Itori: Recuerdos Perdidos

Búsqueda

—¿Tenemos que llevar esto? —se queja Zack, quien se hace llamar mi mejor amigo, mientras sostiene un viejo traje gris. Siempre luce descontento cada vez que propongo un plan, pero no importa cuantas veces se niegue, al final termina por acompañarme, por lo que no le presto mucha atención y me apresuro a cambiarme de ropa.

—Puedes irte cuando quieras, sabes que no te estoy obligando.

—¿Y si te ocurriese algo? ¿Qué les diría a los señores Durand? No, no, es más seguro que te acompañe, alguien tiene que frenar todas esas ideas tuyas. ¿Entonces a donde iremos?

—Escuché que todo pasa en el rincón del extraño, iremos allí a encontrarnos con alguien especial.

—¿Y qué se supone que es eso? No será otro de esos lugares peligrosos —Zack me mira preocupado, le sonrió en respuesta, y él suspira con resignación— ¿Qué es ahora?: un bar de vagabundos, un callejón del distrito Bronce, ¿un hospital abandonado?

—Un burdel.

—¿Qué? ¿Acaso enloqueciste? Olvidaste que estoy comprometido, Jane va a matarme si se entera de esto —dice nervioso llevándose las manos a la cabeza.

—No tiene por qué enterarse, además no haremos nada que te pueda meter en problemas, pero si te da tanto miedo, ya te dije que puedes irte —le respondo calmado.

—Daniel, no crees que estás exagerando —lanza una mirada seria—, has hecho suficiente, tal vez el destino no quiere que la encuentres.

—¡No es suficiente! Apenas han pasado dos años, no puedo rendirme tan pronto. Y si está en problemas, si me necesita.

—Y si no, tal vez ella siguió con su vida, tal vez es feliz, no tienes por qué obsesionarte con esto.

—Sabes que no importa lo que digas, no lograrás convencerme, iré —replico con determinación.

—Y es por eso que no puedo dejarte solo, quien sabe que locuras serías capaz de cometer. Pero, ¿no crees que hay un problema con tu plan?

—¿Cuál?

—Ella, no la has visto en años, llevas ese dibujo a todos lados, no has pensado que tal vez no se parezca, han sido que... ¿Ocho años? Ni siquiera se ha de parecer a ese retrato.

—Incluso si no se parece, si la veo, sé que la reconoceré.

—Y de qué sirve eso, si alguien que la conoce viera ese retrato, podría no identificarla.

—Su belleza es fácil de reconocer. —respondo con obviedad, pero Zack levanta las cejas incrédulo— Tiene el cabello castaño, pero cuando el sol brilla sobre el resplandece, sus ojos verdes son grandes, puedes ver la curiosidad que hay en ellos cuando te mira, su piel pálida es hermosa como terciopelo.

—Parece el retrato de una chica normal. Se más específico, ¿lunares, cicatrices?

—Tiene un lunar en el meñique de su mano izquierda y una cicatriz en forma de estrella en su brazo derecho.

Podían haber pasado años desde la última vez que la vi, pero aun mantenía un recuerdo vívido de su rostro. Tal vez debería hacer caso al consejo de Zack, sin duda sería más fácil para mí si pudiera rendirme ahora. Quizá solo es culpa, el recuerdo de cuando volví al orfanato a buscarla me ha estado atormentando desde entonces, ella ya no estaba ahí, tal vez olvidó nuestra promesa. ¿Soy un tonto por aferrarme al pasado? Pero, incluso si detengo mis pies y camino en la dirección opuesta, mi mente seguirá regresando a nuestros recuerdos, así que incluso si lo quisiera no puedo.

—¿Estás seguro que este es el lugar correcto? —pregunta mi amigo ligeramente inquieto.

—¿Tienes miedo? —hablo en tono retador, Zack se yergue enseguida en una falsa postura de valentía —Cuándo he tenido miedo, soy tu escudo ¿lo olvidas? —ahogo una risa y nos adentramos al lugar.

Muchas mesas redondas nos reciben después de cruzar la puerta, apenas había algunas vacías, por lo que nos apresuramos a tomar asiento.

—¿A quién se supone que buscamos? —pregunta Zack acercándose, casi en un susurro.

—No lo sé —respondo nervioso.

—¡Qué! Cómo que no lo sabes, me hiciste venir hasta aquí por nada —replica en un tono molesto, pero contenido para no llamar la atención.

—Escuché un rumor sobre un hombre apodado “Ojo Calavera”, dicen que tiene una habilidad extraña, que puede encontrar a cualquier persona solo con ver su retrato. —Zack me observa incrédulo levantando una ceja— No estás hablando de magia ¿cierto?

—No importa si es magia o no, si él puede encontrar a Isalia, entonces tenemos que hablar con él, escuché que frecuenta este lugar casi a diario, así que existe una gran posibilidad de que este aquí.

—Y cómo vas a encontrar a alguien que no conoces.

—Preguntando por él, obviamente —los ojos de Zack parecían querer abandonar sus cuencas de la molestia. Parece estar a punto de continuar con su reclamo, pero lo interrumpo haciendo un gesto a una de las camareras, ella se acerca de inmediato ofreciendo una gran sonrisa.

—Mis señores, ¿Quieren ordenar algo? —pregunta con voz dulce.

—No —responde Zack dando un respingo.

—Queremos algo de información —extiendo cuatrocientos zircs por un costado de la mesa, ella lo nota de inmediato, apresurándose a tomarlos y esconderlos en un costado de su vestido.



#2817 en Thriller
#1491 en Misterio
#5731 en Fantasía
#1189 en Magia

En el texto hay: reencarnaciones, drama, promesas

Editado: 29.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.