Itori: Recuerdos Perdidos

Desesperación

Un golpe repentino en la pared me despertó de un salto, confundida y asustada salí rápido de mi habitación, esperaba que no fuera lo que estaba pensando, llamé un par de veces a la puerta, pero ella no respondió; entonces, todos mis miedos cobraron forma, la señora Sara trataba de incorporarse sujetándose a la esquina del armario. Mis manos temblaban cuando me apresuré a buscar la medicina entre los cajones, este ataque era peor que cualquier anterior, estaba presentando signos de asfixia al mismo tiempo que hilos de sangre brotaban de su nariz.

—¡Pero que tonta!, debí haberme despertado antes— me recriminé a mí misma. Intento hacer que beba la medicina sin éxito alguno, no podía quedarme sin hacer nada; entonces, en medio de mi desesperación solo pude pensar en llevarla hasta la casa del doctor, que por fortuna vivía a solo un par de calles de distancia. Era demasiado temprano, por lo que tardaron en abrir la puerta, presa de la ansiedad terminé llamándolo a los gritos, él apareció unos minutos después con un aspecto cansado y despeinado, pero su semblante cambió radicalmente después de ver a la señora Sara, que estaba recostada sobre mi hombro.

—Nunca había presentado signos de asfixia, ¡no me advertiste que pasaría esto! —le reclamo por lo bajo.

—Tranquilízate, hablaremos de eso después —dice él. Busca en uno de sus estantes y toma un pequeño frasco de vidrio con un líquido verdoso, se tapa la nariz y me hace una señal para que me aleje. Lo miro aterrada. ¿Qué clase de medicina era esa? Abre el frasco frente a la señora Sara, quien se queda paralizada luego de inhalarlo.

—¿Qué cosa acaba de darle? —le reclamo furiosa. Pero entonces la señora Sara reacciona repentinamente.

—Es un nuevo tratamiento —comenta dubitativo.

—¡Tenías algo para ayudarla y no dijiste nada!

—No es algo que pueda usar a la ligera, es una medicina experimental, ni siquiera yo estaba convencido de que funcionara, la llaman esencia de Jakawi.

—Pero funciona, ¡al fin encontraste una cura! —exclamo emocionada.

—Aún no estoy muy convencido de esto, viene de Karalis, sabes cómo es la gente ahí. —Enfatiza, recalcando la fama de las tierras del Sur, en especial el reino de Karalis, del que se decía que muchos de sus habitantes practicaban magia oscura, la cual incluía sacrificios humanos y maldiciones—. Esto es más que medicina, es veneno, pero por algún motivo ayuda a calmar a pacientes como la señora Zuhei. Una enfermedad misteriosa, que solo se calma con medicina extranjera, que casualmente inventaron los que se hacen llamar brujos. ¿No crees que esto es muy extraño?

—¿Dónde lo conseguiste?

—No planeas... ¡Es peligroso! —advierte exaltado.

—¿Entonces que debo hacer? ¿Dejarla morir? Lo vi con mis propios ojos, eso puede curarla ¿no? Ella sufre todos los días, y yo no puedo hacer nada. ¡Está muriendo! no quiero no hacer nada, si hay una cura, incluso si viene del Sur, estoy dispuesta a aceptarla; por favor, seré cuidadosa —suplico al borde de las lágrimas. Él parece dudarlo, pero al final se decide y me entrega el pequeño frasco.

—Pregunta por el boticario en villa Alba. No es fácil de conseguir y tampoco económico. 

—No importa, pagaré el precio.

—Isalia, ten cuidado, úsalo solo cuando sea una emergencia, no sabemos qué tan peligroso puede llegar a ser.

Con el frasco en mi mano me sentía un poco más aliviada, tenía para al menos dos dosis, solo quedaba conseguir el dinero suficiente para comprar otro. Las siguientes horas las pasé cuidando a la señora Sara mientras dormía; pero mi cuerpo también se sentía cansado, por lo que en algún momento terminé por quedarme dormida, entonces una suave caricia me despertó.

—Mencionaste que tenías una entrevista importante hoy, por qué sigues aquí —dice la señora Sara, aun con voz débil— ¿Dónde estamos? —pregunta confundida mirando a su alrededor.

—Es la casa del doctor —le respondo restregándome los ojos.

—El doctor encontró una nueva medicina, esta vez sí funcionará, es casi como si fuera magia.

—Se hace tarde, deberías ir a esa entrevista —dice ella en tono desinteresado ignorando mis palabras.

—Lo haré, conseguiré ese trabajo y compraré la medicina.

—Isalia, mi hermosa niña. Tuve tres hijos maravillosos, ellos eran increíbles, fueron mi orgullo y mi pasión, pero una pequeña parte de mi se preguntaba, cómo hubiera sido tener una hija, tú respondiste esa pregunta y cumpliste ese sueño. Sé qué crees que estás en deuda conmigo, pero has hecho más por mí de lo que yo hice por ti, no te sientas culpable. La familia que tuve fue hermosa, fue como un sueño que nunca imagine tener, fue una buena vida; hasta que la guerra me los arrebató, entonces creí que moriría sola, mi corazón había perdido todo rastro de esperanza. Pero al conocerte sentí como si tuviera otra oportunidad, fue la lluvia después de una larga sequía. No te tortures por algo inevitable, has hecho suficiente, ve a esa entrevista, inténtalo, pero incluso si fallas, no es tu culpa.

—Suena como si te estuvieras despidiendo. Iré y lo conseguiré, lo prometo.

—No prometas cosas sin meditarlo —me regaña.

Durante años había evitado decir esas palabras, pero estas solo brotaron antes de que pudiera detenerlas. Estaba decidida a cumplir esa promesa. Me despedí de la señora Sara con una sonrisa que procuré sincera, pero ella permaneció en silencio manteniendo esos ojos tristes.



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En el texto hay: reencarnaciones, drama, promesas

Editado: 29.04.2024

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