Inmortalidad y una corona. El poder de la bruja

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El Contraataque de Kieran fue certero, Lyra no tenía mucho para defenderse ante sus palabras, mucho menos al ver como este mantenía su postura recta, un poco más de lo normal, como si eso fuera posible.

Ella intentaba descifrar su estado de ánimo, era obvio que no era feliz, pero estaba, ¿enojado?, ¿frustrado? O ¿decepcionado de saber que ella era su esposa?, era posible que la última opción era la que más temía Lyra, pues si bien es cierto su matrimonio no había sido por amor, tampoco quería que su esposo se sintiera decepcionante el estar casado con ella.

  • Y, ¿Cómo es una dama de la realeza? – Cuestiono Lyra, sintiendo como desde su interior una pequeña llama se encendía, una de profunda molestia, por las palabras de Kieran, ¿acaso estaba diciendo que ella no era una dama de la realeza?
  • ¿Qué? – Cuestiono entonces Kieran juntando sus cejas, en claro signo de incomprensión por el evidente cambio en el tema de conversación, además del tono que utilizo su ahora esposa.
  • Pues sí, su excelencia no está diciendo que no parezco una dama de la realiza, entonces le pregunto, ¿Cómo es que según usted debe ser una? – Dice con claro desafío en su voz, mientras se cruza de brazos, levantando su tono unos grados.
  • Eso no fue… - Kieran estaba por decir que eso no era lo que había dicho, pero al ver la postura desafiante de su esposa, además de que parecía seguir aumentando su tono de voz con él se terminó enojando y solo dijo. – Pues definitivamente no es el tipo de mujer que levanta la voz y hace berrinches discutiendo con su esposo, sin contar que se le da por vestirse como plebeya y va de un lado para otro metiéndose en problemas siendo imprudente, terca y muy poco femenina. – Kieran jamás había levantado la voz de esa manera, era solo esa pequeña mujer la que lo lograba sacar de quicio que termino gritando todo ello.

Pero lo que no esperaba es que apenas termino de hablar vio como el ambiente alrededor de la princesa se ponía denso y su cabello parecía ondear con el viento, pero las ventanas estaban cerradas, ¿de dónde venía el viento? Se pregunto, antes de ver como por un segundo sus ojos se tornaron blancos, pero solo fue una fracción de segundo por lo que en realidad no supo si lo vio de verdad o solo lo había imaginado.

Po su parte Lyra había sentido que por un momento había perdido completamente el control de si, no habían sido solo las palabras de Kieran, sino el tono, ese mismo que tantas veces había oído, diciéndole lo diferente que era de su madre, una verdadera reina que sabía cómo comportarse a diferencia de ella, por años simplemente lo había ignorado, pero no sabía porque escuchar esas mismas palabras ahora por parte del archiduque la había sacado por completo de sus casillas, ese tono de profunda desaprobación en la voz de Kieran, le recordaba claramente porque no quería casarse con alguien que no conocía y menos con un hombre tan importante como el archiduque que por lo que veía no se había equivocado y era igual a todos, solo deseaba una esposa sumisa que estuviera en casa obedeciendo sus órdenes sin cuestionar.

Algo que era obvio que jamás obtendría con ella, porque aun cuando está muy lejos de casa, no va a permitir que el archiduque por muy su esposo que sea la trate como un mueble más de su mansión.

  • Que lamentable situación Excelencia, porque esa es justamente el tipo de dama de la realeza que le toco como esposa. – Manifiesta Lyra después de haberse calmado un poco, además porque de pronto se sintió cansada. – Pero si no está conforme, aun no es tarde, pida la anulación del matrimonio y se acabó. – Declaro Lyra con seguridad.

Kieran se quedó sin palabras, no solo por lo que acababa de ver, pues eso paso a segundo plano cuando escucho las palabras de la princesa, ¿anulación? Se cuestiono, ¿acaso no solo le toco un tipo de esposa bastante extraña?, sino que además no entiende en lo más mínimo la situación. Aunque el quisiera anular el matrimonio eso es imposible, no solo porque es un acuerdo entre reinos, sino que además el dio su palabra ante el rey de Mystara de cuidarla, si es que él se retracta las consecuencias podrían llegar a ser terribles.

  • Sabe que lo acaba de decir es ridículo, nuestro matrimonio es un hecho que no tiene marcha atrás. – Expone Kieran tratando de controlar su ira, por la insensatez de esa mujer que tiene al frente.

Lyra también lo sabía, lo que estaba sugiriendo era imposible, era solo que ella estaba lo suficientemente enojada como para dejar salir las palabras sin pensar.

  • Ni modo, entonces no tendrá más remedio que acostumbrarse a tener como esposa a una mujer que no cumple con los requisitos que el archiduque esperaba. – Dice y se da la vuelta dispuesta a marcharse de allí.
  • ¿A dónde se supone que va? – Cuestiono el intentando calmarse, ya de por si estaban muy alterados como para empeorar la situación.

La pregunta cayo con un gran peso para Lyra, ¿A dónde iba?, obviamente no lo había considerado hasta que Kieran la detuvo, aun así, no podía dejar caer su dignidad en el último minuto.

  • Buscare a Iris, ella debe estar cerca, seguro que el palacio tiene muchísimas habitaciones, alguna se me podrá dar. – Declaro con seguridad, irritando aún más a Kieran como si eso fuera posible.
  • ¿Está consciente que es nuestra noche de bodas no es así?, - Cuestiona Kieran con tono más bajo pero firme. – ¿Qué cree que va a pasar si alguien la ve salir de la habitación nupcial para irse a la de empleados? – Sigue preguntando.

Claro que era obvio lo que sucedería, para el día siguiente todo el reino se enteraría de lo sucedido y ella se convertiría en la burla de todos, era claro que no podía permitir algo así, la reputación de Mystara estaba en juego. Por lo que a Lyra no le quedó más remedio que respirar profundo, una, dos y tres veces para girarse dignamente hacia el archiduque.




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