Emily
Abrí mis ojos viendo a mi padre frente a mí, no pude evitar sonreír aunque mi sonrisa duro sólo unos segundos ya que pude distinguir que él no estaba solo en ese momento, estaba la familia Vander hablando con mi familia.
—Em… —Susurró él.
Todos en la habitación no hablaron más, sólo hablaba Shawn con mi hermano Ian. Parecían estar platicando de Itzitery. Me acerqué a ellos y tome asiento frente al sofá. Me encontraba sentada en el suelo, era fresco y me gustaba la sensación que esto me producía, ellos me miraron con el ceño fruncido y negaron señalando la puerta de afuera, la puerta del jardín. Me encogí de hombros y me levante para acercarme a la puerta, me fije que nadie pudiera verme pero luego sentí unas manos frías y grandes tomando mi hombro para que me acercara, al hacer esto lo vi y me quede completamente estupefacta sin comprender.
— ¿Qué haces aquí? —Pregunté mirando esos ojos marrones y su cabello alborotado.
—Te dije que te ayudaría a saber la verdad, bueno… aquí estamos. Ya no hay vuelta atrás… esto acaba de comenzar y no vas a poder salir corriendo de aquí, no hay manera de hacerlo —Dijo él mientras se llevaba la mano hacia su cabello para acomodar sus rizos marrones salvajes que tenía en la cabeza en este momento.
—Si hay manera de salir de aquí… ya lo hice una vez… sólo que ahora no recuerdo como fue —Me separe de él y comencé a caminar de un lado al otro.
Él se acercó a mí y caminó a mi lado imitando lo que yo hacía, era completamente ridículo. Esta vez yo parecía ser la líder de esta tortura de misión que él me había impuesto, me estaba poniendo nerviosa su actitud ya que no dejaba de hacer lo que yo hacía. Me detuve y lo tome de los hombros empujándolo contra un gran árbol que siempre jugaba con mi hermano.
— ¡Deja de imitarme! —Lo miré a los ojos con el ceño fruncido.
—Okay… ¿Sabes que puedes echarme de aquí? ¿Por qué sigo aquí?
Mi ceño se frunce al oír lo que sale de sus labios, lo miro a los ojos y me separo tratando de darle una respuesta a su pregunta, pero… no tenía una, yo… sólo no quiero estar sola cuando descubra la verdad. Pero si le digo la verdad sabrá lo débil y tonta que soy y tendrá otra razón para llamarme “niña idiota”, pero esta vez dejare hacerlo ya que realmente me sentía como tal.
Comencé nuevamente a caminar sin mirar atrás y luego la curiosidad me gana y lo observo, seguía allí con su rostro y mejillas completamente sonrojadas como cual tomate. Aún no entendía estas reacciones extrañas que él desarrollaba de acuerdo con mis acciones. Me resultaba tan extraño que no tenía respuestas.
— ¿No vendrás? —Pregunté desde donde me encontraba.
Él simplemente asiente y camina hasta llegar a mi lado, continuamos caminando lentamente.
Resbalo con lo que parece ser una gran raíz de árbol y trato de ponerme en pie con su ayuda pero me es imposible ya que la rama comienza a crecer y enredarme aún más la pierna, no me puedo levantar y él se da cuenta de eso así que simplemente me deja sola y niego con la cabeza lo más que puedo hasta que siento como toda la rama me tapa, no puedo respirar. La sensación es horrenda, no hay manera de salir de allí, me da mucho miedo. El pánico se apodera de mi cuerpo cuando puedo notar que a Shawn le estaba sucediendo lo mismo, no pude oír lo que él susurro pero apareció fuera de toda esa porquería en tan sólo unos segundos después. No entendía nada, todo esto ya era demasiado para mí.
—No puedo…
—Sí, vamos. Ya falta poco, recuerda… una vez lo lograste, ¿Qué cambio ahora? —Preguntó él.
Era verdad, yo podía y yo creía que podía así que no tenía opción. Simplemente cerré mis ojos y sonreí al sentir como la rama tapaba mis ojos, abrí mis labios y deje salir un pequeño suspiro para luego musitar a la distancia y sentir como el viento se lo llevaba a la nada misma:
“No es real.”
Abrí mis ojos viendo a Shawn a mi lado con una sonrisa amplia en su rostro, palmeo mi hombro y luego me ayudo a levantarme del suelo, la misión había llegado a su fin. Esta ya era la realidad y no había vuelta atrás después de cruzar esa puerta del más allá.
Dios mio…