ADELE PHOENIX
Me siento humillada.
Me han hecho un examen vaginal; me han sacado sangre y estuvieron fuera del sanitario, esperando –mejor dicho: vigilando– para obtener una muestra de orina.
Cierro los ojos y lloro en silencio. Aún no puedo creer como todo se derrumbó, hace una semana atrás yo era una mujer feliz, y ahora mi vida se está convirtiendo en una pesadilla.
¿Por qué a mí?
—Señorita, ¿está usted bien?—Me pregunta la enfermera.
No soy capaz de decir nada, el nudo en mi garganta no me permite hablar así que solo respondo un "si" con un asentamiento de cabeza.
Nada en mi vida está bien en estos momentos: Mi novio me fue infiel.
Murió.
Me ha dejado con una extraña sensación por no poder enfrentarlo. Aunque me engañó, me duele mucho su muerte.
Por otro lado mantuve relaciones sexuales con un desconocido y después me entero que es policía.
Y como guinda del pastel: soy sospechosa de homicidio y acusada sin piedad por mi mejor amiga.
—No lo parece, está llorando—¡¿Como no voy a llorar si no sé que sucederá conmigo?!Me aterra que me acusen por la muerte de Mike, me aterra ir a la cárcel por un crimen que no he cometido.
—No... no se... preocupe... ¿Ya puedo salir de este lugar?
—Si, ya estamos listas. Ahora solo te queda esperar a que salgan los resultados de los exámenes.
Inspiro hondo y me obligo a tranquilizarme. Llorando o poniéndome histérica no conseguiré nada. Me limpio el rostro con las manos y salgo de la habitación.
Del otro lado del corredor vienen las enfermeras de laboratorio y traen unos sobres que miran los detectives. Mi corazón aumenta su ritmo cardíaco ¿Será que ya tienen los resultados? Ojalá y así sea; que se aclare de una vez este mal entendido y yo pueda irme a mi casa.
Necesito un buen baño y luego meterme a mi cama y dormir horas y horas.
De repente me siento observada, levanto la mirada. Todo mi cuerpo se paraliza al ver al policía, el desconocido.
—Señorita Phoenix, soy el agente Ross, ¿Está bien?— se acerca el hombre que ví entrar al edificio de policía.
Solo creí que tal vez era el hombre con el que tuve un rollo de una noche, pero ahora que lo tengo enfrente estoy segura de que es él y no fue una alucinación.
A pesar de esta pesadilla no puedo evitar sorprenderme que él este aquí y preocupado por mi.
—No, pero lo intento— respondo en voz baja.
—Tranquila. Siempre he dicho que la verdad da libertad— me responde en voz baja y me regala una tímida sonrisa que me da un poco de tranquilidad.
¡Que guapo es este hombre! Si otras fueran las circunstancias yo... ¡No, Adele! No es el momento de pensar en hombres, ya ha sido suficiente con un ex novio celoso y un ex infiel, y para mí desgracia está muerto y yo estoy como principal sospechosa de su muerte.
—Gracias, detective ¿Tu recuerdas algo?— Le pregunto. Se que no es el lugar y en el momento, pero me enoja no recordar.
—No, pero estoy seguro que fue maravilloso lo que sea que sucedió entre nosotros.
Su respuesta me deja perpleja ¿Fue maravilloso? ¿Realmente lo fue?
¡Maldición quisiera poder recordar lo que este adonis me hizo!
No es momento para pensar en mi vida sexual.
—Disculpen que interrumpa su conversación pero aquí están los resultados de los exámenes de la señorita Adele Phoenix—nos dice el detective seriamente. Me doy cuenta que ya ha abierto el sobre.
—¿Y que dicen?—Pregunta Christopher ansioso.
—El examen vaginal indica que no hay fluidos corporales como residuos de semen, pero si hay rastros de lubricante de preservativo—avergonzada bajo la mirada.
Es oficial estuve teniendo sexo con un desconocido... Guapo, pero desconocido y casi no recuerdo nada. Para colmo mi inocencia depende de mi vida sexual.
—En cuanto al exámen toxicológico, nos indican que usted— el detective continúa y me mira intrigado y luego mira el papel nuevamente— tenía un alto índice de alcohol y una sustancia psicotrópica, específicamente una droga conocida como "rufis". ¿Le suena?
Toda la sangre se congela. Estoy en shock.
No entiendo que demonio está pasando. Esto es una maldita pesadilla. ¿Qué demonios es "rufis"?
Tardo un minuto aproximadamente en procesar lo que ha dicho el detective.
—¿Ru... rufis?—Mi tono es apenas audible debido a la impresión.
— Si señorita. Rufis—me responde con tono duro.
—¿Y que mierda es eso?—Pregunto asombrada porque no sé de que habla.
—El Rufis o Rohypnol es una droga que utilizan para olvidar. Olvidar un asesinato, por ejemplo— me responde el detective con tono acusatorio.
—¡¿Está insinuando que yo consumí esa mierda porque según usted yo maté a mi ex novio?!— Estoy desconcertada... Atónita.
¡Aquí hay error! Tiene que haber un error, nunca en mi vida he consumido ninguna porquería. Ayer fue la primera vez que me embriagué.
—No estoy insinuando nada. Aquí— me muestra la hoja de papel en mi cara—están los resultados de su examen de orina, y con el examen de sangre se confirma el diagnóstico.
—No puede ser verdad... por favor créame. ¡Jamás he consumido esas cosas, ni siquiera las conozco!
No. No esto no me está sucediendo a mi. No pude haber consumido esa porquería.
—Yo no estoy aquí para creerle. Estoy aquí para hacerle cumplir la ley.
Respiro con dificultad. Esto no está pasando.
—Propongo que se repita el examen, si la señorita dice que ella no consume esas mierdas, aquí hay un error—añade Christopher con tono autoritario.
—Lo siento, Ross, pero no va a venir darme ordenes. Ahora, si me disculpas, me llevaré a la señorita Phoenix de vuelta al prescinto, en espera del arraigo, y si ella es culpable deberá ir a jucio para que le dicten su condena.
Mi mundo se derrumba y siento que mis esperanzas de salir de esta confusión se alejan cada vez más.
—Por favor... estoy diciéndole la verdad. Yo no entiendo como pude tener esa droga en mi sangre— Estoy suplicandole — repita el examen— mis lágrimas no tardan en salir.
Editado: 18.07.2020