Lion había estado insistiendo en que Jacki aceptara salir con él, pero no como vecinos, sino como algo más. Finalmente, ella aceptó, aunque con nervios que no pudo ocultar. Quedaron en encontrarse frente al edificio aquella noche. Lion había prometido sorprenderla, y por alguna razón, Jacki confiaba en él.
Cuando abrió la puerta de su departamento, Lion ya la estaba esperando. Llevaba una chaqueta de cuero y un ramo de flores en la mano. Su sonrisa era cálida, pero había algo en su mirada que hacía que Jacki se sintiera como la única persona en el mundo.
—Estas son para ti —dijo, extendiéndole las flores.
—Gracias, Lion. Son hermosas.
—No tanto como tú esta noche.
Jacki se sonrojó mientras aceptaba las flores, tratando de calmar el caos de emociones que sentía. Lion la guió hasta su auto, un vehículo clásico que parecía salido de otra época. Durante el trayecto, hablaron de cosas triviales, aunque cada palabra parecía tener un peso especial.
Lion la llevó a un mirador en las afueras de la ciudad. Allí, el cielo parecía más amplio, y las estrellas brillaban con una intensidad que Jacki nunca había visto antes. Había una manta extendida en el suelo, junto con una pequeña canasta de picnic.
—Espero que te guste —dijo Lion, ayudándola a sentarse.
—Es perfecto —respondió ella, sintiendo que las palabras no eran suficientes para expresar lo que realmente sentía.
Hablaron durante horas, compartiendo secretos, sueños y miedos. Lion le contó sobre su infancia, sobre cómo la música lo había salvado en sus momentos más oscuros. Jacki, a su vez, le habló de su amor por la literatura y de cómo siempre había sentido que las palabras podían cambiar el mundo.
En algún momento, Lion sacó su guitarra y comenzó a tocar. La melodía era suave, casi hipnótica, y su voz parecía llenar cada rincón del lugar. Jacki lo miraba, incapaz de apartar la vista, sintiendo que cada nota resonaba directamente en su corazón.
—Escribí esta canción para alguien especial —dijo Lion, mirándola directamente a los ojos.
Jacki sintió que su corazón se aceleraba. Por un momento, el mundo parecía detenerse. Cuando Lion terminó de tocar, se inclinó hacia ella, y sus labios se encontraron en un beso suave, lleno de promesas y emociones contenidas.
—Jacki, quiero que seas parte de mi historia —susurró él.
Ella lo miró, con los ojos llenos de lágrimas de felicidad. En ese momento, supo que esta cita no sería algo que olvidaría fácilmente. Era el comienzo de algo único, algo inolvidable.
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Editado: 12.01.2025