Special Chapter ten
Luego del viaje escolar, el receso de vacaciones no se hizo esperar. En un mar de confusión August y Krista estaban en medio de unas compras navideñas.
Krista estaba pensando en una nueva navidad, siempre le había gustado festejarlo. Sin embargo, ese año unas semanas atrás, su hermana se fue a vivir a otro país junto a su padre. Lo peor fue que su madre quedó destruida, causándole daño a ella.
Por eso, un día antes de navidad hicieron un descansó del dolor y fueron a comprar. Ya en el colectivo de regreso a casa, Krista observaba por la ventana, fue una sorpresa para ella escuchar de Abby que eran casi vecinos con August.
Abby... Pensaba, había actuado extraña desde el campamento. También August, quién solamente había contestado por cortesía su mensaje. No podía entenderlo, pero eso no significaba que no quería hacerlo.
Aunque era extraño, nunca antes se había sentido tan confundida. Mientras miraba por la ventana, podía notar que se acercaba a la casa de Abby, el colectivo se detuvo. Vio a una señora con unos niños entrar, como nunca había sido tan observadora, desvió su mirada. Pero, sintió su corazón acelerarse, miro de nuevo... Quedó sorprendida, se trataba de August.
Una sonrisa se creó en su rostro, estaba nerviosa por eso. ¿Cómo es que su corazón podía distinguirlo? No sabía si debía saludarlo o no, él estaba unos asientos adelante, a ella le pareció que ni siquiera la noto. Sin embargo, August la observó y sonrío moviendo su mano por lo bajo, no quería llamar la atención de los pasajeros y menos la de su madre.
-- ¿Quién es ese chico? -dijo su madre, Krista se volteó ya que ella estaba en un asiento atrás.
-- Es August Miller.
-- Oh, es el chico que te ayudo. -Krista asintió.
-- Es sólo eso. -dijo nerviosa. No quería que su madre piense que le gustaba... Aunque, bueno no estaba segura de nada.
-- Claro, claro. -dijo su madre volviendo la vista a su celular.
Vio hacia August quién ya se había sentado, su cabello estaba un poco corto. Él cargaba a su hermanita, la cuál miraba a Krista sin disimular.
Krista volvió su mirada a la ventanilla, sonrió para si misma, estaba feliz de verle antes de Navidad.
-- Es como un regalo de navidad. -murmuró felizmente.
-- Supongo que está libre. -al poco tiempo lo oyó. Miró a August quién estaba dispuesto a sentarse en el asiento frente a ella.
-- August.
-- Krista -dijo con una sonrisa-. ¿Compras navideñas?
Ella asintió. Era más que obvio.
-- ¿Y tú? -preguntó curiosa. Sabía que la casa de August no quedaba tan lejos.
-- Visita familiar, vamos a visitar a unos tíos para desearles Feliz Navidad -dijo de inmediato-. Es una costumbre familiar.
-- Eso suena divertido.
-- Nos reunimos con mis primos y hablamos toda la noche. -le conto emocionado.
Si, eso realmente sonaba entretenido. Puesto que las Navidades de Krista últimamente sólo eran para dos personas, tampoco era algo fuera de lo normal. Ya estaba acostumbrada a la rutina: vestirse para navidad con ropa nueva, escribir en su diario tres deseos, comer con su madre mientras ven television, brindar, ver los fuegos artificiales y quedarse viendo alguna serie hasta que el sueño le llegué. Ya había olvidado las Navidades junto a su hermana, quizás porque pasó tanto tiempo. Volviendo al momento, Krista sentía un poquito de envidia pero a la vez le hacia feliz.
-- ¿Qué hay de ti, Krista? -le preguntó.
-- Lo celebraré con mi madre. -ella sonrió.
-- ¿Vives sólo con tu madre?
-- Sí, mis padres se separaron hace unos cuántos años. Así que desde este verano sólo seremos nosotras dos. -comentó algo triste.
August noto eso de inmediato, así que no espero mucho para cambiar de tema.
-- Nos tocará el mismo salón, en el nuevo año. -dijo él.
-- Oh, es cierto. -ella lo recordó.
-- Espero que nos llevemos bien en este nuevo año, también deseo que no estés en problemas de nuevo. -dijo bromeando. Krista fruncio el ceño pero eso sólo lo hizo sonreír.
-- No creo ponerme en problemas de nuevo. Así que lamento decepcionarte. -dijo levantando una ceja y cruzandose de brazos.
-- Eso lo veremos.
Ambos rieron, aún faltaba un poco para llegar al destino de Krista. Sin embargo, estaba realmente disfrutando hablar con él y la verdad le sorprendió que el mismo se acercará a empezar la conversación.
-- ¿Te gusta la peluquería? -preguntó August. Quién intentaba indirectamente indagar con los gustos de ella.
-- Mmm... -ella sabía una sola cosa. Eran raras las veces que ponía mucha atención en su cabello-. No la odio, digo pienso que es entretenido.
-- ¿Qué haces en tus tiempos libres? -él hizo otra pregunta.
-- ¿Tengo opción de no contestar?
-- No veo por qué no. Somos amigos ya. -dijo con una sonrisa.
-- Mmm... Me gusta dibujar aunque... Eso ya lo sabías, supongo que también escribir historias cortas. -ella realmente lo estaba pensando.
-- Eres buena dibujando, lo he comprobado. -dijo haciendo que un sonrojo leve apareciera en ella. Quizás porque fue la primera persona en decirlo.
-- ¿En serio? -él sonrió.
-- Claro que sí. Incluso tengo un amigo que también sabe, pero creeme eres mejor que él.
Eso la hacia sentirse más que halagada. Sin embargo, él no deseaba endulzar sus oidos, sino que era sincero. La observó mientras ella miraba el paisaje, su cabello se agitaba por el viento de la ventanilla, la puesta de sol que entraba por allí, hacia ver su cabello con brillo. Era extraño, pero desde la última vez que la había visto, se veía aún más bonita para él.
-- Oye, ¿No te interesan los talleres de Verano? -Krista lo vio sorprendida. No sabía nada de eso.