¿Segunda esposa?
Los ministros mostraron su respeto haciendo una reverencia, habían escuchado en silencio en lo que se llevaba a cabo la ceremonia de nombramiento, ya que esto era algo que no tenían forma de evitar, la princesa por ser la primera esposa por derecho seria la archiduquesa, pero eso no quitaba que ahora pudieran proceder con la ejecución de su plan.
- Con esto damos por terminada la ceremonia de nombramiento de la archiduquesa Darkhuner, finalizando de la misma forma la cesión de hoy. – Anuncio el secretario.
Pero antes de que todos los ministros procedieran a retirarse, fue el conde Munisch quien tono la palabra.
- Su majestad, solicito permiso para comentar un asunto de máxima importancia, el cual creo que es el momento perfecto para discutirlo. – Expreso tomando la vocería, ya que, por ser el ministro de protocolos, era este justamente el encargado de estos asuntos.
Tanto el rey como Kieran al escuchar las palabras del conde y que este justamente fuera el ministro de protocolos, temieron lo que se venía, aun así, tenían esperanza de que esos ministros no fueran tan obtusos.
- Tiene la palabra el ministro de protocolo. – Dice el rey, manteniendo viva la ilusión de que esos hombres tengan algo de sentido común. Esperanza que pronto despareció al escuchar las palabras del conde.
- Como ministros del reino celebramos la reciente unión del archiduque con la princesa heredera de Mystara, ahora archiduquesa Darkhunter, una unión que además nos permite estrechar relaciones con nuestro reino aliado. – Inicia con sumo respeto el Conde, intentando de esa forma que lo siguiente no suene tan grosero de su parte. – No obstante, teniendo en cuenta la posición del archiduque se hace necesario no solo proteger la descendencia del archiduque, sino que este tenga una unión cercana con el reino. – Añade con seguridad, como quien proclama un hecho.
- ¿Qué es lo que el ministro Munisch quiere decir con esto? – Cuestiona Kieran enderezando aún más su postura, con una clara advertencia en su tono de voz, que hace que el ministro pierda un poco de impulso.
Por su parte Lyra se mantenía en silencio al lado del archiduque, aunque su nana le había explicado que el Vylonia los nobles podían tener concubinas y en los más altos rangos incluso dos esposas, ella jamás había considerado esa posibilidad seriamente, aun cuando su unión obviamente no es por amor, no creyó posible que el archiduque hiciera algo así, pues desde que conoció a Kieran le pareció alguien confiable, solo que no considero a la corte real, aun así ella no puede permitir semejante humillación, pues para ella que él tenga una segunda esposa o incluso una concubina es un terrible agravio no solo a ella sino también a su reino donde estas prácticas no están permitidas.
Sin embargo, se ha mantenido en silencio esperando, también porque quiere saber la postura de su esposo con respecto a ello, pronto el pequeño silencio que se había formado se ve interrumpido por Kieran.
- Espero que el ministro sea claro en su intervención y tenga en cuenta las consecuencias de la misma. – Expone el archiduque dejando en claro la amenaza implícita en su declaración.
En un pequeño gesto el duque Bloodfist le indico al conde que siguiera, acto que hizo que este se sintiera respaldado, así que continuo, aunque claro la firmeza de su voz había desaparecido, más aún al ver la expresión de disgusto del archiduque y es que nadie en el reino osaba molestar a ese hombre, pues muchas cabezas habían rodado cuando Kieran se enojaba.
- Archiduque mi intensión jamás ha sido ofenderlo o a su esposa, solo expongo la situación en general, con ánimo de tomar decisiones en pro del bienestar y equilibrio del reino. – Se intento escusar el ministro con la intensión de bajar un poco la tensión, algo en lo que estaba fallando estrepitosamente pues podía ver como el archiduque cada vez se veía más tensionado.
- Sea claro ministro, por favor, no nos haga perder el tiempo, ni el de su majestad el rey. – Solicito el secretario, viendo que el rey ya se estaba impacientando y el que el archiduque no tiene ni una pizca de tranquilidad, cosa que segura empeorara en unos segundos.
- Me disculpó. – Dice el conde haciendo una reverencia y con menos seguridad expresando lo que tanto ha querido decir. – La noción es para que se nombre una segunda esposa para el archiduque, una mujer que pertenezca a la nobleza del reino. – Declara con la voz un tanto temblorosa, mientras que los demás ministros que apoyan la noción han perdido confianza.
El silencio reino en el lugar, mientras todos podían ver como el archiduque ponía esa expresión que generaba terror en sus enemigos y el rey solo suspiraba con cansancio, pues ya sabe lo que se viene a continuación.
- ¿Una segunda esposa? – Cuestiono Kieran, pero el problema no era la pregunta, era el tono, era tan casual que casi se podría decir que está preguntando por el clima, pero que para quienes lo conocían sabían perfectamente que era la calma antes de la tormenta.
El conde ya no tuvo el valor para reafirmar sus palabras, y ningún otro ministro se atrevía a decirlas por él, así que el duque Bloodfist no tuvo otra opción que utilizar su posición de primer ministro e intervenir.
- Archiduque, espero que pueda ver las buenas intenciones del Conde Munisch al hacer esta propuesta, misma que varios de los ministros y me incluyo, compartimos. – Expreso respetuosamente. – Como sabemos el reino siempre ha tenido un equilibrio y como parte de ello, nos vemos en la necesidad de equilibrar el poder, su excelencia es el primer general de las tropas del reino, esperamos que nunca suceda, pero en caso de una emergencia, todos aquí sabemos que quien tomaría el control seria su esposa, en este caso la archiduquesa que al ser extranjera probablemente se vea perdida en asuntos tan importantes, es por ello que queremos que tenga a alguien que la pueda apoyar. Claro eso sin contar que el archiducado es una extensión gigantesca por lo que nuestra propuesta se encamina a que la princesa no tenga tanta presión. – Explica con calma, queriendo mostrar que todo era por la archiduquesa.