JESSICA ROSS
Son alrededor de las once de la mañana. He llegado a la casa de Ashley. Tengo muchas dudas, las cuales no me permiten conciliar el sueño. Me aterra confirmar que posiblemente mi hermano y mi padre tengan razón.
¡No, no, no!
Yo no puedo estar dudando de Mike, él realmente me amaba, me lo dijo y yo le creo.
— ¡Jess! — Dice Ashley cuando me abre la puerta. Parece sorprendida.
— Hola— digo tratando de no notarme nerviosa.
Qué curioso que ella me abra la puerta, ósea... tienen una ama de llaves para eso. En fin.
— Hola— nos saludamos con un beso el mejilla.
Entro a la casa y ella me invita pasar al salón.
— ¿Qué sucedió con la servidumbre que tú tuviste que abrirme la puerta?— Reparo en ese detalle.
— La ama de llaves acompañó a mi mamá hacer unas compras. ¿Cómo has estado?
— Mal... muy mal— nos sentamos en el gran sofá en forma de L
— Oh Jess, no sabes cuánto lo siento. — Me dice compasiva.
— Agradezco que tú me comprendas— siento ganas de llorar, pero me reprimo. No puedo andar de llorona todo el día y en cualquier lugar.
Ashley me mira ceñuda.
— ¿Por qué lo dices?— Me pregunta curiosa.
— Por mi familia, ellos no entienden el amor que Mike y yo nos teníamos.
El no contar con el apoyo de mis padres y hermanos hace más doloroso aún el proceso de la muerte de mi novio. Ninguno de ellos es siquiera capaz de entender que me enamoré. Son egoístas. Joshua no se ha enamorado porque es un mujeriego sin remedio; y Christopher se enamoró de una asesina, la asesina de mi novio.
— Lo siento— toma mi mano y lo aprieta — ¿Quieres algo de beber?
— No, estoy bien así. De todos modos gracias— finjo una sonrisa.
— ¿Y qué te trae por aquí?— Dice soltando mi mano.
El corazón empieza acelerarse. Inspiro hondo.
No te preocupes Jessica, ella te dirá que tú padre y tú hermano mienten. Me doy ánimo mentalmente.
— Ashley, tú eres muy cercana a Lillian.
Me quedo viendo la guapa chica rubia de ojos azules, cara pequeña, nariz respingona.
— ¿Discutiste con Lillian?— Responde intrigada por mi comentario.
— No, yo... Ashley, lo que voy a preguntarte es muy delicado— me sudan las manos— y me gustaría que quede entre tú y yo. Que sea un secreto de las dos.
— Ok... ¿Qué quieres saber?— Me pregunta cautelosa.
Ok, Jessica, esto no debe ser tan difícil, es sólo la confirmación que Mike te amaba.
— Mi hermano Christopher me dijo...— no puedo decirlo. Es una blasfemia.
— ¿Qué te dijo tu hermano el guapote? — Ella al igual que Lillian andan detrás del idiota de Christopher, pero él ni las mira. Él es y será de Amanda.
— Ashley, esto es muy difícil de decir, por lo tanto quiero que seas muy honesta conmigo y responda a lo que voy a preguntarte— estoy muy nerviosa. El corazón late a toda prisa.
Necesito salir ya de está duda, si no, me volveré loca.
— Está bien, dime qué sucede... Estás poniéndome nerviosa.
— Christopher me dijo que Lillian era una de las tantas conquistas de Mike. Dime qué no es cierto. Es una calumnia, ¿verdad?— Dejo de respirar en espera de una respuesta
Ashley, se pone de pie bruscamente, y evita darme la cara. Mi ritmo cardíaco se ha disparado.
— ¿Qué sucede Ashley? ¿Verdad que Mike me amaba? ¿Yo era la única mujer de su vida?
Estoy al borde de un precipicio, una sola palabra me hará muy feliz o simplemente me destrozará.
— ¡Responde Ashley!— le exclamo ansiosa y desesperada.
Ella sigue sin mirarme. Y yo me estoy desesperando con su silencio.
Me pongo de pie y yo misma la volteo hacia mi obligándola mirarme de frente.
— Jess... Yo lo siento— esa simple respuesta es cómo si un balde de agua helada me empapara el cuerpo y me dejara muriendo de frío.
— ¿Qué quieres decir con «lo siento»?
Mi corazón sigue martillando en mi pecho.
— Yo... Lillian, sí se acostó con Mike cuando ustedes recién empezaban su noviazgo.
Todo mi mundo deja de girar y mi corazón se rompe en mil pedazos. Mi amiga y el hombre que amaba. Christopher tenía razón...
¡¿Cómo pudieron hacerme algo así a mí?!
La ira empieza invadirme. Maldita Lillian, ¿Cómo pudiste traicionarme?
— Lillian lo hizo por capricho, y él al principio le siguió el juego, pero a medida que fueron pasando las semanas, él dejó a Lillian por qué se enamoró de ti, o eso parecía.
Sigo helada y furiosa muy furiosa. Te voy a matar maldita.
— Lillian insistía en buscarlo, incluso una vez yo la escuché chantajearlo. Le dijo que si él no seguía saliendo con ella, pues iría contigo, y te contaría todo.
Una lágrima rueda por mi mejilla. Una lágrima cargada de dolor, traición y dolor
¿Por qué Mike? ¿Por qué me traicionaste? Yo hubiera dado la vida por tí.
La cruda verdad es un castigo... Un maldito castigo del que no estaba preparada para recibir.
CHRISTOPHER ROSS
Escucho como el malnacido de Jared Rivers responde a las preguntas del interrogatorio.
He tenido que recurrir a todo mi autocontrol para no sacarle la mierda al maldito degenerado. De sólo imaginar lo que le hubiese hecho a Adele aquella noche me repugna o lo que hizo con mi Adele mientras eran novios. Es demasiado. Mi chica merece ser tratada como una princesa.
Me gusta el sexo duro de vez en cuando, pero jamás obligué a una mujer hacer algo que no quería. Nunca me aproveché sexualmente de una mujer, y eso me hace un poco, solo un poco mejor que ésta escoria.
Maldito Jared, haré todo lo posible para que pagues por lo que quisiste hacerle a mi nena y por hacerle creer que ella es una asesina.
—Así que, ¿Adele es una asesina solo porque se revolcó con un guaperas con placa salido de una revista para puta...?— Enfrento al malnacido.
—¿Que estás haciendo aquí?— Se dirige a Katherina...
— He venido a ver cómo te arrancan las bolas.— Responde ella satisfecha
Editado: 18.07.2020