Musa de mi corazón:
¿Cómo me quito esta opresión que siento en mi pecho?
¿Cómo me deshago de este nudo que tengo en la garganta?
¿Qué tengo que hacer para poder conciliar el sueño?
Mi cabeza está hecha un lío con tantos pensamientos que se acumulan en mi mente, ni ánimo tengo de salir de mi cuarto, solo deseo dormir y que todo sea un mal sueño.
Que no me equivoqué y que tienes en tus manos el pequeño poema que escribí para ti.
Que dediqué para ti.
Pero no, la realidad es que no sé qué es lo que contiene esa hoja y es lo que tiene a mi mente condenada a pensar.
Creo que Darel se siente culpable, pero el único que tiene que llevar el castigo soy yo, el tonto que no se percató de lo que su amigo le mostraba. Este será un fin de semana de agonía, uno donde seré esclavo de mis propios pensamientos.
Es por eso que escribo esta carta, buscando consuelo entre pequeños versos.
¿Qué contendrá esa monstruosa hoja?
Dueña de mis lamentos.
Tengo miedo, lo confieso, miedo de que en unos de mis intentos arruine la posibilidad de ser feliz a tu lado.
Tuve miedo, lo admito, la primera vez que sentí mi mundo dar vueltas por ti.
¿Tú tendrás miedo de mí?
Creo que hasta ahora reconozco esa incomodidad en mi corazón... ¿Qué pasará el día que sepas quién soy?
Muchas preguntas y ninguna con repuestas.
¿Te quedarás conmigo?
¿Podremos caminar por el mismo destino?
Sobre todo... ¿Me amarás, mi poetisa?