Inmortalidad y una corona. El poder de la bruja

Salida

Por su parte la princesa ni corta ni perezosa ya había iniciado su preparación para salir, mientras Isela y Eira no se veían muy convencidas.

  • Excelencia creo que no debería salir vestida así. – Comento Isela al ver que su señora, se ponía las mismas ropas que usaba en Mystara cuando salía sin querer ser reconocida. – Si alguien sabe que es usted será una vergüenza para el archiducado. – Le recordó realmente preocupada.

Isela pensaba seriamente que una cosa era antes cuando estaban el Mystara, allá Lyra es la princesa heredera y cuenta con el cariño de la gente, además del respaldo del rey, a diferencia de Vylonia donde solo tiene al archiduque, con el que es bastante obvio que no se llevan muy bien.

  • Excelencia además debe considerar en que seguramente el archiduque no estará nada contento si la ve vestida de esa forma. – Menciono Eira con la misma preocupación que Isela.

Lyra se detuvo un segundo al escuchar las palabras de Eira recordando su discusión de la noche anterior con el archiduque donde justamente le recalcaba que ella no parecía una noble, lo que seguramente le repetiría si la ve salir así, pero, ¿acaso le importaba?, para nada, con mayor razón decidió que saldría así.

  • Nadie me conoce aquí, ayer en la boda solo estaban los nobles de más altos rangos, mismos que jamás se detendrían a observar a una plebeya, así que es imposible que sepan que soy yo. – Explico Lyra, pues aun cuando realmente no le importa lo que vaya a decir su querido esposo, jamás haría nada para manchar su reputación o la del archiducado que después del nombramiento ya lo siente como suyo, así que al igual que se preocupa por Mystara, para ella ahora es lo mismo el archiducado y su gente.

Aunque no muy convencidas Isela y Eira no tuvieron más opción que seguir a la princesa.

  • Bien, Isela ve a solicitar un carruaje, pero especifica que debe ser uno de servicio. – Indico Lyra mientras terminaba de arreglarse. – No podemos llamar la atención.
  • De inmediato. – Respondió Isela para ir a cumplir las órdenes.

******

  • Buenos días. – Saludo Isela a uno de los guardias de las puestas del castillo.
  • Buenos días. – Devolvió este el saludo respetuosamente, pues el día anterior la había visto llegar y sabe que se trata de una de las doncellas de la archiduquesa.
  • La archiduquesa Darkhunter solicita que se le prepare un carruaje, pero que este sea uno de los que utilizan normalmente para los empleados hacer los encargos. – Explico y la cara del guardia era un perfecto poema.

¿Para que la archiduquesa solicitaría un carruaje de servicio?, A ellos se les había informado que ella iba a salir por lo que ya habían enviado a buscar uno de los carruajes del rey.

Pero el guardia no se atrevió a discutir las ordenes de la archiduquesa después de todo, habían recibido órdenes específicas de cumplir con todas sus solicitudes, el solo pensó que probablemente había cambiado de idea y ya no quería salir, pero seguramente quería enviar a alguna de sus doncellas para comprar algo en la ciudad, eso parecía más lógico, por lo que inmediatamente solicito el carruaje.

  • Los guardias del archiduque que fueron enviados para la archiduquesa están listos. – Indico el hombre. – Ya mismo les aviso…
  • Eso no será necesario. – Intervino Lyra llegando a las puestas.

Por cómo iba vestida y el velo que llevaba, el guardia no la reconocía, pues, aunque la habían visto entrar el día anterior solo le había podido dar un pequeño vistazo, además en ese momento Lyra no tenía la más mínima comparación a como se veía el día anterior, donde parcia lo que es una princesa.

  • Pero… - Quiso contradecir el hombre.
  • Son ordenes de la archiduquesa. – Sentencio Lyra y eso basto para que el guardia no insistiera, de todas formas, si no era ella quien saldría que más daba si enviaban o no guardia pensó el hombre.

Al momento llego el carruaje que Lyra había solicitado, tal como lo quería era un carruaje de servicio donde normalmente se mueven los empleados para hacer los recados, al verlo sonrió, con eso no llamaría la atención y podría soñar con un rato de libertad.

  • Vamos. – Dijo y subió al carruaje en compañía de Isela y Eira quienes en ese momento aun no estaban tan seguras de lo que su señora estaba haciendo, pero tampoco es como que podían detenerla, nadie podía hacerlo.

Mientras tanto Kieran aún seguía reunido con el rey, después de discutir un buen rato sobre los problemas que podía generar que el rey le haya concedido a la princesa libertad absoluta para salir y que este siguiera considerando que su primo exageraba, al final Kieran le envió un mensaje a Helio para que organizara algunos escoltas y salieran con ella, solo así se quedó más tranquilo y pudo concentrarse en los asuntos que debían hablar con el rey, sobre todo la próxima visita del reino de Nefaria.

  • También creo que es posible que el segundo príncipe sea el emisario real en esta oportunidad. – Comento Kieran ante la posibilidad que extendía Cassius de que así fuera.

Cada año el reino de Nefaria hacia una visita a Vylonia para hablar sobre las políticas de comercio y renovar el acuerdo de paz, normalmente quien hace de emisario es alguien muy importante de la corte, pero dado que hace mucho que no se reúnen con la familia real en sí, es posible que en esta oportunidad la visita la haga el segundo príncipe.

  • Estoy seguro que pronto recibiremos la respectiva solicitud. – Expuso el rey.
  • Debemos estar preparados. – Dijo Kieran con calma.

Pero el rey pudo percatarse de que su primo parecía inquieto algo totalmente extraño en él.

  • ¿Qué pasa? – Pregunto directamente.
  • Nada. – Respondió Kieran rápidamente a la defensiva.
  • No lo puedo creer. – Se rio el rey. – El gran archiduque Darkhunter, primer general de las tropas del reino y la caballería está preocupado por su esposa. – Expuso el rey dejando salir una gran risotada, le parecía de lo más divertido ver a Kieran en ese estado, el creyó que no viviría para ver eso.




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