Inmarcesible

02

El viernes ha llegado, para muchos era el día que daba fin a una semana de arduo trabajo, pero para mí ese día es el sábado, entonces era un día más en la semana.

Afortunadamente la junta con los inversionistas salió de maravilla, por lo que me tenía que preocupar ahora es por el proyecto que haríamos con ellos, ya tenía una idea de que es lo que tenemos que hacer, pero faltaba pulirlo.

—Hola, hola —entra Lenny a mi oficina como Pedro por su casa.

—Tú y la maña de entrar sin tocar, algún día me podrías encontrar con alguien aquí en un situación muy bochornosa —digo con burla.

—Sí claro, antes me encuentras tú a mí que yo a ti —se burla.

—Pues ese mismo día en el que yo te encuentre haciendo mal uso de el escritorio, sillón u otro mueble de ésta empresa ese mismo día te echo a la calle —hablo "serio".

—Sin mí ésta empresa se viene abajo, pero no te preocupes, soy muy precavido con esas cosas —sonrie de forma pícara mientras yo lo miraba con los ojos entrecerrados —cambiando de tema, ¿sabes cuántos regalos hay en la recepción para ti? Muchos.

—¿Ah sí? No sabía que mi cumpleaños fuera tan importante —comentéo sin interés.

—Claro que lo es, por eso mismo iremos a celebrar, y antes de que empieces a poner excusas, no hay forma de que te opongas, Giss estará con su abuela, Sarah con su novio y a Luz le di el día libre —explica.

—¿Y tú con qué derecho le das el día libre a mis empleados? —pregunto sin poder creerlo.

—Desde que les pago su día libre, paso por ti en un rato —sale de mi oficina sin darme tiempo de hablar.

Sigo con mi trabajo como si nada hubiese pasado hasta que me llaman en la sala de juntas, cuando entro en la sala varios empleados comenzaron a cantar el feliz cumpleaños, sobre la mesa hay un pastel con el número veinticinco, que eran los años que estaba cumpliendo, me posicioné en la cabecera de la mesa, sonrío mientras culminaban la canción, al término de la canción soplo las velas y todos aplauden.

—Muchas gracias a todos por ésto, realmente no me lo esperaba —digo con sinceridad.

—Se lo merece —comenta alguien, luego todos sueltan gritos eufóricos.

El pastel se repartió, convivimos un rato más, después volví a agradecer y me retiré de la sala. Estaba a punto de continuar mi trabajo, cuando mi mejor amigo vuelve a entrar a mi oficina por segunda ocación en el día.

—Deja eso, ya nos vamos —ordena.

—Aún no acaba la hora de trabajo —miro el reloj en mi muñeca percatándome que faltaban dos horas para salir.

—¿Y? Es tu cumpleaños, puedes salir temprano, además, eres el dueño de todo esto, nadie te puede decir nada —señala su al rededor.

—Justamente porqué soy el dueño debo dar el ejemplo —digo obvio.

—Patrañas, ordena tus cosas, te espero afuera en cinco minutos —vuelve a ordenar y sale dejándome con la palabra en la boca, como siempre.

Suspiro rendido y hago lo que Lenny me ordenó, al final creo que tiene razón, necesito un descanso.

Salgo a su encuentro, y tal como lo dijo él, me esperaba en la entrada. Le di el resto del día a Leticia, mi secretaria, pues yo no regresaría hasta el día siguiente.

—Bien, ya estoy aquí ¿a dónde iremos? —pregunto al llegar a su lado.

—Primero a tu casa —informa mientras caminábamos al aparcamiento —te vas a cambiar esa traje por algo menos formal, que así pareces más viejo de lo que eres.

Lenny y casi todos lo empleado no usaban ropa muy formal, en cambio yo usaba traje casi todos los días de la semana, era muy rara la ves que no traía uno puesto, ya que sentía que con un traje era mas respetado por nuestros socios y rivales.

Llegamos a mi casa, cada quien en su respectivo vehículo.

Subo por ropa a la habitación de Sarah, escogo ropa menos formal, pero sin parecer un vago. Me desvisto rápidamente bajo la mirada de mi amigo.

—Vaya, estás más bueno desde la última vez que te vi desnudo —reí.

—La última vez que me viste desnudo fue hace como tres años, antes de casarme.

—Que afortunada fue Sarah que se comía todo eso, y dime ¿no estás buscando nueva esposa, papi? —dijo con voz afeminada poniendo pose sexy mientras se mordía el labio. Río más fuerte.

—Dejáte de babosadas, ya vámonos —salgo de la habitación aún riendo.

Nos subimos a mi coche, el de Lenny se quedaría en mi casa hasta que regresáramos.

—¿A dónde vamos? —encendí el auto y esperé indicaciones.

—Primero vamos a comer, muero de hambre.

Sigo sus instrucciones hasta llegar a Taco Bell, no soy fan de los tacos, pero me gustan.

Al llegar apartamos una mesa y pedimos nuestra orden. Mientras comíamos platicamos de cosas triviales. Él me hacía reír por las babosadas que salían de su boca, realmente ya necesitaba pasar un tiempo sin preocupaciones, sin trámites, ni papeles que firmar, necesitaba ser solamente yo.

Lenny es mi mejor amigo desde hace más de quince años, nuestros padres fueron socios y luego se convirtieron en muy buenos amigos, lo que llevó a que él y yo conviviéramos muy seguido, a parte de que estudiamos en el mismo colegio, nos graduamos juntos en la universidad, y ahora trabajamos juntos.

Al terminar de comer vuelvo a subir del lado copiloto de mi auto, Lenny no me ha revelado el lugar de destino y me frustra no saber que esperar. Ya eran pasadas la siete de la noche, o eso era lo que dece el nuevo reloj que me regaló Giss por la mañana al felicitarme.

Mi amigo me platicaba sobre una serie de televisión que estaba de moda, me decía muy indignado que ahora todos hablaban de la serie y lo interesante que estaba, pero hace unos años que salió muy pocos le prestaban atención. Lo escuché quejarse de lo mismo por más de quince minutos. Estaba tan concentrado en sus palabras que no me percaté del lugar al que habíamos llegado. Se veía un lugar elegante, su fachada es una combinación de negro, rojo y dorado, tiene unas grandes letras blancas que anunciaba el nombre del lugar, pero aún no estaba del todo seguro que era éste sitio, parecía un bar, uno muy sofisticado, tengo que agregar.




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