Estaba realmente avergonzada.
Durante todo mi tiempo de gestación las cosas habían ido como toda embarazada quisiera. De lo más calmado. Pero por segunda vez en menos de tres horas me encontraba tirando la barra de alimento y el zumo de naranja que por causalidades de la vida fue lo único que pude tomar de la cocina antes de salir a toda máquina.
Para mi suerte, en esta ocasión mi vestimenta estaba casi totalmente libre de jugos gástricos.
Aquello no podía estar pasándome.
Veinte minutos después me encontraba recargada contra el auto e intentando deshacerme del sabor amargo que había quedado en mi boca.
Los nervios estaban matándome y necesitaba calmarme, porque desde que subió al auto no dijo una sola palabra más que la necesaria.
Estaba bien, vivo, no tenía el daño mental que pudo haber tenido hasta ese momento y por sobre todo, tenía que saber hasta dónde llegaba dicho daño.
Otros veinticinco minutos pasaron y luego de ello nos encontrábamos estacionados frente a casa, cosa que resultó ser incómoda.
Habían al menos 10 personas, que aunque no llevaran uniformes ni armas a la vista, era de saberse que formaban parte de la CIA y del FBI.
Estaba claro que alguien de dentro tuvo que dar el chivatazo. Y me enfurecia.
Nos quedamos en el auto durante unos minutos mas. Yo pensando en como no hacer sentir presionado a Sean y supongo que él aún estaba dentro porque no había recibido ninguna señal o orden mía.
-Mierda- dije en voz baja. Se suponía era un lugar seguro, un lugar vagamente familiar y con tantos agentes a nuestro alrededor dudaba que diera la perspectiva deseada.
-¿Esta es tu casa? -preguntó finalmente mirando hacia esa dirección. Hice un sonido afirmativo.
>>Pues si que parece un lugar seguro, al menos para ti.
-Si claro- contesté en un intento de ocultar mis nervios.
-¿Quien eres y por que estabas buscandome? Y más vale que des una respuesta convincente.
Tragué saliva y lo miré a los ojos. Eran amarillos. Estaba furioso.
Me contuve pafano lanzarme descaradamente sobre el.
-Simone Palace, médico traumatólogo infantil. Colaboro con el FBI debido a un incidente ocurrido hace mas de ocho meses y no tengo intención de hacerte daño.
Ante la mención de "FBI" y "médico" su rostro dio señales de sorpresa, sin embargo no dijo nada, tan sólo abrió la puerta del copiloto y al verlo pude notar la evidente sorpresa en el rostro de todos.
Segundos después me encontraba saliendo del auto también. Con una notable mueca de enfado y ganas de llevarme de frente al primero que pudiera.
No había necesidad de montar el numerito frente a nuestra casa, sobretodo porque sabía el tipo de vecinos que tenía y si yo viera policías apostados frente a la casa de mi vecino lo primero que vendría a mi mente sería que hizo algo en extremo malo.
Habíamos hecho un trato, información a cambio de que me ayudaran a buscar a mi prometido, pero las cosas no pintaban bien.
Mientras caminaba rumbo al interior de mi hogar le dediqué una mirada de furia a todos y cada uno. Mi casa ni era un circo.
Una vez dentro, las cosas se pusieron aún mas tensas. Desde Lihuén hasta Roman se encontraban en la sala común. Cada uno analizó a Sean de pies a cabeza con desconfianza y de un segundo a otro nos habían separado por mas de dos metros y tres personas se por medio.
Roman miraba a Sean y Sean miraba a Roman.
La falta de emoción de ambos al mirarse me preocupaba. Cualquier persona con sangre caliente hubiera desfallecido.
-¿En qué demonios estabas pensando Simone?- escuché el susurro de los pensamientos de Chris.
No me estaba mirando directamente, pero podía ver su enfado, sus ojos comenzaron a adquirir ese color antinatural y mantenía una postura alerta.
Se podía cortar la tensión del ambiente con un cuchillo desgastado.
-¿A esto llamas ambiente seguro?- inquirió con rabia. Intenté contestar con todas las palabras correctas, pero no dio oportunidad a hacerlo- Si tanto queréis a vuestra amiga no dejen que salga y traiga a extraños a casa.
Segundos más tarde sólo estaban las palabras flotando en el aire.
Cuando quisimos seguirlo ya había huido. Lo único que pudimos ver, antes que saliera de nuestro alcance físico y digital fue a él junto a una agente del FBI tomando las vías subterráneas a la altura de Pioner Square.
Dedicamos la mayor parte de los siguientes días en buscarle, pero era como si se lo hubiese tragado -otra vez- la tierra.
A falta de respuestas inmediatad, casi en el instante en el que les perdimos el rastro las interrogantes acerca de su acompañante comenzaron.
Por desgracia, nuestras sospechad acerca de una rata dieron positivo.
-Marylin Rogers, una nueva recluta de campo de la FBI se las había ingeniado para burlar el sistema externo. Por fortuna, debido a los protocolos de seguridad no llegó a saber de ti, o al menos eso dicen sus últimos movimientos y por movimientos me refiero a mas de un año- dijo Derrick mientras estábamos reunidos en la sala común-. Además, fue miembro de la milicia hace 12 años.
Editado: 05.09.2020