Intenta decir Adiós - 2019

Capítulo 04: Inesperadas situaciones: Listo!

Chapter four: 

El viaje fue demasiado largo, Abby intentó distraer a Krista en su trayecto. De igual forma, eso no funcionó para hacerla sentir mejor. 

-- ¿Te sientes mejor? -preguntó Reina dándole un vaso de agua, Krista negó y lo recibió. 
-- ¿Cómo se siente Krista? -se acercó la profesora encargada a echar una mirada, Abby hizo una mueca de sonrisa. 

Para Krista había dos cosas peores de un viaje, la segunda era sentirse mal y la primera: que todo el mundo éste pendiente de ello.

-- Posiblemente tantas vueltas la marea. -dijo ella.
-- Oh, ¿Y sí va acostada en un asiento? -le comentó Abby, la profesora lo pensó y asintió. 
-- Hay asientos vacíos al fondo. Parece una buena idea.
-- No, no hace falta. -se negó rotundamente. No iba a caminar hasta el final del colectivo para que todos la vean.
-- Nada de no. ¡Necesitas descansar, Krista! -Abby la sermoneo y tomó su mano-. Sí alguien se atreve a burlarse o algo, se las verá conmigo. 
-- Abby. -la vio e intentó sonreír,  apretó la mano de su amiga y asintió. 
-- Ve con ella. -exclamó la profesora.

Ambas se levantaron y caminaron hacia el fondo, por supuesto estaban expectantes. Una persona más que otras, llegaron y ella se recostó en dos asientos, pasó media hora hasta que cayera dormida. 

-- Por fin. -dijo sonriendo Abby.
-- Disculpa. -al escuchar una voz, ella lo vio y se sorprendió un poco.
-- ¿Vienes por Krista? -preguntó curiosa.

August observó el rostro pálido de Krista, se quedó en un costado del asiento. Temía que fuera más grave de lo que parecía, a los ojos del amor, tiende a ser así. 

-- No la despiertes. Sólo -él le entregó una bolsita a Abby, ella se sorprendió y se puso nerviosa, era un chico apuesto, quizás le vio en una que otra ocasión-, Ten esto. 
-- ¿Para... Mí? -murmuró imaginandoselo. Luego le observo sonrojada-, es para Krista.
-- No le digas que te lo di. -dijo de inmediato.
-- ¿Por qué no? -él desvío su mirada, era seguro que no quería espantarla con tal gesto. 
-- Sólo,  hablé con ella antes. Bueno -se corrigió rápidamente- , hace unos días. Pregunté y lo mejor sería que comiera algo dulce en lo que va en el colectivo. Me lo dijeron, será efectivo. 

Abby abrió la bolsa y vio los caramelos de fruta, tragó y lo contempló por medio segundo. 

-- Gracias, bueno eso es algo que ella debe decir. -replicó. 
-- No es nada y -antes de voltearse e irse de nuevo, él le entregó una campera a Abby-, pensé que esto podía servir también. No tiene que helarse.
-- Oh -la tomó-, gracias.
-- Gracias a ti. -dijo y camino de vuelta a su asiento.

Abby volvió su vista a Krista y le colocó la campera para cubrirla, al ser de hombre lograba taparla bien. Pensó en un momento dejar la bolsa en su costado, pero se vio tentada a probar un caramelo.

-- Es dulce. -murmuró al probarlo. 

Quizás eso no fue lo único que le pareció dulce.

                                         ***

Abrió sus ojos lentamente, lo primero que vio fue el machimbrado de la cabaña en la cuál se encontraba. Abby al notarla despierta se acercó a Krista.

-- Me he quedado dormida. -dijo Krista, se sentía mejor. Nada como un sueño reparador para lograrlo.
-- Has dormido todo el viaje. Pero tranquila, no te has perdido de nada. -Abby tenía una toalla en su mano.
-- ¿Estás por bañarte? -le preguntó. 
-- Lo mejor de este lugar son sus aguas termales,  y claro sus bosques. Íbamos con Reina, ya es de noche, tu comida quedó en la conservadora -dijo señalandola, estaba sobre la mesa-, sí tienes hambre puedes comer y luego alcanzarnos. Estaremos un buen tiempo.
-- Creo que primero quiero tomar algo. 
-- Hay unas máquinas, puedes comprar jugos hasta café. -le dijo Abby.
-- Supongo que haré eso, vayan yendo.

Abby asintió y salió de la cabaña. Era un lugar amplió, habían quedado las tres en la misma habitación, habían tres camas, una normal de una plaza y una cucheta. Se sorprendió al ver una campera azul a pies de la cama, la cogió en sus manos y se sintió nerviosa de la nada.

-- Esto no puede ser de Reina y Abby -murmuró, la extendió en sus brazos para observarla bien- ¿De quién será? Mejor se lo preguntaré a Abby cuando este de vuelta. 

Krista se destapó y se levantó,  un poco mareada al principio pero luego ya no. Esperaba que no se hubiera armado un lió al hacerla entrar a la cabaña y acostarla, que ya había sido mucho. 
Krista suspiró. Ya pasó, no podía cambiarlo. Otra cosa más que no podía. 
Agarró una campera liviana de su bolso, se puso su capucha y sin peinar su cabello decidió salir.
Al ser de noche, no podía ver nada más que muchas cabañas a la par, pasó frente a ellas mientras observado a su izquierda el inmenso bosque que había allí. 

-- Oh lo encontré. 

Observo las máquinas rojas cerca de un edificio, unas cuantas cabañas había pasado. Dejó de caminar rápido y dudo en seguir, alguien estaba allí, no cualquier persona sino una que no quería ver.

Krista le observo, sorbía su lata de café mientras estaba sentado en una banca blanca, el fondo verde oscuro y una lampara de luz le iluminaban. Su cabello negro, sus ojos oscuros, era tal y como siempre le había visto. 
Pensaba que no quería verle, no después de esa discusión. Pero, tampoco quiso retroceder. Camino sin ver hasta quedar a pies de la maquina, introdujo una moneda y eligió un refresco, para su mala suerte, la lata no cayó. Tratando de no sentirse nerviosa por la mirada fija de Oliver volvió a repetir la operación, sin éxito alguno. 

-- Ahg, se está comiendo mis monedas. -susurro molesta.

Pensó que quizás era buena opción preguntarle a Oliver, aunque lo más probable es que él la ignore. Dudando mientras mordía sus labios, se giró de a poco. Una lata cayó en el tacho a su costado haciéndola sobresaltar, fue Oliver quién la había arrojado. 



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En el texto hay: primeramor, amor y odio adolescente, romance escolar

Editado: 22.04.2019

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