Inocencia Robada

21. DECLARACIONES HIRIENTES

            JESSICA ROSS

Estoy viendo mi guardarropa. No tengo nada que ponerme. Todo lo que hay aquí es la colección primavera verano.

Hmmm...

Creo que renovaré mi guardarropa.

Me decido por un vestido de Monique Lhuillier, unos zapatos Jimmy Choo y un maquillaje de noche.

Gracias abuela por tu suculenta herencia, sin ti no podría darme la buena vida que me ha gustado llevar, porque con el sueldo de mamá y papá no sería suficiente, aunque en estos momentos ya nada me importa. Si estuvieras viva, seguramente me estarías recriminando.

Me he maquillado y peinado mi hermosa melena. Mamá dijo que Amanda vendría a cenar. No tengo ánimos de hacer vida social pero no quiero que mi madre esté jodiendo así que les haré compañía. Me servirá para distraerme.

Bajo las escaleras y me voy hacia la sala donde mi madre y Amanda beben un cocktail.

— Jess, ¿cómo estás, querida?— Me dice mi amiga poniéndose de pie.

No la escuché llegar.

— Nada bien... ¿Y tú cómo estás?— Saludo a Amanda con un beso a la mejilla.

Mi madre me da una mirada que dice; «descarada»

— Muy bien, pero tú te ves fatal — creí que me había maquillado lo suficiente como para borrar todo rastro de lágrimas y ojeras.

— Yo...— no quiero llorar. No voy a llorar!

— Jess ha tenido cólicos menstruales y eso la tiene sensible— responde mi madre y dándome a entender una vez más que le avergüenza que me enamoré de un hombre que tenía novia.

— No te preocupes Isabella, Jess ya me explicó lo sucedido— dice Amanda— De verdad que lo siento mucho.

Por fin una persona que me entiende.

— Gracias Amanda— al parecer eres la única a quién le importo

Me siento en el sofá no sin antes fulminar a mi madre con la mirada. Ella debería apoyarme siempre.

— ¿Cómo te fue en tú viaje a Seattle?— Digo tratando de no hacer caso a la mirada acusatoria de mi madre.

— ¿Que puedo decirte querida? Todo ha genial... Mejor de lo que esperaba.

Esta mujer está llena de vida. Joven, hermosa y triunfadora. Tiene el mundo a sus pies. La admiro, seguramente logrará conquistar a Christopher nuevamente. Ella tiene todo lo que se propone  y lo mejor; sus padres no la critican ni le dan sermones diciéndole : «Que es correcto y que no»

— Me alegro mucho por ti.

— ¿Y Christopher no ha llegado aún?—

— Lamento decirte que no vendrá— seguramente está más pendiente de esa maldita asesina que de su hermana.

Lo odio.

— Estaba ansiosa por verlo, pero esperaré hasta mañana— dice segura de si misma.

— Estoy segura que Christopher estará feliz de verte— añade mi madre.

Ojalá y se olvide de esa maldita.

— Espero que así sea— añade Amanda sonríente.

Hablamos de moda, de hombres con Amanda. Con ella el tiempo pasa muy rápido. Y lo agradezco por qué me he distraído por un momento.

Veo que mi madre se retira, seguramente va a la cocina a ver si la cena está lista, y de paso va a buscar a papá para que baje a cenar.

Invito a Amanda a pasar al comedor y en el recorrido me comenta sobre una mascarilla con sales del mar muerto para rejuvenecer la piel del rostro...

Kristin entra con una bandeja con los platos de la cena. Sopa de calabaza y ensalada de pollo.

— ¿Nos sentamos?

— Por supuesto— me responde Amanda.

— No me apetece comer nada— no tengo apetito.

— Puedo imaginar lo que estás sintiendo pero debes alimentarte— no puedo tragar nada, el nudo en mi garganta me lo impide. Tengo demasiada pena.

Esperamos a que mamá y papá vengan al comedor y escucho pasos que vienen de la sala.

—¡Miren quién vino de último momento!— exclama mi madre.

— Christopher¡Cuánto tiempo sin verte!

Amanda se levanta de su silla, emocionada para saludar a Christopher.

— Buenas noches— responde él sin emoción.

Da la impresión que no le agrada ver a Amanda ¡¿Que hizo esa maldita asesina con mi hermano?!

Amanda rodea el cuello de Christopher y le da un beso en la comisura de su boca pero él ni se inmuta.

— Te extrañe— añade mi amiga, pero el idiota de mi hermano no hace caso.

—Hola, hermana— me dice y me saluda con un beso en la mejilla.

—Viniste...— Dijo que no vendría hoy.

—Tenía que hablar de algo con papá— ¿Que habrá sucedido? Seguramente es algo relacionado con la maldita asesina.

No le quito la mirada de encima mientras el se sienta.

Suelto un suspiro y acomodo la servilleta en mi regazo.

—Williams, supe que estás en el caso Mills... Qué lamentable lo que les ha sucedido. Miranda y Demián deben estar destrozados— Amanda inicia la conversación y yo tengo que mantener a raya las lágrimas mientras trato de comer la ensalada.

— Eres abogada, debes saber que no puedo hablar de eso— le responde mi padre de forma descortés.

— Por supuesto— Amanda se sienta en su silla nuevamente. — Y tú Christopher ¿Alguna aventura que contar?

— No— ¡Mentiroso!

— Estás poco comunicativo, no me habrás Sido infiel ¿Verdad?— Añade Amanda tratando de aligerar el ambiente

— Para serte infiel tendría que ser tu novio y eso no pasará— ¡Que idiota ¿Cómo se le ocurre responderle así?!

— Christopher no seas mal educado con Amanda, ella está jugando, aunque reconozco que nada me haría más feliz que verlos juntos nuevamente— por fin mi madre dice algo cuerdo.

— Cariño, estamos comiendo— papá defendiendo a Christopher... Cómo siempre.

Es tú hijo y debería saber que Amanda es lo mejor que le ha pasado en la vida a Christopher.

—Supe que la culpable de Michael Mills fue su exnovia. Qué lo asesinó porque lo vió teniendo sexo con otra mujer...— Siento como si Amanda me hubiera dado un golpe en el estómago al hacerme recordar lo que sucedió aquella noche.

—Amanda, ya escuchaste a mi padre— gruñe Christopher

—Yo creo que la asesina está recibiendo su castigo, y la cárcel es un premio comparado con lo que se merece realmente por haberlo matado— le digo.




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