Inocencia Robada

20.¿ALGUNA OTRA COSA?

WILLIAMS ROSS

Definitivamente con Louis Reed no consiguiré nada, pero aún me queda una carta bajo la manga. Debo acercarme a Webber y presionarlo un poco o tal vez Christopher podría sobornarlo, el idiota de Webber abrirá la boca por unos cuantos dólares, de eso sí estoy seguro.

Aunque Christopher no es de la clase  de persona que hace sobornos... Él es un hombre honesto y como policía odia la corrupción.

Debo pensar algo. Y más vale que valga la pena.

Ahora estoy con los padres de Adele, quienes insisten en pagarme. Obviamente me he negado. Se nota que son gente sencilla, seguramente han trabajado demasiado para conseguir ese dinero. El cansancio y la tristeza en sus rostros es más que evidente.
Por momentos así es que agradezco que mi familia no le falte nada, vivamos en una situación muy acomodada y mis hijos no estén en problemas. No me gustaría estar en su lugar. Me doy cuenta que son gente buena.
Les he dicho que mi hijo me pidió defender a su hija dejándolos sorprendidos.

— Le seré honesto: Ni yo lo entiendo, pero mi hijo me pidió que defienda a Adele, y es justo lo que estoy haciendo—les digo

Ellos se miran confundidos.

Tengo la impresión que mi hijo está enamorado de esa joven. Su comportamiento es extraño. Nunca lo había visto tan preocupado y más aún por una extraña. Si, mi hijo está enamorado. Por fin puede tomar las riendas de su vida y ser feliz, él no es un romántico, pero ha tenido sus novias y la peor ha sido esa perra de  Amanda, esa maldita es una mujer inteligente y con sus manipulaciones se ha ganado el afecto de mi esposa y mi hija, pero yo soy abogado y sé que ella no da puntada sin hilo. Nunca olvidaré su amenaza.

— No entiendo, señor ¿Hace cuánto tiempo que su hijo y mi Adie se conocen?— Me pregunta el señor Phoenix.

Antes de responderle que no sé –por qué no le diré que mi hijo se cogió a su hija y desde ese momento quedó flechado– soy interrumpido por el sonido de mi celular.

Miro la pantalla del celular. Hablando del rey de Roma...

— Hola, hijo— digo respondiendo.

— Hola, papá—responde — te tengo novedades...

—Hijo, espera a la noche en mi casa.
Sin más corto la llamada.

—Señores, yo no puedo darles detalles, porque los desconozco, pero mi hijo es un buen hombre y está investigando... Confíen en él, es el mejor detective de Detroit— les digo orgulloso

Le acerco sobre la mesa el sobre y la señora Connors lo mira y sonríe con tristeza.

—Lo sabemos, si está ayudando a mi hija, porque su hijo se lo pidió, es evidente que son buenas personas— me dice el señor Phoenix.  

— Gracias — les digo.

— Una vez más... insisto en que acepte este dinero— Insiste la señora Connors.

— Y yo les repito: No aceptaré su dinero— añado— escuchen, les prometo que haré lo qué esté a mi alcance para ayudar a su hija...

— Se lo agradezco, señor Ross. Tiene un corazón muy noble— me interrumpe el señor Phoenix.

— Gracias... y en cuanto al dinero. Ustedes no se preocupen por nada, no les pediré ni un centavo.

— No podemos aceptar eso... por favor, déjenos que paguemos por su trabajo— me responde el señor Phoenix.

— No, señor Phoenix, no puedo aceptar su dinero. Como le dije: mi hijo me pidió personalmente que yo asuma la defensa de su hija. Enserio, ustedes no se preocupen— no quiero agregarle otra angustia.

Ellos deben estar pasándolo muy mal por la preocupación que sienten de tener a su hija en la cárcel acusada de un crimen que no cometió.

—Muchas gracias, señor Ross.

—¿Ya visitaron a su hija?— les pregunto para cambiar de tema.

—No. Iremos este fin de semana, a la visita familiar. Así podremos estar con ella un poco más de tiempo— me responde la señora Connors.

—Sé que a su hija le animará verlos.

—Nosotros también queremos verla. La echamos mucho de menos...— me dice la señora Connors y se limpia una lágrima con un pañuelo.

Mierda.

¡Ellos no se merecen esto!
Malditos Webber y Reed, ¿No se dan cuentan lo que le están haciendo a estás personas humildes?

Voy a terminar mis pendientes de hoy y volveré a casa. Christopher tenía algo que decirme, y cuánto antes saquemos a esta chica de prisión, mejor.
Una de las cosas más dolorosas de estas situaciones, es ésto: una familia dejando el alma por sus seres queridos, y corazones destrozados.

 

CHRISTOPHER ROSS

— ¿Qué ocurre?— Me dice Kathy

— Mi padre me colgó... me dijo en la noche— le explico contrariado. Mi padre nunca se comporta así...

—Tal vez había "ropa tendida". Ya le cuentas en la noche lo que sabemos hasta ahora— Kathy justifica a mi padre.

Tiene razón. Si alguien tuvo el dinero para comprar al Louis Reed, tiene poder para tener espías o interceptar llamadas...

Mierda.

Necesito calmar mi ansiedad.

—Cierto. En cuanto pueda iré. Por ahora, tengo que volver a...

— ¿Tienes que volver adónde?—
A la cárcel, necesito ir averiguar quién es la compañera de celda de Adele.

— Tengo cosas que hacer.

—Vale. Yo iré con mi padre, a ver qué más sabe— dice Katherina

—Bien. Cualquier cosa que sepas, me llamas, igual yo también ya tengo novedades después de hablar con mi padre.

—Esta bien. Hasta mañana— concede y me acompaña a la puerta.

      *****

Ya he averiguado que la compañera de celda de Adele se llama: Gabriella Foster, tiene 28 años y está prisionera hace tres años por asesinar a su exmarido. Necesito averiguar todo con respecto a ella y ofrecerle una salida a cambio de protección hacia Adele.
Llamo por teléfono a Marcus Withmore.

— Ross, te llamé con el pensamiento— me dice

— ¿Querías hablar conmigo?

— Si, tengo noticias para tí.

— Dime

— Mañana llega un detective desde Chicago, y estará a cargo de la investigación del caso Mills— ¿Que?

— ¿No te lo dieron a ti?




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