Accidentado encuentro
- Mi señor, todo marcha según sus órdenes, el rumor se ha extendido por diferentes partes del reino de Vylonia, además de reinos aledaños. – Informe una enigmática mujer con un brillo de satisfacción en sus ojos, el plan de su maestro va a la perfección y está segura que pronto los resultados también harán que ella logre su propósito.
- Muy bien Elysia gran trabajo como siempre. – Se escucha una voz vibrante que sale entre las sombras del lugar, ha pasado demasiado tiempo planeando su golpe y ahora que ve que todo está saliendo como lo esperaba no puede estar más feliz. – El inútil del anterior rey de Nefaria aun cuando le di todas las armas para ganar no logro nada. – Reniega de solo recordar que Vylonia ya debería ser suya, si tan solo el difunto rey hubiera hecho su trabajo como debía.
- Mi señor no cree que esa victoria fue muy extraña, Nefaria estaba a punto de ganar de hecho el rey había caído, pero de alguna forma el ex archiduque logro remontar la batalla y convertirla en una victoria. – Expresa Elysia pensativa, está casi segura de que hay algo que ellos desconocen.
- Pronto lo averiguaremos. – Responde la misma voz que se esconde en medio de las sombras donde solo se puede vislumbrar una extraña figura, pero nada más, este ser misterioso tiene una teoría que espera confirmar pronto. – Pasemos a la segunda parte del plan. – Ordena.
- Si señor. – Responde la mujer haciendo una reverencia para salir del lugar, debe cumplir las órdenes.
- Pronto nos veremos. – Añade entre las sombras esa figura con odio, después de tanto tiempo por fin logro estar cerca de su objetivo.
Al mismo tiempo el archiduque y sus hombres ya habían encontrado una posada donde pasar la noche, la pequeña aldea de cierzo les dio la bienvenida, ya están muy cerca de la entrada del bosque por lo que decidieron aprovechar la oportunidad para tomar un descanso y de la misma forma puedan iniciar la investigación sobre el origen de los extraños rumores que tenían tan alterados a todos en el reino.
- Excelencia ya los hombres están ubicados. – Informa Eamon. – En este momento… - Quiso añadir para explicar los planes que tenía para después de la comida que estaban esperando en el pequeño restaurante de la posada, cuando un fuerte ruido los interrumpió, ambos hombres inmediatamente desviaron su atención hacia el lugar donde se había originado el abrupto golpe, fijándose en una absurda escena, una joven mujer sollozando en el piso mientras que otra chica delgada que parecía bastante pequeña estaba frente a un hombre que la doblaba en tamaño quien la miraba con odio puro.
Cinco minutos antes
La princesa Lyra ya se había instalado en una de las habitaciones de la posada, sin embargo a raíz de su viaje hasta allí aún no había tenido tiempo de comer, por lo que había decidido bajar para cenar algo en el pequeño restaurante de la posada donde había decidido quedarse, ella estaba muy tranquila esperando la comida, la amable mesera que la había atendido le había recomendado el plato especial del lugar así que ella estaba ansiosa por probarlo, pero toda su tranquilidad se fue por la borda cuando vio como uno de los clientes que estaba cerca de su mesa no le había gustado que la mesera le indicara que lo que pedía no estaba disponible en ese momento lo que lo llevo a que se enojara completamente levantándose de su puesto para darle una fuerte cachetada a la joven, golpe que había hecho que la pobre chica cayera al suelo con los ojos llenos de lágrimas.
Lyra no había podido soportar la indignación ante tan terrible escena mucho más al ver que nadie defendía a la mujer, más bien al contrario, se reían, entonces ella decidida se levantó rápidamente de donde estaba para agarrar un palo que había visto cerca pues este era el lugar donde ponían la madera para prender el fuego de la cocina y se dirigió gritando hacia el hombre que tenía toda la intensión de volver a golpear a la mujer.
- Ey maldito, ¿Qué crees que haces? – Había gritado eufórica la princesa con palo en mano, lo que la hacía ver hasta ridícula, pues era obvio que parecía ser más grande el arma que pretendía utilizar de lo que lo era ella misma.
Todo el lugar se había volcado en miradas a la escena que se presentaba ante ellos, aun así, nadie hacia nada todo el mundo se había quedado en absoluto silencio, mientras que la joven mujer sostenía con seguridad el palo con toda la intensión de defenderse, aun cuando para todos los presentes no tenía ninguna posibilidad mucho menos para el hombre que estaba rojo de la ira.
- Ya verás la lección que te daré por entrometida, pequeña zorra. – Le gritaba el hombre mientras la veía con odio puro a lo que la mujer no se amilanaba, sabía que en fuerza ese hombre la ganaba, pero ella era pequeña y ágil solo necesitaba una oportunidad.
- Inténtalo animal, ¿crees que porque eres hombre tienes derecho de golpearla?, ya verás la lección que te daré. – Grita completamente enojada la pequeña mujer.
El archiduque observaba con interés la escena que se presentaba ante sus ojos, estaba indignado por el trato contra la joven mesera, pero también intrigado por la respuesta de esa extraña mujer, se veía demasiado delgada y frágil como para poder defender a alguien, siquiera dudaba que se pudiera defender a sí misma, pero ahí estaba ella parada con seguridad, no se le notaba ni una gota de duda, aunque estaba seguro que podía ser superada con creces.
- Ayúdala. – Le ordeno a Eamon en voz baja.
- Si señor. – Respondió este, pero no tuvo oportunidad de moverse de su puesto, cuando vio como la chica ágilmente se lanzó al suelo deslizándose hacia el hombre y golpeándolo con el palo que sostenía en sus partes nobles haciendo que este cayera al suelo retorciéndose de dolor.
- Eso es para que aprendas a respetar. – Exponía orgullosa la mujer, claro en ese momento no pensó en la posibilidad de que el hombre no estaba solo y no fue plenamente consciente de ello hasta que no vio como los otros dos integrantes de la mesa se levantaron de ella con toda la intensión de atacarla.