Eran las siete y media de la mañana, el sol todavía no había salido, aunque la fresca brisa de la mañana le servía a John para terminar de despertarlo.
En su opinión, ir al instituto a una hora tan temprana era lo mismo que quitarle horas de sueño. Pero no tenía más remedio que aceptarlo, él no era nadie para juzgar el razonamiento que tenían los adultos respecto a las horas de enseñanza.
Al girar la esquina, John vio a un grupo de tres personas que ignoró, siguiendo su camino, aunque detrás suya escuchó como se reían de él, haciéndolo caminar mas rápido mientras se ponía los auriculares y escuchaba música.
Observando a John desde lo alto de un edificio, una persona con gabardina marrón suspiró mientras negaba antes de que brotaran alas en su espalda, desapareciendo en el cielo nocturno.
Alrededor de veinte minutos después, John llegó a las puertas del instituto. Tragando saliva, John respiró profundamente y se puso la música a volumen máximo antes de caminar hacia el aula de historia.
La mayoría de personas ignoraban a John, aunque algunos lo miraban con una sonrisa, y no de buenas intenciones precisamente.
Al llegar a la puerta del aula de historia y ver que todavía no había nadie, John suspiró aliviado y se bajó el volumen, quitándose la mochila y poniéndola en la pared. Aunque su alivio duró poco tiempo, ya que alguien posó sus manos en los hombros de John, haciendo que quitara la música.
—Buenos días marginado.
Las manos apretaron, haciendo que John sintiera un agudo dolor en sus hombros.
—B-B-Buenos d-d-días.
El apretón en sus hombros se intensificó.
—Buenos días... ¿y qué más?
—S-S-Señor F-F-Fred.
Las manos soltaron los hombros de John y golpearon su espalda, haciéndolo caer al suelo.
—Perdona, no creí que fueras tan inútil y débil, tanto que no aguantas un golpe en la espalda.
—No pasa nada.
Fred sonreía mientras miraba a John en el suelo. Aunque John no quería, le sonrió a Fred antes de levantarse.
Tras mantenerse sobre sus piernas, Fred colocó su mano detrás del cuello de John y comenzó a apretar.
—Tengo entendido que el profesor de historia es un suplente nuevo. ¿Sabes lo que significa cierto?
John asintió y, siendo liberado de la mano de Fred, sacó de su mochila su cuaderno entregándoselo a Fred.
Fred abrió el cuaderno y hojeó las últimas páginas, arrancándolas y guardándolas en su mochila, luego miró a John una última vez con una sonrisa antes de irse, mientras John escribía sus apuntes de nuevo siendo vigilado por una cámara.
En el interior de un edificio, alrededor de diez personas estaban delante de un ordenador cada uno, mientras en la pantalla central mostraba a John escribiendo en su cuaderno.
Un hombre anciano con barba miraba a John atentamente antes de girar su cuerpo y mirar a un hombre con perilla y vestido con traje negro.
—Llama a Uriel y dile que se prepare para la clase de historia, también llama a Pyhryus y pásame el móvil.
El hombre anciano le dio instrucciones al hombre tras él, que asintió y sacó un móvil. Después de enviar un mensaje, le entregó el móvil al anciano.
—¿Estás ocupado Pyhryus?
<Si ser atizado por la maza de un Oni descerebrado en China no lo es, entonces no lo estoy.>
—Quiero preguntarte un par de cosas sobre John.
Al escuchar esas palabras, Pyhryus tosió y le contestó.
<Un momento.>
A través del teléfono se escuchó el sonido de un hueso rompiéndose antes de que Pyhryus volviera a hablar.
<Recoged al bicho y no olvidéis su cabeza. ¿Qué es lo que quieres preguntar Edward?>
—Según mi nieto, tú fuiste capaz de cambiar a John en el universo anterior, solo quiero preguntarte cómo.
<Enciérralo en un lugar donde esté solo y que sea capaz de transmitir las emociones de un dios, su fuerza de voluntad, su soledad... durante un par de trillones de años. ¿Por qué?>
—Curiosidad, no te preocupes Pyhryus, John está bien.
Edward colgó y miró al hombre trajeado.
—Que preparen la sala de disección, el equipo de Pyhryus va a traer un oni. ¿Mi nieto se ha preparado para ir al instituto?
El hombre envío un mensaje antes de asentir y contestar a Edward.
—Por supuesto señor, aparte del señor Lucifer era el que tenía más ganas ayer de ver al señor John. Su matriculación está completa y todas sus clases son compartidas con el señor John.
Edward sonrió y se rió antes de que pensara en las palabras detenidamente.
—¿Acabas de decir Lucifer?
Tanto el hombre como Edward se miraron seriamente, por lo que Edward habló en voz alta hacia las personas frente a los ordenadores.
—Necesito que localicen tanto a Lucifer como a Uriel, en especial a Lucifer. Así que dejad de buscar a esos bastardos y concentraos en esos dos ángeles.
Edward miró al hombre trajeado tras ordenar la búsqueda.
—Jake activa la alarma de primer nivel, todos nuestros miembros en la ciudad deben buscar a Lucifer, quien lo encuentre tendrá permiso para coger un arma del infierno o tecnología de primer nivel creada por mi nieto.
Jake asintió e hizo varias llamadas. Tras unos minutos, Jake y una mujer frente al ordenador le contestaron.
—Señor Edward, han encontrado a Uriel encadenado a un pilar en el sótano del edificio.
—Jefe, Lucifer está entrando al instituto.
El rostro de Edward se volvió blanco, su intención era enviar a Uriel al instituto para vigilar a John y que no se le acercaran malas influencias, pero ahora mismo estaba caminando a su encuentro la peor influencia que existía en el universo, el rey del infierno en persona.
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Editado: 13.05.2024