ÀithearfhloÙr

ESPERAME

Desde el fondo de una celda fría y oscura, iluminada apenas por la luz tenue del medio día, los desgarradores gritos de Saoiris resonaban por el lugar, con la única esperanza de que su padre le arrebatara a quien ella más amaba.

 

"¡Papá! ¡Sacame de aquí! ¡Por favor!", clamó con voz temblorosa, pero sus suplicas se esfumaban en un instante; mientras Saoiris luchaba por romper la cerradura de la celda, su padre, el Rey Arwhyen, se dirigía al campo principal del castillo, donde se encontraba atado un dragón, era rojo y sus ojos eran hipnotizantes, a simple vista parecía invencible, pero incluso hasta la bestia mas grande y feroz, puede llegar a ser tan frágil como una rosa. 

 

"¡VAYA! ¿pero que tenemos aquí ", dijo el rey en tono burlón, mientras miraba fijamente a los ojos de la creatura, "al parecer es uno de esos adefecios, que vienen a invadir mis tierras... ¿acaso vienes a comer de nuestras sobras?... ni siquiera son dignos de recibir nuestra preciada comida, ¡NADIE DE TU GENTE MERECE LO BUENO QUE NOS DA ESTA TIERRA! ¡NINGUNO DE USTEDES MERECE PARTE DE ESTA TIERRA!" cuando el rey termino de hablar, miro por ultima vez a aquel dragón y con un tono arrogante gritó:"¡OBSERVEN, PUES ASI MISMO, QUIEN DESAFIA LA AUTORIDAD DE SU REY, PAGA EL PRECIO DE SUS ACCIONES, QUE ESTE ACTO SIRVA COMO RECORDATORIO DE QUE MI PODER TIENE LIMITES MORTALES!"

 

Saoiris, al escuchar la proclamación de su padre, reunió toda su fuerza y empezó a golpear los barrotes con su cuerpo, no le importaba el dolor que sentía, no le importaba si sus huesos se quebraban, lo único que quería era salir de aquel lugar, lo único que deseaba era decirle por ultima vez que lo amaba y que estaría con el por toda la eternidad... Entonces Saoiris con la poca fuerza que le quedaba, se arrojo contra la puerta y esta se abrió.

 

El cálido atardecer, se vio opacado por la lluvia, Saoiris corría por los caminos empedrados que se dirigían al campo principal, a lo lejos vio al ejercito de su padre quienes empezaban a formarse en grandes filas en el campo, "¡A sus puestos! Armas listas, soldados" dijo el comandante principal que se encontraba junto al rey.

 

"De la orden cuando este listo Whecker, lo dejare en sus manos", el comandante asintió, en este momento Saoiris empezó a correr lo mas rápido que pudo, incluso perdió sus zapatos  y estaba totalmente empapada, tenia sus ojos llenos de lagrimas y sollozaba mientras se dirigía hacia el dragón, "¡PREPARADOS! ..... ¡APUNTEN! ..... ¡DISPAREN! " solos se escucho el lamento del animal, y un gran silencio invadio el lugar. 

 

"¡¡¡NOOO SAOIRIS!!! " exclamo el rey en un grito desgarrador, corriendo fue hasta aquel lugar, donde el cuerpo inerte de Saoiris, estaba unido al cuerpo del dragón con una flecha que conectaba sus corazones.

 




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