el cuello del empequeñecido Omega antes de que toda su cabeza se aplastara bajo su dedo y su mano aplastara su cuerpo.

Uriel se levantó con esfuerzo del suelo, sangrando por la boca, y se tocó sus costillas exhalando un soplo de aire. Sin tocarlo, el otro John le había roto un total de cinco costillas sin contar las lesiones interiores de sus músculos.
—¿Estás bien Uriel?
Mike movió la silla de ruedas y se acercó a Uriel.
—Si estar bien es tener el cuerpo destrozado sin que te toquen, sí, estoy perfectamente.
Mike tocó el auricular en su oído y habló.
—Idiota del infierno, escucha, ahora mismo hay otro maldito John y no sé si alguno de los dos se volverá un puñetero eliminador, así que mueve tu blanco y angelical culo y a la guadaña parlante aquí.
Tras hablar con Lucifer, Mike miró a Liliana. Ella seguía teniendo el rostro pálido y miraba al otro John, que había puesto la caja de música en el suelo y la golpeaba con diversos martillos que iba cambiando de su bolsillo.
—¿Ocurre algo?
Liliana negó y miró a ambos.
—Ya da igual... Ouroboros está a una distancia de diez minutos.
Al escuchar esas palabras, Mike sintió como si le echaran un cubo de agua fría encima. Estaba agradecido del otro John por deshacerse de Omega, aunque estaba preocupado de que alguno de los dos John se volviera un eliminador. Pero ahora que Ouroboros estaba tan cerca de aparecer, esa euforia cambió por unas ganas incontrolables de reventar su cuerpo real con misiles balísticos o bombas atómicas.




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