No podo creer lo que está pasando, ¡he sido escogido para probar la versión beta del nuevo juego de mi empresa favorita! Creo que voy a desmayarme en cualquier momento de la emoción.
Nunca me lo esperé, ni siquiera esperé que sacaran un nuevo producto cuando apenas este año a finales del mes pasado habían sacado un nuevo juego que fue un súper bum en el mercado, creo que a muchos nos habrá caído de sorpresa.
No es que me esté quejando― todo lo contrario la verdad―, es que me sorprende que vayan a lanzar otro juego nuevo cuando habían avisado que en marzo del próximo año sacarían uno nuevo en el que se encontraban trabajando.
También me sorprende que el nuevo juego sea uno Otome ya que estaban muy concentrados en los RPG, además, "Intercambio de Amor" es bastante versátil con respecto al amor, eso me agrada.
Desde que soy pequeño siempre me han gustado los videojuegos pero nunca había jugado uno Otome, todo empezó por la mano sagrada de mí prima, Cira, quien me mostró mi primer juego de ese tipo a la temprana edad de diez años, caí rendido ante él al instante. Y ahora con dieciséis años recién cumplidos sigo prendado por este tipo de juegos y sus increíbles personajes masculinos, aunque, solo Cira y Josh conocen mi oscuro secreto.
No es que sea gay, lo dudo, es que me gustan las historias románticas, se podría decir que soy muy cursi tanto como algunas chicas, pero a pasar de ser un éxito en los juegos de citas―con chicos―, nunca he tenido una novia en mi vida, y no es que no me guste nadie, es más, en mi clase hay una chica que me gusta desde que tengo nueve años. Su nombre es Marián, y es la chica más divertida, simpática y hermosa que he conocido en mi vida― junto a Cira y Nerea, aunque esta última tiene un temperamento explosivo de los mil demonios―, pero desgraciadamente, ella no me nota ni me ve con otros ojos que no sea de compañeros.
Sí, ni siquiera creo que me vea como amigo…
Es muy amable, y he compartido muchas palabras con ella, pero no me ve como alguien con relevancia en su vida, solo soy un conocido más en clases. Lo más gracioso de todo es que es la mejor amiga de mi prima, Cira, y además, cabe decir que es gracias a ella que pude cruzar algunas palabras con Marián.
Bueno, ya basta de recordar cosas tristes, tengo que centrarme en la gran noticia: soy uno de los pocos afortunados en probar el nuevo juego de E&U, sigo sin poder creerlo. Pero, como es normal en mi vida, cuando estoy muy emocionado o me ocurre algo de verdad bueno tengo que contarle a Cira, ella es mi mayor confidente, junto a Josh.
Por suerte, hoy hay escuela así que le podré contar a ver cómo queda, tal vez se muera de envidia, y tal vez así pueda intercambiar algunas palabras con Marián, no pierdo nada.
Miro la hora en mi teléfono, son las cinco y quince de la mañana, noto que a mi teléfono le queda poca batería, por lo que le conecto el cargador y lo coloco sobre la mesita de noche junto a mi cama. Voy corriendo a mi baño mientras me desvisto a gran velocidad, cuando llego junto a la tina por poco y me resbalo, gracias a mi gran torpeza, por mi cabeza pasa la posibilidad de golpearme con la tina y morir por una contusión y derrame cerebral. Sacudo la cabeza y borro esos pensamientos de mi mente.
Me dirijo hacia mi ducha, abro la llave con cuidado y compruebo la temperatura del agua, está algo fría pero como quiero llegar lo antes posible a clases decido no abrir el agua caliente y conformarme con la fría, ya que conociéndome, duraría al menos dos horas en el baño con el agua caliente.
Cuando termino de ducharme me seco rápido mientras tiemblo ya que, una corriente de aire frío azota mi cuerpo sin piedad alguna, me aproximo al lavabo y miro atento al espejo, observo mi rostro mientras lo acaricio con mis manos.
Hay veces en las que me pregunto cuándo es que me saldrá por lo menos un mísero pelo de barba, pero luego recuerdo que por genética es casi imposible. Mi familia (por parte de mi padre) es lampiña, por ende, yo también soy lampiño, además, el cabello rubio tampoco me da muchas esperanzas y si a mi padre no le sale pelo y es pelinegro yo no tengo nada que esperar.
Termino de asearme los dientes y salgo sonriente del baño para apresurarme y vestirme. Me lo pongo encima el uniforme de la escuela luego de echarme el desodorante y seguido me hecho algo de loción, nunca está de más oler bien. Me pongo las medias y los zapatos y creo ya estar listo para irme al colegio. Decido revisar cuanto se ha cargado mi teléfono, tiene un ochenta y siete por ciento de batería. Voy a esperar unos minutos más.
Oigo a mi padre llamarme para que baje a desayunar, obedezco apresurado, tengo tanta hambre que siento me está matando.
Bajo corriendo las escaleras —buscando que me termine matando con lo torpe que a veces puedo llegar a ser—, veo a mi hermana menor bailando y cantando frente la televisión, debe estar escuchando al tal Kentin, un cantante nuevo que carga a muchas chicas locas, me quedo quieto un instante, descubro anda escuchando la más reciente canción que ha sacado hasta ahora.
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Editado: 17.03.2019