Intihua

Capítulo 1: Un Día de Encuentros Inesperados

El sol se filtraba por las cortinas entreabiertas de la habitación de Jeed, pintando rayas doradas en el suelo de madera. Con un suspiro, Jeed se despertó, frotándose los ojos y estirándose en la cama. Aunque la luz del día inundaba su habitación, su corazón latía con nerviosismo por lo que podría enfrentar en las horas por venir.

Jeed, un joven de alta estatura con una apariencia que podría imponer respeto, siempre había usado su tamaño para ocultar un profundo miedo y cobardía que tenía sobre lo paranormal , era tanto que ni podía ver películas de terror. No era conocido por su valentía, y aunque intentaba mostrarse seguro ante los demás, su nerviosismo siempre estaba presente.

Después de desayunar, Jeed se preparó para salir. Aunque la ciudad de Lima estaba llena de vida, él sabía que también albergaba secretos oscuros y peligros que la mayoría de la gente prefería ignorar.

El día transcurrió con normalidad, pero esa noche, cuando Jeed se acostó, no pudo sacudirse una sensación de inquietud. El brillo de la luna llena se filtraba por las ventanas, iluminando su cuarto con una luz fría y abrasadora. Justo cuando estaba a punto de quedarse dormido, una sombra se materializó en el rincón de su habitación.

—Jeed —dijo una voz profunda y resonante desde la oscuridad—, te he estado buscando. Jeed se incorporó de un salto, su corazón martillando en su pecho. Frente a él, una figura sombría y casi etérea lo observaba con ojos que parecían escudriñar su alma. 

—¿Quién eres tú? ¿Cómo sabes quién soy yo? —preguntó Jeed, tratando de mantener la calma aunque su voz delataba un leve temblor.

La figura misteriosa avanzó un paso, desatando una cascada de preguntas en la mente de Jeed. —Soy un mensajero —respondió el extraño—. He venido a advertirte de un peligro que se avecina sobre el Mundo.

Jeed frunció el ceño, su mente girando con sospechas y preguntas. ¿Qué tipo de peligro podría amenazar a la ciudad y por qué este extraño había venido a buscarlo a él específicamente?

—¿Qué.....tipo de peligro? ¿Y por qué me necesitas a mí?

El mensajero extendió una mano, revelando un pequeño amuleto con un símbolo grabado en él. El símbolo del sol, era fascinante y extraño al mismo tiempo.

—Hay fuerzas oscuras que se están reuniendo en las sombras, Jeed. Fuerzas que amenazan con desatar el caos y la destrucción sobre la humanidad. Y tú, aunque no lo sepas, eres un Hijo del Sol, una de las pocas esperanzas que tenemos de detenerlas.

Jeed tragó saliva, sintiendo el peso de la responsabilidad que caía sobre sus hombros. No había tiempo para dudas ni vacilaciones; debía enfrentar este desafío aunque temblara hasta los huesos.

—¿Hijo del Sol? ¿Qué significa eso? Yo... yo no soy ningún héroe —dijo, intentando procesar la revelación.

La sombra se inclinó hacia él, su mirada penetrante y severa. —No tengo tiempo para tus dudas —dijo con dureza—. Este amuleto te dará acceso a un mundo oculto, donde podrás encontrar respuestas y aliados en tu lucha contra las fuerzas oscuras. Pero ten cuidado, Jeed. El camino que estás a punto de emprender está lleno de peligros y sacrificios. Los Hijos del Sol no son los únicos guardianes; en todo el mundo, hay otros como tú, cada uno protegiendo su tierra según sus propias creencias y mitologías.

Jeed tomó el amuleto con manos temblorosas, sintiendo el peso de la responsabilidad que implicaba. Miró al mensajero con una mezcla de temor y determinación.

—No sé si estoy preparado para esto —confesó Jeed, la inseguridad evidente en su voz—. No sé si puedo enfrentar algo así, ni se que es un hijo del sol. El mensajero no mostró comprensión ni compasión. —No es una cuestión de estar preparado. Es una cuestión de necesidad. Esta ciudad necesita tu protección no hay tantos como tú y tú eres su Hijo del Sol. No puedes huir de tu destino.

Jeed miró el amuleto nuevamente, sintiendo una extraña conexión con el símbolo del sol. Era como si una parte de él ya supiera que este era su destino, aunque fuera aterrador. Pero finalmente, levantó la vista, sus ojos lleno de miedo y cobardía.

—No…no puedo —dijo, devolviendo el amuleto al mensajero—. -No estoy listo para esto. No soy el héroe que necesitas-. Lo dijo con la voz quebrantada y con miedo.

La sombra lo miró con desaprobación.

—!Eres un cobarde!, Jeed. Pero te estaré vigilando en las sombras, esperando a que estés listo. Y sé que ese día llegará pronto, te guste o no.

Con eso, la figura se desvaneció en la oscuridad, dejando a Jeed solo con sus pensamientos. Se recostó en la cama, sintiendo el peso de su decisión. Aunque había rechazado la oferta, no podía dejar de pensar en las palabras del mensajero. El miedo había sido más fuerte que su deseo de hacer el bien.

Jeed suspiró profundamente, sintiéndose pequeño y vulnerable. Sabía que el miedo había dictado su decisión, y eso lo llenaba de una mezcla de arrepentimiento y confusión. Pero tal vez, algún día, encontraría la valentía para aceptar su destino y proteger a su ciudad de las fuerzas oscuras que acechaban en las sombras.



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En el texto hay: misterio, leyendas, drama

Editado: 29.05.2024

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